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Aceite de girasol: cinco alternativas y cómo sustituirlo en tu cocina de forma sencilla

Más allá de las frituras, hay soluciones para sustituir ciertos aceites, pero solo uno parece dar la tecla con todas las recetas

Aceite de girasol: cinco alternativas y cómo sustituirlo en tu cocina de forma sencilla

Una persona aliñando con aceite una ensalada. | ©Unsplash.

El aceite de girasol, aún siendo España un país productor de aceite de oliva, tiene un enorme predicamento en nuestra cocina. Es lógico, ya que es algo más barato que el aceite de oliva y también es más neutro en su sabor. Motivo por el cual suele convertirse en el aceite predilecto de frituras y otros platos preparados.

Sin embargo, la situación en el conflicto entre Ucrania y Rusia ha supuesto un varapalo al consumo e importación de este aceite vegetal. Aún no trasladado a los hogares, pero sí a los supermercados y comercios, son numerosas las cadenas que han puesto restricciones a la venta de aceite de girasol. Bien sea racionando por persona o por número las botellas que podemos comprar.

A pesar de no ser el aceite más utilizado de nuestras cocinas, sí es relevante, y por eso también podemos buscar alternativas a su consumo. Además, es muy habitual en la industria y en la hostelería, donde su precio, versatilidad y sabor le convierten en protagonista recurrente.

Cómo sustituir el aceite de girasol en la cocina

Dentro de las diferentes categorías del aceite, dos son los reyes indiscutibles de nuestro día a día: aceite de oliva y aceite de girasol. El primero puede venir en numerosas categorías, desde el virgen extra al extra, pasando simplemente por el aceite de orujo de oliva o el aceite refinado. En el caso del aceite de girasol es distinto, aunque haya numerosos reclamos comerciales, sus categorías están más unificadas.

Lejos están otras alternativas como el de linaza, el de sésamo, el de soja, el de coco o el de colza, que hasta los años 80 también fue muy importante en España, y que tras el escándalo del síndrome del aceite tóxico en 1981 supuso su práctica desaparición de nuestras cocinas.

Por tanto y debido a la notable presencia del aceite de oliva, quizá sea la forma más fácil de reemplazar al aceite de girasol, sobre todo si tenemos en cuenta la abundante oferta que hay de él y las cualidades organolépticas que se le asocian. Es cierto que formará parte de ciertas preparaciones, sobre todo en crudo, dando pie a reducir otras en las que el aceite de girasol sea preponderante, sobre todo en cocina.

Aceite de oliva

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La versatilidad del aceite de oliva y sus variantes le hace el más indicado para sustituir al aceite de girasol. ©Unsplash.

Cercano, accesible y todoterreno. Es difícil quitarle su papel dominante en nuestra cocina, aunque su consumo en los hogares solo duplica al del consumo del aceite de girasol, según avalan diversos informes mensuales del Ministerio de Agricultura. Las opciones, sin embargo, son muy amplias.

Aunque utilizar aceites de más calidad como el virgen extra redundan en el sabor y propiedades de nuestras preparaciones, la realidad es que no en todos los hogares se está por la labor de gastar más en pequeñas cosas. Por este motivo, el uso de los aceites virgen extra suele reducirse a las sazones o aliños finales, ya en crudo, de muchos platos. También por ser más intenso, matiz que hace que lo aparquemos en algunas elaboraciones donde el aceite está muy presente.

Por este motivo, la opción más lógica para no aportar tanto sabor a frituras —donde se usa gran cantidad de aceite— o ciertas salsas como la mayonesa es apropiado apostar por aceites de oliva refinados. Su precio y su menor intensidad avalan esta disposición, aunque también hemos de tener claro que tienen menos beneficios nutricionales que un aceite virgen extra.

Como resulta evidente, cualquier forma de sustituir el aceite de girasol será más plausible a través del aceite de oliva, escojamos el que escojamos.

Aceite de soja

Las ventajas del aceite de soja son bastante parecidas a las del aceite de girasol, sobre todo en las frituras. Es un aceite neutro de sabor, bastante plano y con un punto de humeo —la resistencia a quemarse— bastante elevado, por lo que serviría para nuestros fritos domésticos.

El problema es que, salvo en comercios orientales, no es tan frecuente encontrarlo en el día a día y también se advierten contraprestaciones de su uso. Algunas relacionadas con ciertas enfermedades neurodegenerativas, según explica este estudio de la Universidad de Riverside (California).

Aceite de sésamo

El aceite de sésamo no es una buena alternativa en cocina al aceite de girasol por su bajo punto de humeo. ©Unsplash.

También habitual en las cocinas orientales, su presencia ha ido ganando enteros en nuestra cocina. En este caso no hablamos de un aceite neutro cuando lo consumimos en crudo, pues es bastante aromático y ese perfil de semilla se percibe con bastante facilidad. Sin embargo, cuando se cocina con él y se alcanza cierta temperatura, no resulta tan potente.

Sin embargo, no es la mejor opción para fritos porque la degradación de sus ácidos grasos insaturados cuando lo llevamos a temperaturas elevadas es muy notable. Por este motivo, si apostamos por él es mejor utilizarlo a bajas temperaturas en recetas como salteados, woks o añadirlo en crudo a diferentes preparaciones. Motivos que hacen de él un difícil sustituto del aceite de girasol.

Aceite de lino

Es frecuente que pensemos en el lino como un material textil, pero su semilla (la linaza) también es susceptible de ser convertida en una grasa vegetal, que podríamos estar tentados de utilizar para reemplazar al aceite de girasol. En este caso tampoco es muy recurrente su uso ni presencia en nuestros comercios, pero sí es más o menos común en la cocina estadounidense y canadiense a la hora de aliñar.

En cualquier caso, hablamos de un aceite con un punto de humeo bajo (apenas 110º centígrados), por lo que no está recomendado para elaborar frituras ni para cocinar con él. Además, enrancia bastante rápido por la degradación de sus ácidos grasos —es muy bajo en los ácidos grasos saturados, eso sí—, por lo que es más frecuente utilizarlo en crudo.

Aceite de colza

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A pesar de la mala fama en España, el aceite de colza (canola) está muy extendido en Estados Unidos y Canadá. ©Unsplash.

También conocido como aceite de canola, su desaparición de los lineales españoles aconteció durante los años 80 tras el citado escándalo del aceite tóxico, pero hasta entonces era una alternativa barata y eficaz de encontrar una grasa vegetal todoterreno. De los aceites de fácil acceso es el que menos cantidad de ácidos grasos saturados posee, lo que también le permite alcanzar puntos de humeo bastante elevados en la fritura, siendo buen reemplazo para el aceite de girasol.

Aunque en España su consumo sea residual, es una grasa vegetal bastante popular en Estados Unidos, Canadá y en el norte de Europa, donde es habitual utilizarlo en los fritos. A pesar de su mala fama, si buscamos una alternativa neutra y resistente en las frituras, es una buena opción. El problema es su precio, elevado al tratarse de un producto generalmente importado y que lo convierte en una opción menos accesible que otros aceites.

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