El chocolate negro, un placer no tan culpable para tu salud (con moderación)
Corazón, arterias, riñones, cerebro… Hay algunos órganos que pueden alegrarse de nuestra pasión chocolatera siempre que se haga con calma
El chocolate negro no deja de ser una golosina o un dulce y como tal, se le debe mostrar cierto respeto. Que haya ciertas ventajas nutricionales o saludables asociadas a su consumo no abre las puertas a echarse sin dilación en sus brazos. Es cierto que, casi por definición, va a ser más sano que otros chocolates también populares como pueden ser el con leche o las chocolatinas. Sin embargo, no se trata de una patente de corso para entregarse sin freno a sus negras onzas.
El chocolate, sea del tipo que sea, siempre incluye una parte de azúcar añadido, al que se suman grasas saturadas que provienen de la propia manteca del cacao. Sin embargo, el chocolate negro supone un ligero resquicio. No estrictamente saludable, insistimos, pero sí más interesante que otros miembros de la familia del cacao, incluyendo a los solubles.
No vamos a convertir esto en un reino de taifas donde todo valga con el chocolate. Lógicamente, no todos tienen los mismos beneficios ni la misma calidad, pero como parámetro más o menos común, cuanto más grado de pureza tenga, menos azúcar supondrá.
En cualquier caso, la recomendación va enfocada a una ingesta precavida de chocolate negro —no más de dos onzas diarias— y a buscar en otros productos menos calóricos, grasos y azucarados las ventajas que se pueden relacionar con su consumo. En ese sentido, también es conveniente no asociar físicamente al chocolate más oscuro con el mejor chocolate o el más puro.
El tostado del cacao y la variedad son las responsables de un grado de intensidad mayor o menor en el color, por lo que no significa que un chocolate vaya a tener per se más porcentaje de cacao solo por ser más oscuro.
Los beneficios del chocolate negro
Lo importante no es solo consumir una cantidad moderada de chocolate negro, más como indulgencia que como alimento, ya que hablamos de un producto rico en calorías, grasas saturadas y azúcares. Según la categorización que Bedca incluye sobre el chocolate negro, hablamos de un producto con un 30% de grasas y nada menos que un 60% de hidratos de carbono, prácticamente azúcares en su totalidad.
Sin embargo, los parámetros de Bedca (Base de Datos Española de Composición de Alimentos) no son extrapolables a todos los chocolates negros del mercado. Algunos tendrán incluso más azúcar o grasas, pero otros tendrán menos, y también hablaremos de cantidades variables de fibra y minerales como hierro, magnesio y cobre.
Además, se debe hablar de los flavonoides, un antioxidante naturalmente presente en el cacao y que se traslada a los procesados, aunque no en la misma proporción, motivo por el que pretender que nuestra tableta de chocolate sea un producto antienvejecimiento no es del todo cierto.
Consumido con moderación, el perfil graso del chocolate negro, siempre que venga del lado de los insaturados, será interesante. Por eso, es una fuente habitual de ácido oleico, de ácido esteárico y de ácido palmítico. El segundo no cambia nuestros niveles de colesterol, pero el palmítico sí los eleva —en el caso del colesterol ‘malo’, el LDL—, pero no es el más abundante en el cacao.
Una defensa cardiosaludable
Consumir de manera moderada, apenas un par de onzas diarias, de chocolate negro puede reducir ciertos riesgos asociados a las enfermedades cardiovasculares. Según este estudio, el polvo de cacao disminuye el colesterol LDL oxidado, además de incrementar el HDL (el colesterol ‘bueno’) y reducir el total del LDL.
La explicación del LDL oxidado es aquel que ha reaccionado con los radicales libres, haciendo que este tipo de colesterol sea especialmente agresivo con otros tejidos, como pueden ser las arterias. De esta forma, los antioxidantes del chocolate negro protegen a las lipoproteínas del daño oxidativo, explica esta investigación de la Universidad de Pennsylvania State.
En un sentido similar, estos flavonoides también reducen nuestra resistencia a la insulina, por lo que decrece el riesgo de enfermedades coronarias o la propia diabetes, según explican estos estos estudios de la Università de L’Aquila (Italia) y del Instituto de Salud de Luxemburgo. Sin embargo, no se debe olvidar que el chocolate —incluso el negro— incluye azúcar, que puede generar el efecto contrario.
Una imprevista protección solar
La presencia de los flavonoides vuelve a ser relevante para combatir el daño solar —y su envejecimiento—. Además, al contar con un mejor flujo sanguíneo y una mayor hidratación, convertiríamos al chocolate negro en un potencial protector solar.
No significa que podamos reemplazar a los factores de protección habitual, pero sí que podría echarnos una pequeña mano. Según un estudio de la London University of the Arts, la MED (dosis eritematosa mínima) que es la cantidad mínima de rayos UVB requeridos para causar enrojecimiento de la piel se duplicaría tras consumir chocolate negro rico en flavonoides durante 12 semanas.
No es un beneficio abrumador ni significa que podamos desproteger nuestra piel de los rayos solares, pero sí es una pequeña ventaja asociada al chocolate negro.
Un pequeño estimulante
Consumir chocolate negro también puede significar una mejora de la función cerebral. Los beneficios vuelven a venir asociados a los flavonoides. Para ello, nos basamos en un estudio de la Universidad de Nottingham, donde tras cinco días de consumo de chocolate rico en flavonoides se apreciaba cómo el flujo sanguíneo hacia el cerebro aumentaba.
Este beneficio también se puede asociar a una reducción del daño cognitivo en personas mayores. De hecho, este estudio, también de la Università de L’Aquila avala que el consumo de chocolate negro puede venir asociado a una mejora de la fluidez verbal y una reducción de los factores de riesgo.
En un sentido parecido, el chocolate y el cacao contienen sustancias estimulantes como la teobromina, muy relacionada con la cafeína, y entre cuyos beneficios también está la mejora de la función cerebral a corto plazo, según una investigación de la Universidad de Bristol.