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Las causas que reducen la testosterona en los hombres (y por qué es importante saberlo)

Son varias las causas detrás de la reducción de una hormona clave en la vida del hombre

Las causas que reducen la testosterona en los hombres (y por qué es importante saberlo)

Un hombre y una mujer en la cama | ©Freepik.

La testosterona es la hormona masculina por excelencia. Eso no significa que sólo la tengan los hombres, pero sí que es mucho más abundante que en las mujeres. También importa destacar que, aun siendo una hormona clave en la salud sexual, no es esta su única misión en nuestro organismo.

Disparada a partir de la adolescencia o preadolescencia, a partir de los 11 años, la testosterona se secreta en los testículos principalmente y es fundamental en el desarrollo reproductivo del hombre. No obstante, insistimos, no es ésta su única misión.

Además, y como sucede en otros apartados de la vida, a medida que envejecemos, también vamos perdiendo testosterona. Eso, de nuevo, no quiere decir que sea la edad la única causa que va mermando nuestros niveles de testosterona, ya que existen otros factores que también reducen su producción.

En términos generales, más allá de lo vinculado al aparato reproductor, la presencia de la testosterona también se relaciona con un correcto crecimiento óseo. Por esta razón, existe una conexión directa entre la testosterona y la prevención de la osteoporosis, como alega numerosa literatura médica. También mejora el rendimiento físico y el aumento de la fortaleza o de la masa muscular, una razón extra por la que se relaciona con la virilidad.

Cuál es la función de la testosterona

Una mujer enfadada con su pareja en la cama por falta de testosterona
La baja producción de testosterona se vincula a un mal desempeño sexual. ©Freepik.

Ese par de apartados no ocultan que, repetimos, la principal virtud de la testosterona es fomentar y fortalecer la salud genital y reproductiva del hombre. Su secreción promueve el desarrollo del aparato reproductor, además de la aparición de las características que marcan el desarrollo físico del hombre como la barba o el vello, la nuez de Adán o el cambio de la voz.

A nivel interno, la testosterona también favorece la producción de espermatozoides y la consecuente fertilidad. También en la formación del semen y, si hablamos en términos psicológicos, no se puede obviar que la testosterona juega un papel fundamental: su recorrido es necesario para mejorar la libido y la salud sexual.

También tiene virtudes antiinflamatorias y antioxidantes, además de mejorar la circulación sanguínea, debido a una acción vasodilatadora. Razones que hacen que, aunque el sexo no nos importase, deberíamos tener claro que la testosterona es nuestra amiga en cualquier fase de la vida. Por desgracia, son muchas las situaciones que implican su decrecimiento y, por suerte, algunas son evitables o corregibles.

Las causas que reducen la testosterona en los hombres

A medida que envejecemos, la testosterona va reduciéndose de forma paulatina. Mayo Clinic estima que, entre los 30 y los 40 años, se va reduciendo alrededor de un 1% al año. Por este motivo, también indican que debe tenerse claro si se debe a un envejecimiento natural o al hipogonadismo, una enfermedad que dificulta la producción de la testosterona por problemas en los testículos o con la glándula pituitaria, que es la que ejerce el ‘control’ sobre los testículos.

Elementos que nos pueden ayudar a entender cuándo estamos ante una reducción de testosterona son más o menos notables. Entre los ejemplos que más se citan, los relacionados con la salud sexual. Menos deseo, menos erecciones espontáneas o incluso infertilidad se vinculan a su reducción. También podrían notarse aspectos físicos como más grasa corporal o menos fuerza y/o volumen muscular. También depresión o tristeza podrían vincularse a esta merma, la cuestión es saber por qué.

Sobrepeso

El sobrepeso y la obesidad es uno de los factores que más dinamitan nuestra producción de testosterona. De hecho, es una de las causas más habituales. Aquí se establece una relación entre el tejido adiposo —la grasa— y la resistencia a la insulina, amén de la dislipemia y los procesos inflamatorios.

Por ello, la producción de testosterona se ve afectada, ya que son numerosos los estudios que han comprobado que la ganancia de peso graso y la reducción de los niveles de testosterona van de la mano. Motivo por el que sería conveniente mejorar nuestros hábitos de vida y realizar deporte para reducir esos niveles de grasa y, por tanto, estimular el desarrollo muscular.

Estrés

Para hablar de testosterona y de estrés hay que hablar necesariamente de la secreción de otra hormona: el cortisol. De él te hemos hablado en otras ocasiones y, aunque tiene virtudes, un exceso de sus secreciones —como las que suceden en momentos de estrés— puede torpedear la producción de testosterona.

La literatura médica es clara en este respecto: un nivel muy elevado de estrés se refleja en el equilibrio hormonal en el que el cortisol se dispara a costa de, por ejemplo, la testosterona. Por eso, conviene reducir los niveles de estrés si queremos que de nuevo la testosterona vuelva a fluir.

Falta de sueño

Un hombre sujeta un despertador en la cama
Dormir mal sacude un círculo vicioso vinculado al sobrepeso y a la poca producción de testosterona. ©Freepik.

El permanente círculo vicioso se retroalimenta cuando hablamos de las razones por las que la testosterona empieza a fallar. Sabemos que hay conexiones directas entre el mal descanso y la falta de sueño con el estrés. También sabemos que el estrés y la obesidad se encuentran muy conectados y, por supuesto, sabemos que dormir mal también se apareja a un riesgo mayor de sobrepeso.

Resumido de forma muy somera, la realidad es que la síntesis y producción de testosterona obedece a los mismos ritmos circadianos que regulan el sueño. Si estos se ven alterados, la testosterona se resentirá. Razón de más para intentar dormir mejor.

Déficit de vitamina D

No es la primera vez que hablamos de los problemas asociados al déficit de vitamina D en THE OBJECTIVE. De hecho, España, a pesar de ser un país con muchas horas de sol, es un país que no tiene unos niveles de vitamina D elevados.

Lo que sucede en este caso es que la poca cantidad de vitamina D implicaría aumentos en la inflamación orgánica y, por tanto, alteraciones en la producción hormonal donde la testosterona no se iba a escapar. Por este motivo, conviene regular nuestros niveles de vitamina D si queremos que la testosterona vuelva a su cauce, como avala este estudio.

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