Estas son las muertes que causan en Europa los alimentos ultraprocesados, según la OMS
Apuntan a cuatro grandes industrias que supondrían anualmente en el continente casi tres millones de fallecimientos
Patatas fritas y otros snacks. | ©Freepik.
Una macroinvestigación de la Organización Mundial de la Salud ha vuelto, una vez más, a recordar los riesgos de los alimentos ultraprocesados. Más allá de lo que se podría intuir, la OMS ha sintetizado el número de muertes de ciudadanos europeos que dependen de los hábitos de vida.
Los datos no son halagüeños. Especialmente por provenir de muertes que, en cierto modo, son muy evitables al depender de estos hábitos de vida. Abrumadores y responsables de la muerte de 2,7 millones de europeos por año, las cifras no solo salpican a la alimentación, sino también a los hábitos tóxicos.
Si bien es cierto que, de ese total, el porcentaje relacionado con los hábitos alimentarios no es el mayor, sí conviene comprobar que hay riesgos inherentes a la dieta que a veces pasan desapercibidos. No obstante, el primer factor de muerte vinculado a estos hábitos sería el tabaquismo.
De esta forma, la OMS achaca a fumar la muerte de 1,15 millones de ciudadanos europeos. A bastante distancia habría que sumar algo más de 420.000 muertes relacionadas directamente con el alcohol. Por último, entrarían en acción las muertes asociadas a la dieta. Es aquí donde se vinculan casi 370.000 fallecimientos anuales por cuestiones relacionadas con la alimentación.
De tal modo, sugieren que hay 117.000 muertes que se podrían explicar por dietas ricas en alimentos ultraprocesados, mientras que 252.000 estarían relacionadas con dietas elevadas en sal. Factor del que ya hablamos en THE OBJECTIVE.
La denuncia de la OMS contra los alimentos ultraprocesados
En el resumen, que apunta a cuatro industrias, la OMS carga sus tintas a sectores muy concretos, a los que responsabiliza de la muerte de casi tres millones de europeos por año. Además del tabaco, el alcohol y la industria de los alimentos procesados, la Organización Mundial de la Salud también apunta a los combustibles fósiles.
De hecho, va más allá sobre este peaje que anualmente se cobra 19 millones de muertes al año en todo el mundo. No de forma directa, evidentemente, sino con patologías que van aparejadas a su presencia. En este sentido, lo que citan en su informe es que son factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares como los infartos, cánceres, así como diabetes. Por esta razón, instan a los gobiernos a implementar mecanismos que identifiquen estas relaciones y ejecuten políticas públicas para corregirlo.
Además, no es la primera vez que la OMS recuerda los peligros de consumir alimentos ultraprocesados. En noviembre de 2023, otra de sus publicaciones apuntaba al riesgo incrementado de cánceres y patologías cardiometabólicas vinculadas a los alimentos ultraprocesados. La cuestión, como es evidente, es comprender a qué nos referimos al hablar de alimentos ultraprocesados.
Alimentos procesados y ultraprocesados: cuál es la diferencia
En ocasiones, resulta más identificar grupos de alimentos por oposición a otros. Como es evidente, los alimentos sin procesar son aquellos que no han recibido un tratamiento industrial y se consumen frescos o naturales, prácticamente tal y como se produjeron. Es cierto que hay algunos que se procesan ligeramente, bien sea eliminando partes no comestibles, congelándolos, cociéndolos o pasterizándolos para que sean seguros de almacenar y consumir.
Aparte de eso, hay otros alimentos que entrarían en la categoría de procesados y que, como advierte una publicación de la Universidad de Harvard, merecen una explicación previa. «Los alimentos procesados son aquellos elaborados esencialmente al añadir sal, azúcar u otras sustancias», indican. En ellos ejemplifican los pescados en conserva o las conservas vegetales, así como el pan. Así apuntan también que «la mayoría de alimentos procesados tienen solo dos o tres ingredientes».
La letra pequeña de los ultraprocesados
Algo parecido a lo que considera la Fundación Británica del Corazón (British Heart Foundation). Para ellos, los ingredientes procesados son aquellos que se añaden a otros alimentos en lugar de consumirse solos, incluyendo «sal, azúcar o aceites». De esta manera, los alimentos procesados pertenecerían a un término medio en el que «se combinan alimentos de los grupos uno y dos», comentando que la cocina doméstica podría hacerlo por ella misma como el caso de mermeladas, encurtidos, conservas de frutas o verduras, así como panes y quesos.
Sin embargo, mención aparte merece lo que consideran alimentos ultraprocesados y es a estos a donde apunta, entre otras organizaciones, la OMS. Para Harvard, los alimentos ultraprocesados –o altamente procesados– son aquellos que añaden «azúcar, sal, grasas y colorantes artificiales o conservantes». Para ello, avalan, «se agregan sustancias de otros alimentos como grasas, almidones, azúcares añadidos o grasas hidrogenadas».
También, puntualizan, «contienen aditivos de color y sabor, así como estabilizantes». En los ejemplos que citan, nada que quizá sorprenda. Comidas congeladas, bebidas azucaradas, perritos calientes, determinados embutidos, galletas envasadas, snacks salados, repostería industrial…
