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Así influye la primera impresión cuando conocemos a alguien

Suele decirse que bastan 30 segundos para formarnos una opinión sobre una persona y emitir un juicio sobre ella

Así influye la primera impresión cuando conocemos a alguien

Dos personas que se acaban de concoer | Unsplash

Cuando conoces a alguien por primera vez, en poco tiempo y sin entender completamente por qué, terminas formando una opinión sobre esa persona. No necesitas más de un minuto para tener esa primera impresión, la cual se basa en su apariencia, gestos, modales, voz y otros pequeños detalles que conforman una imagen que clasificas de alguna manera.

Quizás te sorprenda, pero según la investigación, en general, las personas somos bastante hábiles en realizar estos breves análisis que definen las primeras impresiones. Por lo general, tenemos muy poco tiempo no solo para evaluar a otros, sino también para causar una buena impresión nosotros mismos.

A veces formamos opiniones sobre las personas en fracciones de segundo

Según La Mente es Maravillosa, a veces formamos opiniones sobre las personas no en 30 segundos, sino en fracciones de segundo. En un abrir y cerrar de ojos, discernimos si alguien nos agrada o no, si genera confianza o no.

La importancia de la primera impresión por Patricia Ramírez

Si percibimos a alguien como amenaza, la reacción natural es alejarnos, y esta evaluación instantánea es crucial para tomar decisiones rápidas. Estos análisis veloces están vinculados con la personalidad, miedos y necesidades. Aunque contamos con un instinto casi irracional que nos indica de inmediato si algo es inofensivo o amenazante.

Podrías ver a alguien bien vestido como demasiado pulcro y superficial, mientras prefieres una imagen más relajada que te brinde cercanía y te recuerde a tus amigos. Estos rasgos están estrechamente relacionados con la personalidad de cada uno y estilo único. Nuestro cerebro está diseñado para llegar a conclusiones rápidas con muy poca información.

¿Cómo funciona la primera impresión?

A diario, las personas se enfrentan a cientos o miles de estímulos, pero el hecho de no tener el tiempo necesario para procesarlos y analizarlos minuciosamente hace que se adquiera de forma inconsciente. Según cuenta La Mente es Maravillosa el cerebro organiza la información en categorías y, a partir de ahí, realiza comparaciones velozmente, siempre influenciado por las emociones.

En una investigación fascinante, los investigadores Sunnafrank y Ramírez (2004) exploraron la primera impresión. Según ellos, muchos jóvenes determinaron rápidamente, a primera vista, el nivel de calidad de su relación con otra persona.

Estrecho de manos
Dos personas que se estrechan las manos

Esto sugiere que la primera impresión sirve como herramienta para regular futuras relaciones interpersonales. Después de esa primera impresión, cada individuo decide cuánto esfuerzo invertir en desarrollar la relación con los demás.

Cuidado con el efecto de halo

El efecto halo es un patrón de pensamiento común que implica influenciarse por la percepciones a la hora de juzgar las cualidades de una persona basándonos en la primera impresión. Este término fue acuñado por el psicólogo Edward L. Thorndike en 1920, al notar que las personas tienden a hacer evaluaciones generales de grupos o comunidades de personas sin conocer a cada individuo de manera individual.

Un ejemplo claro del efecto halo sería cuando se conoce a alguien que parece atractivo físicamente. Al ver su imagen agradable, la tendencia es asumir que sus acciones, opiniones y creencias serán tan positivas como su apariencia física. Esto es relevante ya que al extender un rasgo físico a cualidades internas, cometemos el error de crear expectativas falsas sobre las demás personas.

El efecto halo en la vida cotidiana

Daniel Kahneman, un destacado psicólogo, profundizó en el fenómeno del efecto halo y su presencia en todos los aspectos de nuestra vida en su libro «Pensar rápido, pensar despacio». En él explica cómo este sesgo se manifiesta al atribuir a personas atractivas cualidades positivas sin verificarlas, como inteligencia, seducción o simpatía. De manera opuesta, podemos asumir que alguien poco atractivo será aburrido o antipático.

Incluso los profesores, según Kahneman, tienen preferencias hacia ciertos estudiantes. Aquellos con mejores calificaciones suelen recibir un trato más favorable en comparación con aquellos que tienen más dificultades académicas.

Este fenómeno es tan evidente que algunas universidades, como la Universidad de Nueva Inglaterra en Australia, implementan medidas para prevenir el efecto halo en las calificaciones de los estudiantes.

El hecho es que las personas emiten juicios de valor de manera habitual, aunque no lo hagan con malas intenciones. No se busca etiquetar ni juzgar precipitadamente, pero se hace debido a un proceso del cual no siempre somos conscientes: nuestro cerebro necesita formar rápidamente una idea sobre su entorno.

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