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Vitamina D: cinco beneficios para tu salud que conviene saber a corto y largo plazo

Fundamental para cuidar de nuestros huesos y dientes, pero también para prevenir la demencia o el Alzheimer, esta vitamina tiene más que decir

Vitamina D: cinco beneficios para tu salud que conviene saber a corto y largo plazo

Una mujer mayor hace deporte en un parque | ©Freepik.

Es hablar de vitamina D y que, inmediatamente, se nos vaya la cabeza a sus bondades relacionadas con tomar el sol o la protección solar, de lo que ya te hablamos en THE OBJECTIVE. Sin embargo, la vitamina D tiene mucho más que decir cuando hablamos de nuestra salud.

Quizá pasen desapercibidas otras de sus funciones, más aún cuando algunas parecen pensadas a corto plazo. No obstante, la realidad es que la vitamina D es fundamental por muchas otras razones y en muy diferentes períodos de nuestra vida.

También es cierto que puede pasar desapercibida en su ingesta, sobre todo porque nos fiamos de la luz solar y su radiación para recibirla. Por desgracia, incluso en un país como España —con bastantes horas de sol— somos un país deficitario en vitamina D. Una realidad que, por ejemplo, no tienen los países nórdicos, pues recurren a la suplementación a menudo. Algo de lo que quizá debiéramos aprender, especialmente porque no toda la radiación solar se recibe igual, ya que varía en función de las estaciones.

Por este motivo, si necesitásemos recurrir sólo al sol para obtenerla durante el invierno, necesitaríamos más exposición al sol de la habitual. Por contra, en verano, con muchas más horas de sol y con una mayor incidencia de los rayos solares, la síntesis de vitamina D es realmente sencilla con unos pocos minutos diarios.

Vitamina D: dónde encontrarla y por qué la perdemos

Una mujer mayor hace deporte al aire libre
Gracias a una mejor absorción de calcio y fósforo, esta vitamina es clave para mantener huesos y dientes sanos. ©Freepuik.

Cuando hablamos de vitamina D hablamos de una vitamina liposoluble que, como precisamos, la genera nuestro cuerpo a través de la exposición solar. También la obtenemos de la dieta, pero en mucho menor medida. Entre los ejemplos de los alimentos que nos pueden echar una mano solemos ver pescados azules, además de cierta casquería y productos como el huevo o determinados mariscos.

También suele ser muy frecuente en productos que se fortifiquen con este tipo de vitamina. Sucede habitualmente con la leche y los lácteos, además de con cereales o zumos, pero no son fuentes naturales de vitamina D. En el caso de los pescados, conviene citar al salmón, a las sardinas o incluso al atún en lata, mientras que en el caso de los mariscos es interesante presentar a las gambas y los langostinos.

Curiosamente, lo anteriormente comentado respecto al déficit de vitamina D en un país con muchas horas de sol, se solapa con ciertos hábitos o complicaciones. Vivir en zonas contaminadas, exponerse poco a la luz solar, la vida en interiores o utilizar protectores solares reduce la forma en la que sintetizamos a través de la radiación solar.

Para comprender que puede haber un déficit de vitamina D conviene buscar ciertos síntomas que debe diagnosticar un médico. Cansancio, dolores musculares y fatiga, además de fracturas óseas, especialmente en edades avanzadas son relativamente habituales. Muchas se vinculan a la osteoporosis, ya que su absorción permite también que el calcio y el fósforo en los huesos se aproveche mejor.

Los beneficios de la vitamina D para nuestra salud

Hay estudios que la relacionan con adelgazar o perder peso. Por contra, la gente con sobrepeso es, a menudo, gente con déficit de vitamina D. Sin embargo, una investigación comprobó que personas con obesidad que recibieron suplementos de vitamina D perdieron más peso —dentro de una dieta— que las personas que no lo tomaron.

Un hombre mayor con Alzheimer
Esta vitamina influiría positivamente en el desarrollo de Alzheimer o demencia. ©Freepik.

También determinada literatura médica explica que esta vitamina puede ser interesante en ciertos patrones de salud mental. De hecho, avalan una reducción del riesgo de depresión en pacientes que tomaban suplementos de vitamina D. Además, suelen identificarse niveles bajos de vitamina D en episodios de depresión o de ansiedad. Aun así, conviene comprender que pueden ser factores concomitantes de numerosas enfermedades o patologías.

Varias píldoras de vitamina D
En el caso de no llegar a la cantidad diaria de vitamina D, los médicos suelen prescribir suplementos. ©Freepik.

Una misma realidad —la del déficit vitamínico— que conecta con el riesgo aumentado de sufrir esclerosis múltiple. Lo cierto es que además aparecen vinculaciones entre las enfermedades cardiovasculares y niveles bajos de vitamina D, aunque los mecanismos que lo interconectan no están del todo claros.

Lo que sí está claro es lo que ha probado una investigación reciente, asociando niveles bajos de esta vitamina con riesgos acrecentados de demencia y alzheimer. Una publicación en la revista especializada Alzheimer’s & Dementia probó que los ancianos que toman suplementos de vitamina D tienen un 40% menos de probabilidades de desarrollar demencia en comparación a los que no la tomaron.

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