Los cuatro tipos de personas que no deberían comer carne, según los médicos
Aunque la mayoría de alimentos son buenos si se consumen de forma moderada, los filetes de carne no son para todos
Actualmente no es ningún secreto que el consumo de carne roja no es demasiado saludable. Aunque comer de todo, en cierta medida, está bien, siempre hemos de elegir aquellas opciones alimenticias que se adapten mejor a nosotros.
Por ejemplo, si hacemos mucho deporte, pues hemos de consumir más hidratos de carbono que si nos pasamos el día en la silla, o si tenemos deficiencia de alguna vitamina o mineral, pues hemos de comer alimentos que nos los aporten.
Pues eso sucede también con los filetes de vacuno, pues hay ciertas personas que no deberían comerlos. «Cuando comemos carne, el cuerpo la descompone y usa los componentes para sus propios fines, como desarrollar músculo y producir sangre, pero este alimento tiene un alto contenido de grasas saturadas, y el consumo regular de carne roja se ha relacionado con tener colesterol alto, padecer enfermedades cardíacas y desarrollar cáncer, particularmente el cáncer de colon», asegura el doctor Mike Bohl a Eatthis.
Aunque, como decíamos, la mayoría de alimentos son buenos si se consumen de forma moderada, los filetes no son para todos, y especialmente no los deberían de consumir estos siguientes tipos de personas:
Las personas que tengan problemas intestinales
La carne pueden ser perjudicial para las personas que tienen un estómago sensible, ya que «los problemas gastrointestinales dificultan la digestión de la carne roja», afirma el doctor.
Las altas cantidades de proteínas y grasas tardan mucho más en vaciarse del estómago, por eso, si nos duele la tripa después de comerla, no deberíamos seguir haciéndolo, ya que esa molestia es resultado del exceso de toxinas que se acumulan en el tracto digestivo.
Aquellos que tienen diabetes
La mayoría de las carnes rojas tienen mucha grasa saturada, lo que puede conducir a acumular más colesterol LDL (malo) en la sangre y aumentar la presión arterial del cuerpo. Por eso, «las personas con diabetes tienen un mayor riesgo de padecer enfermedades cardíacas, por lo que evitar los filetes evitaría un mayor aumento de su riesgo», asegura la Dra. Cedrina Calder.
Al respecto, las sustancias químicas producidas en el tracto digestivo por los microbios intestinales después de comer carne roja pueden ayudar a explicar parte del mayor riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV) asociado al consumo de este alimento, según una investigación publicada en la revista científica Arteriosclerosis, Thrombosis, and Vascular Biology.
Los investigadores descubrieron que comer más carne, especialmente roja y procesada, estaba relacionado con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular aterosclerótica: un 22% más de riesgo por cada 1,1 ración al día.
Según los autores, el aumento de la TMAO y los metabolitos relacionados encontrados en la sangre explicaban aproximadamente una décima parte de este riesgo elevado. También señalaron que el azúcar en sangre y las vías generales de inflamación pueden ayudar a explicar los vínculos entre el consumo de carne roja y las enfermedades cardiovasculares.
Cualquier persona con antecedentes familiares de cáncer de colon
Comer filetes de carne roja con frecuencia puede causar una serie de problemas de salud, pero más aún para las personas predispuestas a ello genéticamente. «Su consumo se ha asociado con varios tipos de cáncer, especialmente cáncer de colon», asegura la doctora Calder. «Así que si tenemos un fuerte historial familiar de este tipo de enfermedad, puede ser prudente evitar consumir carne».
Al respecto, según Harvard Health, las personas que comen 140 gramos o más de carne roja al día aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de colon en un 28%. Dicho esto, las carnes magras, como el pollo y el pescado, se han considerado preventivos de la enfermedad cuando se consumen a largo plazo.
Además, la Agencia para la Investigación contra el Cáncer, dependiente de la Organización Mundial de la Salud, publicó un estudio en el que aseguraba que la carne roja y la procesada podrían ser cancerígenas, produciendo especialmente cáncer de colon, próstata y páncreas.
Las personas con alergia a la carne roja
Obviamente, las personas que son alérgicas a la carne no deberían comerla. Hablamos del síndrome alfa-gal, descubierto recientemente, se define como una alergia a los productos elaborados con mamíferos, especialmente a la carne roja, informa Mayo Clinic.
¿Y cómo sabemos si somos alérgicos a la carne? Lo descubrirás con el primer bocado, ya que los síntomas se muestran en forma de urticaria, picazón y/o piel escamosa (eccema), secreción nasal, dolores de cabeza, dificultad para respirar, dolor de estómago, diarrea, náuseas o vómitos e hinchazón en partes del cuerpo como el labios, cara, lengua y garganta.
«Los investigadores consideran actualmente que aquellas personas que tienen reacciones anafilácticas frecuentes y sin explicación, y que se realizaron pruebas para detectar otras alergias a los alimentos con resultados negativos, podrían verse afectadas por el síndrome de alfa-gal. No existe otro tratamiento más que evitar la carne roja y otros productos derivados de mamíferos», añaden desde la citada clínica.