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Cómo correr con lluvia: las cinco claves para practicar deporte seguro cuando llueve

Charcos, resbalones, tráfico, peatones, hojas… Los riesgos de salir a hacer deporte cuando llueve se multiplican a cada paso

Cómo correr con lluvia: las cinco claves para practicar deporte seguro cuando llueve

Una mujer hace deporte en un día de lluvia | Freepik.

Salir a correr con lluvia puede convertirse en una práctica de riesgo tanto para profesionales como para novatos. Del mismo modo que hacer deporte cuando las temperaturas exteriores son adversas —tanto por lo alto como por lo bajo—, la lluvia supone un riesgo añadido para mantenernos en forma y acechar donde menos la esperamos.

Los excesos de confianza, un material de mala calidad o no comprobar bien la pisada pueden convertir un sencillo ejercicio en una torcedura, una caída o, esperemos que no, en algo peor. Además, correr con lluvia no es solo un riesgo añadido para el que sale a practicar deporte, sino también para el que nos rodea y que supone agudizar aún más nuestros sentidos para que no nos ocurra nada malo.

Aunque sabemos que para los que están acostumbrados a hacer deporte al aire libre meterse en un pabellón o en una cinta para no correr con lluvia puede ser poco menos que un sacrilegio, hay que saber también cuándo lo lógico o cabal se debe anteponer a las ganas de mantener ciertas rutinas. Va al gusto de cada uno, claro, pero porque un par de días pasemos por la cinta o por el gimnasio y nos evitemos un aguacero sobre nuestras costillas no va a ocurrirnos nada.

Todo lo contrario que puede suceder al correr con lluvia —aunque no parezca que estemos hablando de running y runner y sí de Fórmula 1—, pero la realidad es que, salvo unas pocas zonas de España, es un deporte de riesgo donde es habitual que veamos aceras mal adecuadas e incluso peligrosas balsas de agua en nuestros recorridos favoritos.

Una mujer pisa un charco al correr con lluvia
Charcos y balsas de agua pueden amargar nuestra salida y empapar nuestros pies. | Freepik

Para intentar que nadie este otoño e invierno acabe en Urgencias y poder minimizar los riesgos, vamos a explicaros cómo correr con lluvia y cómo practicar deporte seguro al aire libre cuando las circunstancias meteorológicas no están de nuestra parte. PD: sabemos que siempre hay alguien que adora correr con lluvia. Incluso para esas personas, estas claves vendrán bien, aunque también puedes repasar este reportaje en THE OBJECTIVE con cinco claves para hacer deporte seguro al aire libre cuando hace frío.

Cómo correr con lluvia: riesgos y consejos

Un material inadecuado, no haber trazado convenientemente la ruta, no analizar nuestro tipo de pisada, las distancias… Aunque parezca que correr con lluvia es lo mismo que hacerlo con buen tiempo salvo por un detallito, conviene tener claro que correr bajo una intensa lluvia aumenta el riesgo de lesiones y también de otras patologías que podemos vincular al mal tiempo.

Como es evidente y aunque resulte obvio, os recordamos que antes de ponernos a correr con lluvia es bastante conveniente echar un vistazo a la información meteorológica como para saber en qué condiciones vamos a hacer deporte. Pocas sensaciones hay más ingratas que las de tener que darse la vuelta a media marcha porque nos sorprende una tromba de agua.

Revisa tu material

Zapatillas demasiado gastadas, cordones sueltos, la ausencia de capuchas o material impermeable y transpirable pueden ser fallos de novato que, cuando hace buen tiempo, pasen desapercibidos. Sin embargo, correr con lluvia, del mismo modo que si condujéramos, nos obliga a mantener una puesta a punto de nuestros materiales.

Prioriza utilizar zapatillas que tengan una especial tracción y que mantengan una suela que permita reducir el riesgo de resbalones, además de prestar atención a cordones bien atados. Como es evidente, salir a correr con una capucha y con un chubasquero o ropa que permita transpirar pero sin empaparnos serán parte de las claves de estas andanzas. Además, es obvio que la lluvia va a hacer que nuestro equipamiento pese más, así que también tengamos esto en cuenta.

Analiza tus recorridos

Un hombre pisa un charco al salir a correr
El pavimento se vuelve más inestable y resbaladizo al correr con lluvia. | Freepik

Es posible que haya lugares cotidianos donde sales a correr como parques, aceras o jardines que, cuando cambian las circunstancias climatológicas, se puedan convertir en una pesadilla. De hecho, cuando llega el otoño y el invierno estos lugares se convierten en trampas para el runner y hacen que correr con lluvia sea el más difícil todavía.

Por ejemplo, esas zonas ajardinadas pero pavimentadas donde se acumulan gran cantidad de hojas durante el otoño pueden ser cepos para los corredores, ya que pisar estas hojas reduce nuestra adherencia al suelo y aumentará el riesgo de caídas. También correr por arena blanda que se convierta en barro incrementa las posibilidades de golpes o torceduras. En estos casos, lo mejor es intentar aprovechar aceras limpias y donde no haya acumulación de agua en forma de charcos.

Extrema la precaución de constipados y gripes

El otoño y el invierno son las dos estaciones por antonomasia para pillar constipados y gripes, que acechan en casi cada esquina. Si a eso le sumamos el deporte al aire libre y el peligro añadido de correr con lluvia, nuestro cuerpo puede reaccionar peor y hacer que salir a correr un par de días se acabe convirtiendo en un constipado o una gripe que nos ate en casa.

Una mujer tose después de hacer deporte
Nuestro organismo es más sensible a ciertas enfermedades respiratorias durante el otoño y el invierno. | Freepik

Esto se debe a que hacer ejercicio cuando el tiempo es frío o húmedo convierte a nuestros cuerpos en más susceptibles a la enfermedad porque perdemos temperatura más rápidamente y nuestro sistema inmune no reacciona igual de bien. Esto se debe, por ejemplo, a que el aire frío inmoviliza los cilios (esos ‘pelillos’ dentro de las vías respiratorias que echan a los gérmenes que entran en nuestro organismo) y también a que hay virus respiratorios estacionales que se encuentran más cómodos durante el invierno y el otoño.

Reduce ritmos

Una pareja es sorprendida por la lluvia al salir a correr
Conviene bajar el pistón durante los días de lluvia. | Freepik

Esto va en gustos, pero nuestras recomendaciones apuntan a que en esos días en los que el mal tiempo condiciona la marcha, es mejor ir más despacio (el clásico ‘sin prisa pero sin pausa’) para garantizar los apoyos y fijarnos en nuestras zancadas —incluyendo pasos más cortos y con menos altura— que minimicen las torceduras o las malas pisadas.

Se trata de hacer deporte de manera saludable y de ser precavido, no de intentar batir nuestros récords personales cuando las circunstancias ambientales están invitando a lo contrario. Además, bajar un poco el pistón tiene bastante relación con la última, pero no menos importante, razón para correr con lluvia de manera segura.

Aumenta la previsión de terceros

La lluvia no viene solo acompañada de la incomodidad de llevar las gotas encima y de haber tenido que reducir la velocidad, sino que también condiciona en gran medida la visibilidad y esto hace que, generalmente, no veamos igual que en un día despejado y luminoso porque nos cuesta más reaccionar a peatones o coches. Tengamos en cuenta que no todo el mundo lleva nuestra velocidad ni todo el mundo se espera que aparezca un corredor de improvisto, motivos que hacen que debamos extremar las precauciones en cruces, pasos de cebra o en las propias aceras.

Multiplicar estas señales, tener algún reclamo luminoso o reflectante (como un chaleco) y prestar más énfasis que nunca al tráfico y a su señalética son las claves para que de repente no aparezcamos en un paso de cebra y un coche que no nos ve nos pueda pegar un buen susto.

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