La evolución del cáncer de colon: cómo una enfermedad de adultos llega a la infancia
Se han registrado aumentos que van desde 333% hasta el 500% en menores de 18 años
Alarmante. Así es el SOS que llega en forma de estudio científico sobre la evolución del cáncer de colon. Lo ha publicado la Universidad de Missouri-Kansas City, en Estados Unidos, tras medir la incidencia de esta patología en las dos últimas décadas. Las noticias, de todo menos halagüeñas, no han de tomarse como algo menor.
En Estados Unidos, el cáncer de colon es la primera causa de muerte por cáncer en hombres menores de 50 años. En el caso de las mujeres baja a la segunda posición, manteniendo la misma franja de edad. Datos alarmantes que también tienen su refrendo en España. En nuestro país, el cáncer de colon es, tras próstata y mama, el de una mayor prevalencia. De hecho, en términos totales, valiéndonos de datos de la Asociación Española contra el Cáncer, se estiman los diagnósticos anuales en más de 40.000.
No solo se trata de una alta prevalencia, sino también de una alta mortalidad. En España se cobró la muerte de más de 15.000 personas en 2023. Cifras alarmantes, insistimos, especialmente por empezar a comprobar que, además, deja de ser una enfermedad asociada a las personas mayores. Los mismos datos de la AECC avalan que el diagnóstico tiene una edad media de presentación de 70 años. Sin embargo, como insistimos y como desvela la propia AECC, además del estudio antes citado, es que está yendo mucho más allá. Algo de lo que hemos hablado previamente en THE OBJECTIVE.
¿Cuánto? Pues en guarismos verdaderamente preocupantes. Valiéndose de esa comparativa de dos décadas en Estados Unidos, han comprobado que ha aumentado hasta en un 500% en el caso de los niños entre 10 y 14 años, mientras que ha hecho lo propio en adolescentes de 15 a 19 años, hasta llegar a incrementos del 333%. ¿Por qué?
Cómo explicar el ‘boom’ de cáncer de colon en población infantil
Hay una evidencia, como explican en el estudio, y es que la prevalencia previa era bajísima. De por sí, los cánceres, con ciertas excepciones, van muy asociados a los hábitos de vida. Razón por la que la frecuencia con la que se dan en población infantil es baja. No obstante, hay determinados cánceres que guardan menos asociación con los hábitos de vida y que sí se producen en menores.
Hablamos de leucemias, el más común, aunque también de aquellos tumores que afectan al encéfalo y al sistema nervioso central, además de los linfomas o el neuroblastoma. También la prevalencia de tumores de riñón o de hueso es destacable si hablamos de niños y adolescentes, pero no del cáncer de colon.
La cuestión, como explican en medios estadounidenses como Fortune, es que tampoco se ha de crear alarma social en torno a esta realidad. Lo que sucede, en términos porcentuales, es que partimos de una base residual –apenas existen menores con este cáncer– a que haya una bajísima proporción de ellos sufriéndolo.
Tradicionalmente, lo que explica el estudio, es que existen factores modificables que favorecen el desarrollo de cáncer de colon. En este sentido, incluyen «la obesidad, el consumo de tabaco, el consumo de alcohol y hábitos dietéticos como la escasa ingesta de fibra, el consumo de carnes procesadas o bebidas azucaradas y una dieta rica en grasas», que también la OMS ha remarcado.
Aparte de eso, aclaran que no se trata de patrones firmemente establecidos y comprobados. No obstante, abren la puerta que «el sedentarismo, la presencia de bacterias con tendencia a causar tumores, el consumo de antibióticos y los aditivos alimentarios son factores que pueden contribuir al riesgo de cáncer colorrectal». Sin embargo, si en los menores no se puede achacar la aparición a los factores modificables tradicionales y se descartan los patrones hereditarios, ¿por qué el aumento?
Por qué ha aumentado el cáncer de colon entre la población infantil
De momento, lo que se plantean, tanto en el estudio citado como en determinadas instituciones estadounidenses, son hipótesis. Aclaran, como es evidente, que los factores modificables no suponen un cambio tan abismal a corta edad. No al menos como para el desarrollo del cáncer de colon en menores de edad. Sí, pueden consumir más azúcar o más grasas que en generaciones anteriores. Sin embargo, ser no hasta poder considerarse hábitos de riesgo en un lapso tan breve de tiempo.
Por eso, lo que ponen sobre la escena y lo que comienza a avalar mucha literatura científica es la relación del microbioma con el cáncer de colon. En este sentido, lo que se apunta es que pueda haber una flora intestinal, que habita en el colon, mucho menos diversa que antes y que estas bacterias hayan cambiado. Se calcula que la presencia de especies distintas en el microbioma, hablando de bacterias, supone cantidades que van entre las 500 y las 1.000.
Aquí es donde los investigadores, especialmente en lo que a cáncer colorrectal infantil se refiere, han comenzado a indagar en la relación que tiene la microbioma con los carcinomas. En cualquier caso, también queda patente que, aun buscando en el microbioma una hipotética respuesta al incremento, los hábitos de vida en las sociedades occidentales influyen de manera notable.
Según datos de la American Cancer Society, en 1995 solo uno de cada diez estadounidenses con cáncer de colon era menor de 55 años. En la actualidad, con datos de 2019, la cifra es uno de cada cinco. Por eso, comprender ya desde la más tierna infancia lo que puede hacer y no el microbioma, y cómo nuestros hábitos de vida van a afectar, es necesario para que este inicial murmullo no se convierta en futuro ruido.