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Vapear: siete riesgos para la salud de esta alternativa al tabaco

Ni la panacea ni inofensivo. Estos son los peligros que pueden acontecer con el uso de estas alternativas al tabaco tradicional

Vapear: siete riesgos para la salud de esta alternativa al tabaco

Una mujer utilizando un vapeador | ©Freepik.

Desde hace unos años vapear —el famoso vaping— se ha puesto de moda con cigarrillos electrónicos y vapeadores. Opciones con nicotina y sin nicotina conviven con estos inhaladores que asemejan un cigarrillo de tabaco y que, como veremos, siguen entrañando riesgos para la salud.

Alimentados por una popularidad creciente que los hace parecer inocuos, lo cierto es que ni son la panacea ni son recomendables. Es evidente que su uso es menos nocivo que fumar tabaco de la manera tradicional, pero eso no los exime de riesgos. Especialmente cuando siguen incluyendo nicotina, pero no solo por este estimulante hay peligro.

Independientemente de que se fume o se vapee, hay un potencial daño para la salud, tal y como informa el Ministerio de Sanidad a través del Plan Nacional sobre Drogas. La realidad, reforzada por la evidencia científica, apunta entre otras causas al daño de los vasos sanguíneos. Así lo atestigua la revista científica Radiology, incluso refiriéndose a las opciones sin nicotina.

La otra evidencia, como también indica el Ministerio, es que no debe utilizarse ni el vapeador ni el cigarrillo electrónico para dejar de fumar. Lo conveniente, por tanto, es no hacer ningún uso de estos aparatos. Por desgracia, su implantación relativamente reciente en el mercado impide que se comprueben los efectos a largo plazo de vapear.

Imagen de una mujer al vapear con un cigarrillo electrónico o vapeador

Con cuentagotas, los estudios que relacionado vapear con diferentes problemas de salud se van publicando y las pruebas apuntan a que seguirán aumentando. En toda esta relación también es clave la diferencia entre los vapeadores y los cigarrillos electrónicos, además de las alternativas que sigan conteniendo nicotina.

Según un estudio de 2019, las partículas que se inhalan durante el vapeo incluyen agentes oxidantes, aldehídos y, en ocasiones, nicotina. Todas estas relaciones se aparejan así a una hipotética afectación al corazón y al sistema circulatorio. Al final, aunque no se produzca combustión, ciertas investigaciones mantiene que el uso de cigarrillos electrónicos aumentan los riesgos cardiovasculares.

Infarto, angina de pecho o hipertensión se citan entre las posibilidades. Además, más investigaciones señalan como sector de población especialmente sensible a aquellas personas que ya padecen afecciones cardíacas. Entre la misma lógica, igual que siempre se habla de enfermedades como el cáncer de pulmón, el EPOC o el enfísema pulmonar, es el sistema respiratorio uno de los que más sufre con este hábito.

La realidad es que vapear, sea con o sin nicotina, altera la función pulmonar y que ciertos compuestos pueden aumentar la toxicidad, oxidación e inflamación de los tejidos pulmonares. Por desgracia, las pruebas necesitarán de muy largo recorrido para comprobar los efectos, tanto para el vapeo como para los cigarrillos electrónicos.

Problemas de salud bucodental

Quizá no en la misma manera que el tabaco fumado, pero el vapeo también puede suponer problemas de salud bucodental. Entre los ejemplos citados, diversos estudios apuntan a que la exposición a los aerosoles de los vapeadores va aparejado a ciertos peligros.

Dos hombres vapean en una barra

Entre los más citados se apunta al desarrollo de bacterias que a medio y largo plazo también supondrían el aumento del riesgo de caries. También se vinculan a una inflamación de las encías, lo cual ya es otro riesgo añadido para enfermedades como la periodontitis o la gingivitis, como ya te contamos en THE OBJECTIVE.

A ello ha de sumarse que esa irritación de boca, encías y garganta también se produce, lo cual supone problemas respiratorios. Una realidad que se ha consolidado con estudios que avalan que además daña las células y tejidos bucales.

El riesgo de la nicotina

Partiendo de que fumar tabaco es pernicioso, el hecho de que el cigarrillo electrónico o el vapeador tenga nicotina sigue siendo evitable. Lo cierto es que la presencia de la nicotina favorecerá la adicción, lo cual hace más susceptible de ‘engancharse’. Por este motivo, empezar vapeando tampoco es recomendable, pues crece el riesgo de dar el salto al tabaco convencional en el futuro.

Eso no quita que la nicotina, más allá de adictiva, suponga consumir más y más de estos vapeadores debido a ese carácter. Aún así y por sí solos, los cigarrillos electrónicos o los vapeadores sin nicotina también se vinculan a esos problemas respiratorios antes mencionados, además de la inflamación de vías pulmonares y de los vasos sanguíneos.

La afectación en embarazadas de vapear según qué sabores

De manera concebido como algo poco agresivo, recientes investigaciones también sugieren que, en función del tipo de sabor vapeado, las consecuencias pueden ser aún peores. Es el ejemplo de un estudio que vincula vapear productos con aromas a menta o mentol con mayores riesgos de aborto. La prueba además sugiere, aunque no confirma la razón, que este tipo de aromas serían especialmente más perjudiciales que otro tipo de ‘sabores‘.

No es la primera vez que se apunta a ello, pues hay pruebas de que las concentraciones de ciertos saborizantes pueden tener riesgos potenciales, citando entre algunos de los más nocivos y comunes al diacetilo, al acetilpropionilo y a la acetoína. También sucede con otros ejemplos, como pasa con el cinamaldehído (presente en la canela), la o-vanillina (presente en la vainilla) y la pentanediona (presente en la miel) tienen efectos celulares tóxicos.

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