Edad biológica: qué es y cómo revertirla para estar más sanos
Cómo vivimos, dormimos o comemos pueden suponer cambios fundamentales en nuestros biorritmos
Un hombre mayor haciendo deporte | ©Freepik.
Si alguna vez has oído la expresión ‘estar hecho un chaval’ puede que, sin pretenderlo, te estés refiriendo a la edad biológica de una persona. Aunque la procesión siempre va por dentro, la realidad de un buen aspecto físico exterior puede ser, como también se sintetiza, el espejo del alma.
Muy en boga desde hace un par de décadas, el concepto de edad biológica viene a ser la contraposición a la edad cronológica. Resumido de manera muy sintética, podríamos definir edad biológica como el estado real del organismo en términos de desarrollo y funcionamiento. Tanto celular como fisiológico y siempre basado en la salud, así como el estado de órganos, tejidos y distintos aparatos del organismo. La cronológica, más evidente, es nuestro reloj desde que nacemos.
La realidad es que, en términos generales, son dos edades que van a la par salvo en casos muy extremos. Tanto por exceso como por defecto, hay excepciones donde la edad biológica está por encima de la cronológica y viceversa. No obstante, es más habitual que la edad biológica esté por encima a medida que envejecemos —cronológicamente—, pues los achaques y los hábitos juegan un papel clave en esta situación.
La clave, como resulta también preclaro, es que se trataría de tener un envejecimiento más saludable que nos facilitase una edad biológica menor. Entre esas realidades, lo que suele apuntarse para intentar mejorar nuestra edad biológica, hay factores que no nos suenan descabellados. Un estilo de vida saludable vinculado a una dieta equilibrada y a una actividad física moderada influirían. También, como es lógico, tener bajos niveles de estrés y una buena calidad del sueño.
Del mismo modo, como en cualquier patrón fisiológico, hay también una parte socioeconómica y ambiental que influye. Por poner un ejemplo muy básico, diríamos que, aun cumpliendo con esas pautas de estilo de vida, si nuestro ambiente —una gran ciudad llena de contaminación, por ejemplo— supondría un torpedeo a la edad biológica.
Edad biológica: qué es y cuáles son sus marcadores
A corta edad cronológica es complicado comprobar un gran desfase con la edad biológica. Sin embargo, el cuerpo humano y nuestro organismo son carreras de fondo donde es difícil recuperarse a medida que el recorrido amaga con terminar. Es evidente comprender que intentar remediar en las fases finales lo que no hemos hecho en las primeras etapas es complicado. A veces, además de complicado, puede llegar a ser incluso peligroso.
Lo que sí se sabe es que una edad biológica superior a la cronológica implicaría un aumento del riesgo de enfermedades vinculadas al envejecimiento. Entre los casos más citados, enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, patologías cognitivas —como la enfermedad de Alzhéimer o la demencia—, así como problemas articulares. No en vano, cualquier riesgo estaría incrementado. No sólo por la edad biológica, sino también por esa vinculación de hábitos de vida poco saludables.
Literatura científica que apoya estas teorías hay desde hace varias décadas, aunque las pruebas han ido siendo más fiables en los últimos 20 años. Entre los marcadores que justificarían esta divergencia se han encontrado hasta seis ‘medidores’ como los relojes epigenéticos, longitud de los telómeros, predictores transcriptómicos, predictores proteómicos, predictores basados en la metabolómica y predictores de biomarcadores compuestos.
Conceptos complejos que, sin embargo, podemos extrapolar de otros estudios para saber en qué se fijan los investigadores. En este caso, un trabajo del Chinese PLA General Hospital de Beijing (China) apunta a varias medidas. Entre las que citan estaría la función renal, la función cardiovascular, la función cerebral, el estrés oxidativo y un índice genético. Sí, de nuevo lo que ‘heredamos’ también tiene mucho que decir.
No hay atajos para mejorar la salud biológica, pero sí soluciones
La respuesta corta es sí. La respuesta larga es sí, pero no existen los milagros. Pensemos en nuestro organismo como una casa o un automóvil. Si después de años de mal uso y de abuso pretendemos que funcione como el primer día seremos demasiado optimistas. Digamos que, en cierto modo, podemos hacer pequeñas ‘chapuzas’ que mejoren su rendimiento, pero no va a ser igual que comprar uno nuevo. El ejemplo es muy trivial, pero con sus licencias, apto.
Entre esos marcadores, como los antes mencionados, hay elementos que quizá entendamos de forma más sencilla. Según un estudio conjunto entre universidades suecas y británicas, llegaron a la conclusión de que determinados medidores explicarían la edad biológica. Por ejemplo, citaban varios ejemplos vasculares como la presión, la glucosa en sangre o la presencia de lípidos. También el recuento de glóbulos rojos.
En otro sentido, también notaban que ciertos parámetros de analíticas se pueden relacionar con la edad biológica. Es el caso de la creatina, de la albúmina, de la fosfatasa alcalina, de la hemoglobina o del ácido úrico. Así como los linfocitos. Otros patrones, como el perímetro de la cintura —muy vinculado a la obesidad— también sería definitorio.
Qué hacer para mejorar la salud biológica
Además, por poner un ejemplo para no tomarse a broma la edad biológica, uno de los investigadores del estudio recordó que «si la edad biológica de una persona es cinco años mayor que la cronológica, esa persona tiene un 40% más de riesgo de desarrollar demencia vascular u sufrir un infarto», algo de lo que en THE OBJECTIVE te hemos hablado en varias ocasiones.
Por eso, también merece la pena echar un vistazo a las recomendaciones de la Asociación Americana del Corazón para ver cómo mejorar nuestra salud biológica. Entre los elementos que citan, de un total de ocho, recuerdan que es conveniente:
- Comer mejor
- Dejar el tabaco
- Mejorar la higiene del sueño
- Gestionar el peso
- Ser más activos físicamente
- Controlar el colesterol
- Controlar la presión sanguínea
- Controlar la presión arterial
