Depresión de verano: qué es y por qué también el buen tiempo puede amargarnos
El buen tiempo o las vacaciones no tienen por qué suponer una alegría para ciertas personas que padecen un tipo de depresión estacional muy concreta
Podría parecer un contrasentido que la depresión de verano también aparezca. Ese mood de tristeza, melancolía y apatía se vincula más al mal tiempo, al frío o a la oscuridad. Sin embargo, lo cierto es que hay depresiones estaciones incluso cuando el buen tiempo aparece. Por este motivo, conviene poner cara a la depresión de verano y saber cómo atajarla y por qué sucede.
Lo primero de todo, como explica la American Psychiatry Association (Asociación Estadounidense de Psiquiatría), es recordar que la depresión no es un estado de ánimo o un capricho. Se trata de una enfermedad diagnosticada que afecta gravemente a la salud mental y que en nuestro país afecta a alrededor de tres millones de personas.
Por tanto, hablamos además de un trastorno depresivo mayor, como sucede con lo que se denomina —en este caso— como trastorno afectivo estacional y que tiene una fuerte vinculación con los cambios de estación. De esta manera, su inicio y su fin se suele sintetizar en la misma época del año, coincidiendo con dicha temporada.
La cuestión, como también indica Mayo Clinic, es que esta sintomatología de la depresión de verano puede ser leve al principio. Del mismo modo que sucede con cualquier trastorno afectivo estacional, conviene no infravalorar los síntomas y comprender que no es un simple bajón anímico puntual.
Depresión de verano: qué es
A grandes rasgos, la depresión de verano no difiere de cualquier otro trastorno depresivo en cuanto a sus síntomas. Evidentemente, las diferencias llegan asociadas a por qué se produce. Es aquí donde se aprecian las grandes diferencias que, en su mayor parte, tienen que ver con razones orgánicas.
No en vano, la citada American Psychiatry Association ha tratado en el pasado la vinculación entre la afectividad y la estacionalidad, aunque es cierto que no se han obtenido pruebas concretas que relacionen la aparición de esta depresión de verano. Entre algunas de las causas que se apuntan es a una reducción de la actividad de la serotonina.
Otras teorías apuntan a que los trastornos afectivos estacionales se deben a las irregularidades en la secreción de melatonina. En tal caso, se trataría de una sobreabundancia que aumentaría la sensación de somnolencia y cansancio. Una realidad que también apunta a los problemas de conciliación de sueño que el horario de verano, excesivamente luminoso, podría suponer para determinadas personas.
Debido a esta disrupción entre hormonas, ambas son fundamentales para regular los ritmos circadianos, se podría entender mejor la depresión de verano. No obstante, no existen teorías demostradas que justifiquen su aparición.
Síntomas de la depresión de verano
Apenas existen diferencias de la depresión en verano con otros síntomas de las depresiones en otras épocas del año. El problema, como también sucede con la depresión enmascarada o la distimia —de las que ya te hablamos en THE OBJECTIVE— es que sus síntomas pueden remitir con cierta facilidad sin que percibamos los motivos.
Eso no quita que se parezcan mucho entre sí. Apatía, tristeza o decaimiento son el pan nuestro de cada día en este tipo de patologías. También en la pérdida del interés en las actividades cotidianas, que también se asocia a una falta de energía. Curiosamente, sucede que también se duerma mucho, pero que sea un sueño poco reparador que no permita descansar correctamente.
Como es habitual, este tipo de episodios depresivos también acaban alterando nuestras rutinas alimenticias. De esta manera, los antojos y el gusto por determinados alimentos más calóricos como las grasas o los ricos en azúcares añadidos suelen ser el ‘imán’ en este tipo de situaciones.
La forma de afrontar todos estos síntomas pasa a través del diagnóstico, donde ha de ser un especialista tanto en psicología como en psiquiatría los que aporten luz a lo que está sucediendo. A partir de ahí, la farmacoterapia y la psicoterapia son los pilares principales sobre los que construir la recuperación.
Como en otros episodios depresivos, la depresión en verano también debe contar con el apoyo de los que rodean a la persona. Especialmente cuando se culpa —o le culpan— de cómo puede estar mal cuando hay buen tiempo o vacaciones. Este tipo de trastornos también pueden así hacer que el paciente se sature, pues no consigue disfrutar de este tiempo o, peor aún, el tiempo libre del que dispone acrecienta sensaciones de soledad.