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Depresión posparto: qué es y por qué te sientes mal tras haber dado a luz

No sucede en todos los casos ni quiere decir que no se quiera al bebé, pero conviene saber por qué sucede

Depresión posparto: qué es y por qué te sientes mal tras haber dado a luz

Una madre con un bebé recién nacido. | ©Freepik.

El nacimiento de un hijo es un momento de gran alegría y celebración, pero para muchas madres este periodo puede estar acompañado de sentimientos inesperados y abrumadores de tristeza y ansiedad. Tras el parto, las madres pueden experimentar una variedad de reacciones emocionales, desde la euforia hasta la depresión profunda. Este fenómeno, conocido como depresión posparto (DPP), afecta a un número significativo de mujeres y puede tener consecuencias graves tanto para la madre como para el recién nacido. Curiosamente, no es el único síndrome depresivo vinculado a la maternidad. Algo similar ocurre con el síndrome del nido vacío, del que ya hablamos en THE OBJECTIVE.

La depresión posparto no es simplemente el baby blues, una forma más leve de tristeza que muchas mujeres experimentan en los días posteriores al parto. La depresión posparto es una condición más severa y duradera que puede interferir significativamente con la capacidad de una madre para cuidar de sí misma y de su bebé. Es crucial entender que estos sentimientos no son un signo de debilidad o un reflejo de la capacidad de la madre para amar a su hijo.

La depresión posparto puede comenzar en cualquier momento durante el primer año después del parto, pero los primeros tres meses son especialmente críticos. Los síntomas pueden incluir tristeza intensa y pérdida de interés en actividades que antes eran placenteras. Incluso cambios en el apetito y el sueño, y sentimientos de inutilidad o culpa. En casos severos, pueden presentarse pensamientos de autolesión o de hacer daño al bebé, lo cual requiere atención médica inmediata.

Qué es la depresión posparto y cómo se identifica

La depresión posparto es una forma de depresión que ocurre después del nacimiento de un hijo. Se caracteriza por una serie de síntomas emocionales y físicos que pueden variar en intensidad y duración. Según un estudio, la prevalencia de la depresión posparto es aproximadamente del 13% y puede durar desde unas pocas semanas hasta varios meses.

Una joven mira al horizonte
En los factores de riesgo de la depresión posparto concurren muchos supuestos, incluyendo la depresión o ansiedad previa. ©Freepik.

Las causas de la DPP son multifactoriales. Los factores de riesgo incluyen antecedentes de depresión o ansiedad. También las complicaciones en el embarazo o el parto, así como falta de apoyo social. Se incluyen además cambios hormonales significativos después del nacimiento, como explica abundante literatura médica. Además, la sensibilidad a los cambios hormonales, especialmente a las fluctuaciones en los niveles de estrógeno y progesterona, se ha identificado como un desencadenante importante para algunas mujeres.

La depresión posparto no discrimina por edad, aunque las madres primerizas y las de menor edad parecen tener un riesgo ligeramente mayor. Además, la presencia de antecedentes familiares de depresión puede aumentar la vulnerabilidad a desarrollar DPP.

Identificar la depresión posparto puede ser complicado porque muchos de los síntomas, como la fatiga y los cambios en el apetito, pueden confundirse con los desafíos normales de la maternidad. Sin embargo, la intensidad y la persistencia de estos síntomas, así como la interferencia con las actividades diarias y la capacidad de cuidar al bebé, son indicativos claros de la necesidad de buscar ayuda profesional.

Identificar y atajar: cómo trabajar sobre la depresión posparto

El primer paso para abordar la depresión posparto es la identificación temprana de los síntomas. Esto puede lograrse mediante la autoevaluación utilizando herramientas como la Edinburgh Postnatal Depression Scale (EPDS), y mediante chequeos regulares con profesionales de la salud durante las visitas postnatales.

Una joven con depresión posparto
Las madres primerizas o jóvenes son más susceptibles de sufrir esta patología. ©Freepik.

Una vez identificada, la DPP puede ser tratada de diversas maneras. Las terapias psicológicas, como la terapia cognitivo-conductual y la terapia interpersonal, han demostrado ser eficaces para muchas mujeres. En casos más severos, los antidepresivos pueden ser necesarios. Es importante que las madres no se sientan avergonzadas de tomar medicamentos, ya que estos pueden ser cruciales para su recuperación y bienestar.

Es esencial que las madres con DPP reciban apoyo de sus seres queridos y de su comunidad. El apoyo social ha demostrado ser un factor protector significativo contra la depresión posparto. Los grupos de apoyo para madres, tanto en persona como en línea, pueden ofrecer un espacio seguro para compartir experiencias y obtener apoyo emocional, algo sobre lo que también inciden varias investigaciones.

Los profesionales de la salud, como los médicos de familia, los psiquiatras y los psicólogos, juegan un papel crucial en el tratamiento de la DPP. Estos profesionales pueden ofrecer diagnósticos precisos, tratamientos adecuados y seguimiento continuo para asegurar la recuperación completa. También pueden coordinar con otros servicios de salud. Un ejemplo es la lactancia materna y el cuidado infantil, para abordar de manera integral las necesidades de la madre y el bebé.

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