Por qué muchas personas necesitan sexo después de una muerte o un funeral
El sexo no es lo mismo para unos que para otros, y numerosas personas recurren a él cuando sienten un gran dolor
La escritora Maria del Russo se ha atrevido a confesar públicamente lo que le ocurre a muchas personas en cuanto al sexo: que se excitan mucho después de una pérdida de un familiar. Como seres sociales y sintientes, relacionar sexualidad con muerte no parece lógico, pero, al parecer, sí que tiene su relación.
Pero antes de desvelar el misterio, veamos qué cuenta la escritora en la edición inglesa de la revista Cosmopolitan. «El mes pasado, mi abuela falleció después de una batalla de un año contra el Alzheimer. Los días siguientes los recuerdo borrosos. Me quedé con mi familia en Nueva Jersey, apoyando a mi madre con el funeral, y experimenté toda una gama de emociones que iban desde la risa nostálgica hasta el llanto histérico», comienza.
Tras ello, y ya en el velatorio, vio a su novio interactuando con los miembros de su familia, y sintió amor y excitación: «Me inundó un deseo de tener sexo que era tan fuerte que no sabía qué hacer con él. Salí de la funeraria (…) y todo en lo que podía pensar era en regresar a Brooklyn al día siguiente y acostarme con mi novio».
La escritora confiesa que esta no es la primera vez que le había ocurrido algo parecido, ya que, cuando murió su abuela Ángela, tres años antes, sintió «unas intensas ganas de tener sexo».
¿Por qué muchas personas tienen ganas de sexo tras sufrir una muerte?
Aunque el caso mencionado parezca curioso, lo cierto es que es bastante común. Así lo asegura la experta en relaciones de pareja Nancy Lee y atora de Don’t Sleep With Him Yet: «El sexo es un bálsamo. Según una investigación de la Universidad de Michigan, el dolor físico y emocional activan las mismas partes del cerebro. Por eso, cuando experimentamos dolor físico, nuestro cuerpo libera endorfinas, una hormona a base de péptidos que sirve como bálsamo para el dolor».
Y cuando sentimos ese dolor agudo, nuestro cerebro «busca automáticamente esas endorfinas». Y una forma de obtenerlas es mediante el sexo.
¿Por qué no les pasa a todos lo mismo?
Muchos se sentirán identificados con lo que estamos relatando mientras que a otros no les cabe en la cabeza. Según Lee, aquellos que tienden a tener un deseo sexual más alto y que experimentan más placer sexual parecen ser los que buscan sexo tras una pérdida. Mientras que los que tienen un deseo sexual más bajo, no lo hacen,
«Cuando tienes un deseo sexual alto, el sexo es más gratificante, por lo que es más probable que lo vincules con emociones positivas», apunta al respecto.
Aprovechar la vida
Otra explicación, relacionada con la anterior y no por eso excluyente, es que tras una pérdida, tenemos más deseos de aprovechar la vida. Y la vida es sinónimo de sexo.
«Perder a alguien pone la muerte frente a nosotros. Entonces, algunas personas usan el sexo para conectarse con la vida. La excitación por el duelo es completamente normal», asegura la psicóloga Alexandra H. Solomon.
A muchos les ocurre lo contrario
Mientras uno enfrentan el duelo de esta forma, otros pierden completamente el deseo sexual. El sexólogo Pablo Lozano afirma a Papel que «la inapetencia del deseo está asociada con el proceso de duelo por cultura y por efecto de la actividad cerebral ante la pérdida. La persona introyecta el dolor también como aislamiento y negación del placer, en una sociedad en la que la culpa y la imagen social proyectada tienen peso».
Si esto sucede con nuestra pareja, se debe respetar el proceso del otro sin juzgar y sin pedir ninguna explicación, ya que, como hemos visto, los humanos somos muy diferentes los unos de los otros.