Vuelta al cole: cinco consejos esenciales para preparar el regreso de los niños a las aulas

Septiembre de 2022, igual que para muchos padres supone volver a comer de táper en el trabajo, también supone una nueva normalidad para los millones de niños que inician el curso escolar. La vuelta al cole será para algunos un trabajo ya más o menos conocido, pero para otros niños, muchos de ellos marcados por dos años de pandemia y de restricciones, podría significar una nueva forma de enfrentarse al mundo.

Pensemos en esos niños que han pasado del preescolar y que ahora dan sus primeros pasos en la educación primaria, con los cambios que supone, o en el tránsito que muchos de ellos inician desde ese sexto de Primaria a los primeros compases de la ESO. Cambio de colegios, nuevos compañeros, nuevas aulas y en muchos casos obligaciones distintas a las que estaban acostumbrados a afrontar. Pensar que el retorno es simplemente comprar libros y conocer donde está el nuevo centro educativo es negar la realidad de un cambio que, además, va aparejado a una cierta morriña veraniega.

En este caso no se trata de presentar la vuelta a la rutina, tal y como comentamos hace unas semanas, donde ya explicábamos que era importante adaptarse a los hábitos anuales de sueño, comidas o actividades extraescolares, sino de ir más allá. Con el bullying muy presente en nuestras vidas, saber si nuestro hijo es víctima o verdugo cuando entra en las aulas es fundamental para atajar lo que esté sucediendo, sobre todo cuando afrontan un período de grandes cambios.

Además, como es lógico, no será igual para todos los niños y no tan niños. Dejar a un niño en preescolar no supone los mismos dilemas que saber que nuestro hijo empieza a ir al instituto. No son barreras meramente etarias, sino también de adaptación y en muchos casos, sobre todo cuando son pequeños, empezar a hacerles entrar en el mundo adulto sin que esto suponga un drama.

Vuelta al cole: normas, tiempo y adaptación

Aunque la casa tenga un conjunto de normas, nunca se asemeja a las que suceden en el colegio, partiendo por el administrador de justicia, ya que es habitual que los niños pequeños no comprendan quién es la autoridad que ahora les dice lo que sí deben hacer y lo que no. Conocer las reglas que rigen un colegio, hacer entender que ahora el profesor es quien ‘manda’ mientras papá y mamá no están (primer consejo) o de por qué el comportamiento del parque no es el mismo que en clase es fundamental para entrar con buen pie.

En muchos casos también los niños se tendrán que empezar a habituar a medir algo que no siempre sabemos cómo explicarles: el tiempo. Demostrar lo que es una semana laboral o por qué en el colegio se pasan determinadas horas del día e incluso por qué se pasan de mañana y no de tarde o noche entra en esa terapia que los padres deben cumplir con un mensaje positivo.

En este sentido es fundamental hacer entender a los niños que el colegio es su ‘trabajo’, igual que hacen papá y mamá, y que es parte de su responsabilidad. No tratar a los niños como bebés —sin pretender que sean adultos— (segundo consejo) es uno de esos nuevos cambios que afrontan con ganas e ilusión pues se les empieza a hacer partícipes de una vida distinta.

Cambios que además en la vuelta al cole pueden estar relacionados con nuevos entornos o ambientes, algunos lejos de nuestra casa, por eso también conviene familiarizar a los niños con ese recorrido. Dar paseos por fuera del colegio, saber hacia dónde estamos yendo o lo que hay en los alrededores, como parques o planes de ocio, son una forma de identificar la zona y de restar hierro al asunto para ese cambio.

Un mensaje de positividad

Ni se trata de prometer El Dorado en el colegio ni tampoco transmitir, aún sin pretenderlo, nuestra inseguridad (tercer consejo) ante el nuevo espacio que aparece con el colegio o el instituto. De lo que se trata, en resumidas cuentas, es de ofrecer a los menores una oportunidad que se abre camino antes ellos y que puede estar llena de experiencias novedosas, obviando posibles traumas o temores que los padres puedan tener de antemano: se trata de que su pequeña página de historia, no de que nosotros emborronemos de notas al pie su libro.

Ante ello hay que abrir también el panorama lúdico que se descubre (cuarto consejo) ante ellos. Los colegios, sobre todo en las primeras etapas, son lugares en los que el juego está siempre muy presente y, sobre todo, permite a muchos niños empezar a conocer a otros menores desde cero. El hecho de no tener amigos de antemano, sino destapar este horizonte, es una ventaja añadida para que los niños sientan una inquietud beneficiosa para jugar y conocer más gente.

Eso no significa que a los menores se les pueda hacer ‘bola’ el tiempo en el colegio, pues comprender cómo pasan las horas no es tan sencillo cuando nunca hemos estado habituado a ello y los ritmos de la vida adulta son ajenos a su percepción. Por este motivo, explicar que volveréis pronto a por ellos y que esta tarde iréis a recogerles es otro paso fundamental para que tengan ese aliciente, siempre mejor bajo una premisa de que os cuenten cómo ha ido el día y lo que han aprendido.

Además, como es lógico, debemos estar abiertos ante un abanico de ‘porqués’ que van a surgir tras cada día de colegio. También surgirán, sobre todo a medida que crecen, dudas y problemas que surgen en el colegio (quinto consejo) y que van a implicar comprender que papá y mamá no lo saben todo o que no son infalibles. Aceptar esta parte del diálogo con nuestros hijos en su vuelta al colegio, ser solícitos en esas primeras semanas y saber lidiar con las expectativas, ilusiones e incluso miedos que pueden aparecer en estos inicios es fundamental para que haya un equilibrio entre lo divertido y lo responsable donde siempre debemos estar presentes.