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Batatas vs. patatas: por qué deberías hacer más caso nutricional a las primeras

No solo valen como alternativa golosona para postres, sino como una opción real para el mundo de los salados

Batatas vs. patatas: por qué deberías hacer más caso nutricional a las primeras

Una bandeja con batatas asadas | ©Freepik.

Las batatas (también llamado bonito o camote) son las hermanas dulces de las tradicionales patatas, pero eso no quiere decir que debamos renunciar a este tipo de tubérculo cada vez más común en nuestro día a día y que puede tener ciertas sorpresas nutricionales que nos vengan de maravilla para reemplazar a las patatas puntualmente.

No estamos diciendo que abramos la veda hacer unas patatas a la riojana con boniato, pero si descubrir ciertas bondades que la batata puede tener y que su homóloga no tiene. Como es evidente, las batatas (Ipomoea batatas) son también un tubérculo de origen americano y que desde hace unos cuantos años ya se empiezan a ver en nuestros mercados con facilidad.

De una piel de color marrón y una carne anaranjada, la batata es extremadamente popular en algunas cocinas latinoamericanas, especialmente la peruana y la mexicana. Sin embargo, en el recetario occidental también podemos utilizar este tipo de tubérculos para preparaciones muy sencillas como las patatas asadas, las patatas fritas o simplemente para hacer un puré de patatas. En este caso, lo único que habrá que hacer es sustituir la patata por la batata.

No todo son milagros, evidentemente, pero si es cierto que este tubérculo puede tener algunas ventajas que nos vengan de maravilla. De hecho, su color anaranjado (aunque hay otros colores como rosas, blancos, rojos o incluso púrpuras) nos da una pista de algunas de las bondades nutricionales aparejadas a su consumo.

Los beneficios nutricionales de la batata

Batatas, también llamadas camote o boniato
De origen americano, este tipo de tubérculos también se conocen como camote o boniato. | Freepik

Las batatas no dejan de ser un tubérculo cargado de almidón y eso significa que tiene bastantes hidratos de carbono. Sin embargo, tiene un índice glucémico mucho más bajo que el que tiene la patata, lo cual puede ser una ventaja para intentar reducir ese subidón de azúcar que sentimos cada vez que consumimos hidratos de carbono.

Con una cantidad curiosa de proteínas por cada 100 gramos de producto crudo, realmente su gran beneficio viene por ese aporte de carbohidratos (unos 20 gramos por cada 100 gramos de producto). Por fortuna, uno de los grandes tesoros de este tipo de tubérculos está en la fibra alimentaria que incluye (unos 3 gramos por cada 100 gramos de producto), lo cual nos puede venir bien dentro de una dieta equilibrada para tener mejores digestiones y poder alimentar a nuestra microbiota como ya te explicamos previamente en THE OBJECTIVE.

De hecho, es importante también valorar qué tipo de almidones incluye la batata. En este caso, igual que la patata, hablamos de que la mayoría de ellos son rápidamente digeribles (y aumentan ese índice glucémico), pero alrededor de un 20% nos vendrá bien para regular los niveles de azúcar en sangre y para favorecer a esa flora bacteriana en nuestro intestino que permita digestiones más suaves. Además, igual que sucede con la pasta, podemos conseguir el famoso almidón resistente cuando cocemos y enfriamos la batata, lo cual hace que el almidón se convierta en fibra.

Un humus elaborado con batatas
Se puede utilizar en recetas a base de cremas y aperitivas como el hummus. | Freepik.

Además, mencionábamos que la batata tiene una cantidad de proteínas relativamente curiosa (2 gramos por cada 100 gramos de producto). Está claro que no es una proteína de alto valor biológico ni tampoco es una proteína muy abundante como puede pasar con los huevos, la carne o el pescado, pero si es relevante cuando se entiende que la batata tiene una virtud nutricional fundamental en la cocina de países en desarrollo donde la abundancia de proteínas no es tan notable como en nuestra sociedad.

Por qué apostar por las batatas frente a las patatas

Es muy posible que las batatas nos engañen y pensemos que estamos ante un producto más dulce y azucarado que la patata convencional simplemente por su sabor. Pero la realidad a nivel nutricional es que ambas andan muy parejas, tanto niveles de agua como el carbohidratos, grasas y proteínas. Sin embargo, si es cierto que las batatas tienen un índice glucémico menor, pero también tienen algo más de azúcar (casi residual) y bastante más fibra.

Un bol con batatas cocidas y troceadas
La forma más saludable de consumirla es cocida. | Freepik.

Sin embargo, la ventaja de la batata no va a venir solo por el nivel de los macronutrientes, sino por los micronutrientes. Tanto batata como patata son buenas fuentes de vitamina C y de potasio, aunque la batata (o boniatos o camote) tiene bastante más cantidad de betacaroteno, que es un impulsor de la vitamina A y que nos vendrá de maravilla para cuidar de nuestra salud ocular y de la salud de nuestra piel.

Por contra, uno de los peligros de la patata (en cantidades exageradamente altas, eso es cierto) estaría en la presencia de ciertos glicoalcaloides, una sustancia común en las plantas sola energías que podría tener efectos perjudiciales a largo plazo si se consumen esas grandes cantidades. Por este motivo y por su versatilidad, la cantidad de fibra y de vitaminas que incluyen las batatas las convierten en una fortaleza más saludable que la propia patata.

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