Factor de protección solar: qué significa y cómo entender su uso
La altura, la hora del día o las superficies reflectantes pueden jugar malas pasadas en nuestra relación con el sol
En inglés, SPF, que bien podrían ser las siglas de un partido político. En castellano lo llamamos factor de protección solar y no es otra cosa que las iniciales en inglés de Solar Protection Factor. Trasladado a nuestra piel, es ese numerito que no siempre comprendemos. Figura en botes y envases de cremas solares y es lo que vulgarmente llamamos protector solar o bloqueante solar, en el caso latinoamericano.
Lo cierto es que conviene saber qué se esconde detrás de estas iniciales. También saber qué es el factor de protección solar y, especialmente, a qué va asociado ese número. La fortuna es que no se trata de un número caprichoso que colocan las empresas cosméticas, sino de una realidad dermatológica. Fundamental para protegernos ante la inclemencia del sol, el factor de protección solar también debe ser puesto en contexto de lo que se conocen como fototipos.
Estos fototipos, que no son más que el tipo de piel de cada persona, se basan en la tonalidad de la piel, desde más claras hasta más oscuras. Forjada en 1975, esta clasificación que diseñó un dermatólogo de la Universidad de Harvard —el doctor Thomas B. Fitzpatrick— sirve para comprender cuánto tarda una piel expuesta al sol sin quemarse.
Establecido de más clara a más oscura, los seis tipos de fototipos se vinculan en esa resistencia a quemarse natural que tiene la piel. A partir de ahí, se desarrolla el concepto de factor de protección solar, que es el aumento de protección que produce la crema si está correctamente extendida. Es decir, hablamos de un factor de multiplicación de la protección, pero ¿cómo entenderlo?
Qué es el factor de protección solar
El factor de protección solar es una fracción matemática. A veces también se conoce como índice de protección solar y, en resumidas cuentas, indica la fracción de rayos ultravioleta que recibe la piel protegida. Se entiende mucho más fácil con un ejemplo práctico. Por poner un caso, factor de protección solar 25 significa que 1/25 de los rayos ultravioletas llegarán a la piel.
De esta manera, si tenemos una piel clara (fototipo I) que se quema a los diez minutos de exposición, tardará 25 veces en ese tiempo en quemarse si se ha aplicado un factor de protección solar 25. Por tanto, hablamos de un multiplicador de la protección natural que nuestra piel ofrece.
La cuestión es que conviene conocer nuestra piel, nuestro fototipo y también comprender que no todas las insolaciones son igual de agresivas. Por este motivo, debemos también tener claro que la radiación solar no es igual en julio y a las dos de la tarde que en enero y a las 10 de la mañana.
Qué son los fototipos
- Fototipo I: piel blanca muy clara, cabello rubio o pelirrojo y ojos claros, nórdicos y británicos.
- Fototipo II: piel blanca clara, ojos claros, también nórdicos.
- Fototipo III: piel blanca pero oscura, un perfil de piel caucásica.
- Fototipo IV: piel ligeramente oscura, como las de las etnias mediterráneas.
- Fototipo V: piel oscura, de razas amerindias o hispanas.
- Fototipo VI: piel negra muy oscura, raza negra.
La cuestión aquí es que debemos comprender que nuestro factor de protección solar, dependiendo de la situación, debe ser más alto. También que sepamos, como explican desde Colipa, a qué nos referimos con los rangos de protección solar. En este caso, el bajo va de una protección del 2 al 6; el medio irá de 8 a 12; el alto ya va de 15 a 25; luego está el muy alto, de 30 a 50. Por último, el ultra, que es un FPS superior a 50.
Cómo utilizar correctamente el protector solar
La teoría, según los dermatólogos, es que se deben aplicar un par de mililitros de crema solar por cada dos centímetros cuadrados de piel. Para una cuenta más doméstica, alrededor de medio dedo cubierto de crema. Además, instan a que se realice de manera uniforme y también de forma preventiva. Por este motivo, conviene utilizar la crema solar media hora antes de la exposición solar para que el filtro solar sea bien absorbido por la piel.
Como es evidente, aunque existan cada vez más cremas solares resistentes al agua, hemos de aplicarla de nuevo tras salir de piscinas y playas. No obstante, no es lo único a lo que debemos prestar atención, sino también al índice ultravioleta. Este índice es la estimación promediada de radiación ultravioleta máxima en la superficie de la tierra a mediodía y, como es lógico, cambia en función de la estación y de la hora del día.
Entender el fenotipo
La recomendación del Gobierno de Canarias, resumida en cuatro fototipos, sería que incluso con índices UVI bajos (del 1 al 3) se use un factor de protección solar de entre 15 y 20 para cualquier fototipo. No obstante, indican que el fototipo IV, que coincidiría en la escala de Fitzpatrick con el fototipo V y VI, pueden seguir funcionando con ese factor de protección en casos superiores de UVI.
Algo que no recomiendan para los primeros fototipos, que deberían, suponiendo casos de UVI elevados (del cuatro en adelante) elevar la protección desde un FPS 30 hasta rangos superiores de más de FPS 50.
El resto de recomendaciones, más o menos evidentes, también influyen. Evitar la exposición solar entre las 12:00 y las 16:00; tener cuidado con superficies reflectantes como hierba, arena, agua o nieve; evitar productos que provoquen fotosensibilidad; no usar colonias y renovar la aplicación tras dos horas de exposición y después de cada baño son algunas de las pautas más comunes.
También insisten en que usemos una fotoprotección mayor en las primeras exposiciones solares. Sobre todo, en las partes del cuerpo más sensibles al sol como cara, cuello, hombros, empeines o escote. Un ejemplo especialmente claro, como ya te explicamos con el llamado escote español en THE OBJECTIVE.