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Resfriado y gripe: las cinco cosas que no deberías hacer cuando estás malo

Comer, hacer deporte, beber a destiempo o dormir poco se debaten entre el debe y el haber de combatir estas enfermedades

Resfriado y gripe: las cinco cosas que no deberías hacer cuando estás malo

Una mujer con gripe en la cama. | Freepik

Otoño e invierno acechan a nuestras pituitarias y a nuestro sistema respiratorio para apoderarse de la costa de los virus que llegan con el resfriado y con la gripe. Ahora que el COVID-19 parece un fantasma del pasado, los enemigos habituales del mal tiempo resurgen de sus cenizas para amargarnos las Navidades sin ningún tipo de consideración.

Sin embargo, es evidente que no debemos confundir lo que es un resfriado con lo que es una gripe, aunque hay ciertos errores comunes y sobre todo, ciertos caminos, que nos pueden venir bien para contrarrestar a unos y a otros con las mismas armas.

Lo que damos por sentado es que todo el mundo comprende que no hay que correr a urgencias al menor síntoma, que hay que descartar que puede tratarse por una infección de COVID-19 y que por supuesto no debemos consumir antibióticos salvo que nos los prescriba un médico.

También hay que tener en cuenta que por mucho que nos protejamos, seguimos siendo vulnerables a que estos virus se cuelen a través de nuestras narices y acaben amargándonos dos o tres días, e incluso una semana. La duración de un resfriado o una gripe cambia de unas personas a otras, y como insistimos, nadie está exento de poder caer enfermo durante este periodo del año.

Un hombre resfriado mira con cara de incredulidad
De igual modo, ambas patologías vienen marcadas por la presencia de distintos tipos de virus. | Freepik.

No obstante, resulta evidente que hay algunas cosas que no deberíamos estar haciendo cuando estamos malos. No, no nos referimos a ciertos matices del sentido común, como no juntarnos con demasiada gente a la que podemos pegar estos virus o mantener una actividad cotidiana de alta intensidad como la que llevaríamos en el día a día.

Del mismo modo, es lógico que intentemos discernir claramente cuándo se trata de una gripe y de un resfriado, a pesar de que ambas puedan ser patologías provocadas por virus. En el caso de la gripe, el dolor muscular y la fiebre son muy habituales. En el caso del resfriado, ni fiebre ni dolor muscular son recurrentes, pero sí lo son la tos seca y la mucosidad, así como el dolor de cabeza, que son factores que no se replican en la gripe.

Los cinco noes cuando se tiene gripe o resfriado

Caer en la tentación de no cuidarse cuando la infección ya ha aparecido es un error, como también lo es el hecho de mantener ciertas dinámicas en las que minimicemos la aparición de síntomas. Eso no quita que haya errores peores que, a priori, pueden parecer ventajas a la hora de tratar estas enfermedades y pueden resultar contraproducentes.

Darte una ducha fría

Una mujer joven en la ducha
Una ducha fría es un mal remedio para atajar la fiebre que puede devenir por procesos gripales. | Freepik.

Cuando la fiebre hace acto de presencia durante una gripe, es muy común que creamos que el problema está en las altas temperaturas de nuestro cuerpo, pero la realidad es que es un síntoma con el que debemos lidiar nos guste o no. Lo más conveniente es consumir medicamentos antipiréticos, y mantenerse abrigado, pues es también muy común que se sucedan los escalofríos o esa sensación de estar destemplado.

Por el contrario, es un error recurrente durante una gripe el hecho de ver en la fiebre y en la alta temperatura corporal como un enemigo, razón por la que una ducha fría nunca va a ser la solución. De hecho, va a provocar un extra de estrés a nuestro organismo, pues lo va a obligar luego a recuperar la temperatura habitual y corremos el riesgo de sufrir una hipotermia.

Hacer deporte de manera intensa

Salvo que seamos profesionales acostumbrados a realizar deporte o entrenar con bastante intensidad, practicar deporte cuando estamos acatarrados, resfriados o con gripe es otro error bastante habitual. Primero porque es habitual que nuestras vías respiratorias altas estén obstruidas y también porque exista cierto dolor muscular que nos incapacite.

Pero, sobre todo, es un error porque nuestro cuerpo está pidiendo algo de reposo para recuperar su equilibrio y el deporte realizado con alta intensidad va a suponer lo contrario, además de exponernos a más riesgos. Por este motivo, si piensas que se quitan haciendo ejercicio, olvídalo: la gripe no se suda.

No permanecer hidratado

Es complicado, sobre todo cuando aparece faringitis o molestias en la garganta, beber suficientes líquidos, pero la realidad es que son fundamentales para que intentemos sobrellevar estas patologías lo mejor posible. Cuando estamos hidratados, hacemos más líquido el moco y combatimos la congestión.

Lo mismo que sucede con los dolores de cabeza. Es bastante habitual que por la falta de hidratación sean más molestos. Del mismo modo, esta hidratación debe correr a cuenta de agua, aunque también de infusiones o caldos, nunca de bebidas carbonatadas o alcohol, como resultaría evidente.

Dejar de comer

Un plato de sopa
Ni muy contundentes ni demasiado especiados, pero sí equilibrados: así deben ser los platos durante estos momentos. | Freepik.

Es otro de los talones de Aquiles de estas patologías y una razón muy habitual, cuando el cansancio o la inapetencia nos invade, invitando a apartar la comida y a no estar correctamente alimentados. Es lógico que la apetencia cause estragos y que además cierto tipo de platos no inviten a ser los protagonistas, pero aún así debemos comer.

Ingerir calorías, hidratos de carbono y proteínas va a servir de combustible para que nuestras células se recarguen y puedan combatir a los virus de la gripe y de los resfriados. De hecho, te recuperarás antes si te mantienes bien alimentado, lo cual es fundamental en todos estos proceso víricos, ya sean gripales o catarrales.

No dormir lo suficiente

Una mujer resfriada duerme
Dormir en posición lateral es lo más conveniente para poder toser o estornudar sin problemas. | Freepik.

Es muy común que nos suponga un conflicto dormir bien por las noches cuando estamos acatarrados, resfriados o con gripe, sobre todo cuando esto viene acompañado de problemas pulmonares y respiratorios previos (por eso conviene tener un humidificador y dormir con la cabeza elevada).

Aún así, el dolor o los problemas respiratorios pueden torpedear nuestro descanso nocturno y conciliar el sueño. Por este motivo, conviene recurrir a las siestas durante el día para ejercer esa función de reposo que nos permita ir recuperándonos poco a poco. Por tanto, nada de aumentar la actividad o pensar que con menos descanso y sueño vamos a encontrarnos mejor.

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