Mucha más carne y huevos (y menos verduras y frutas): así es la dieta evolutivamente correcta
El nutricionista Juan Bola publica un controvertido libro en el que señala que es imprescindible basar nuestra alimentación en la carne
Mientras cada vez hay más vegetarianos, flexitarianos y veganos en nuestro país (se estima que el 13% de la población española lo es), existe, paralelamente, otra corriente que defiende justo lo contrario: aumentar el consumo de carne. Y Juan Bola, nutricionista y técnico en Actividades Físicas y Deportivas, es uno de los precursores de lo que él llama «dieta evolutivamente correcta».
Bola, que es uno de los mayores referentes españoles en lo relativo a la alimentación baja en carbohidratos, la dieta cetogénica y el ayuno intermitente, acaba de publicar su libro Nutrición evolutiva. El despertar de la especie (Ed. Alienta), en el que defiende que los humanos hemos de volver a las pautas alimentarias que tenían nuestros ancestros, para así evitar numerosas enfermedades, entre otras cosas.
«Tras años de estudiar y poner en práctica las mejores alternativas para la alimentación, la salud y el bienestar en general, mi conclusión es que el estilo de vida cazador-recolector, adaptado a los tiempos modernos, es la forma más eficiente para vivir mejor», afirma el experto en su libro.
Y se apoya en que «los requerimientos nutricionales actuales del Homo sapiens, que se han forjado a lo largo de 3-4 millones de años de evolución del género Homo, realmente tienen poco que ver con lo que se sugiere hoy en día como la alimentación óptima para el humano, basada en cereales, legumbres y otros vegetales. ¿No será el estar tan lejos de nuestras raíces lo que nos está haciendo animales más frágiles y susceptibles a la enfermedad?», se pregunta.
Bola, en su estudio, defiende el consumo de carne por encima de cualquier otro alimento, pues «nuestros antepasados fueron superdepredadores, hipercarnívoros, cuya dieta se componía en más de un 70 por ciento de fuentes animales. De hecho, se estima que hace 2 millones de años, el Homo habilis ya estaba especializado en la caza de animales grandes y medianos con alto contenido en grasa».
Cuantos más vegetales incluyas en tu día a día, menor será la densidad nutricional que adquieras, tanto porque son alimentos de menor densidad nutricional que los de origen animal, como porque en su composición encontramos ciertas sustancias denominadas «antinutrientes»
Por todo ello, el autor no está de acuerdo con el afán que impera hoy en día de basar la dieta en vegetales, ya que va en contra de «nuestra historia evolutiva»: «La pena es que lo están consiguiendo y ser vegano o vegetariano está de moda. No tengo nada en contra de ellos, pero realmente es una alimentación antifisiológica».
«Cuantos más vegetales incluyas en tu día a día menor será la densidad nutricional que adquieras, tanto porque son alimentos de menor densidad nutricional que los de origen animal, como porque en su composición encontramos ciertas sustancias denominadas antinutrientes que actúan quemando nutrientes esenciales o inhibiendo la absorción de ciertos macronutrientes. Son sustancias que las plantas han desarrollado a lo largo de su historia evolutiva para protegerse de sus depredadores, algunos son sustancias químicas que actúan como una especie de pesticidas naturales», afirma.
La alimentación moderna evolutivamente correcta para por consumir mucha carne y huevos
Por todo ello, Bola defiende que hay que consumir muchísima más carne, ya que es «el mejor alimento para el humano». Entre todas las carnes, el nutricionista aboga por:
- Animales domésticos: como ternera, buey, cordero, pollo, pavo, conejo, cerdo…
- Embutidos curados sin manipulación del alimento original, como la cecina, el jamón serrano y el lomo embuchado, pues «son alimentos tienen una alta densidad nutricional con una de las proteínas de mayor calidad».
Puedes consumir catorce, veinte o treinta huevos a la semana. La cuestión es mantener una cantidad similar todas las semanas
Asimismo, el experto aboga por incrementar los huevos en nuestra dieta, pues «nos aportan la mejor proteína natural del mundo, tienen un perfil lipídico muy parecido al de la leche materna y contienen todos los micronutrientes esenciales a excepción de la vitamina C. Además de ser la principal fuente dietética de colina. Puedes consumir catorce, veinte o treinta huevos a la semana. La cuestión es mantener una cantidad similar todas las semanas y, si consumes pocos huevos, no pasar de cinco a treinta de golpe, siempre poco a poco».
Mariscos, pescado y grasas saludables, también en la lista
Además de la carne y los huevos, Bola apunta que en el tercer escalón de la pirámide estarían el marisco y el pescado, por ese orden: «Son alimentos de una gran densidad nutricional y que en otra época de nuestra historia evolutiva compartirían base con los animales terrestres».
Tras ello, encontraríamos las grasas saludables, como las aceitunas, el aguacate, el coco y los frutos secos y semillas. «Y también se incluyen algunas grasas saludables procesadas, pero con buenos procesos detrás, como el aceite de aguacate y oliva virgen extra de primera extracción en frío, aceite de coco de extracción en frío, mantequilla y ghee, y grasas animales como el tocino».
Frutas y vegetales: no son imprescindibles en la dieta
Al contrario de lo que apuntan muchos expertos en alimentación, el autor no pone a los vegetales en los primeros puestos de la pirámide alimenticia, ya que «no son imprescindibles para conseguir los requerimientos diarios de nutrientes. Llevando una alimentación con alta densidad nutricional bien gestionada procedente de alimentos de origen animal, alta en nutrientes de alta biodisponibilidad en su forma activa y sin antinutrientes, sería más que suficiente».
Al respecto, Bola apunta que «uno de los grandes problemas de los vegetales en la actualidad es el uso masivo de químicos en forma de pesticidas, biocidas o fertilizantes. Tus productos frescos deben ser ecológicos y, aun así, mi recomendación es que los laves y cocines correctamente para minimizar la exposición».
Los vegetales de hoy en día tienen menos nutrientes, más antinutrientes y más tóxicos. Como resultado, el ser humano lleva una alimentación de baja densidad nutricional, con una menor capacidad de absorción y con un mayor requerimiento de antioxidantes
Asimismo, apunta que «las frutas modernas tienen muchos más azúcares, especialmente fructosa y glucosa, y menos fibra, lo que genera esa sensación dulce en la boca a la cual los seres humanos somos adictos. Hoy en día, las frutas son las golosinas de la naturaleza».
Sin embargo, el nutricionista sí que recomienda un mínimo consumo de vegetales, siempre que sean de temporada, ecológicos o de un huerto de confianza, pues puede «traerte muchos beneficios en tu microbiota intestinal y en su producción de nutrientes, como son los ácidos grasos de cadena corta como el butirato. Por eso, en una pirámide nutricional evolutivamente correcta, en la base encontraríamos la grasa y la proteína animal y los vegetales estarían incluidos en el escalón siguiente, reflejando un menor consumo».
«Los vegetales de hoy en día tienen menos nutrientes, más antinutrientes y más tóxicos. Como resultado, el ser humano actual lleva una alimentación de baja densidad nutricional, con una menor capacidad de absorción y con un mayor requerimiento de antioxidantes. No sólo debemos llevar una alimentación evolutivamente correcta, también necesitamos suplementarnos para potenciar nuestra salud», apunta.
Los lácteos, innecesarios
Entre otras de las afirmaciones que Bola hace en su libro, destacamos que tampoco recomienda el consumo de lácteos.
«Hemos sobrevivido millones de años sin tomar ningún tipo de lácteos después de la lactancia, al igual que otros mamíferos, y nuestra fisiología es un reflejo de ello. Durante el período de lactancia, que hay que intentar alargar lo máximo posible, el organismo está adaptado para digerir de una forma eficaz la leche materna. Después de este período, el ser humano deja de producir progresivamente con la edad las enzimas necesarias para digerir correctamente los lácteos», afirma.
«Los lácteos no son esenciales; de hecho, hay ciertos estudios que han encontrado un vínculo con el consumo de lácteos y mayor riesgo de fracturas en hombres y mujeres en edades avanzadas», finaliza. Un tema controvertido que, por cierto, ya te comentamos en THE OBJECTIVE.