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¿Cuál es la mejor hora para cenar?

Hacerlo con cierta anticipación puede optimizar los procesos digestivos y favorecer un descanso reparador

¿Cuál es la mejor hora para cenar?

Alimentos ligeros para cenar. | Freepik

La cena, la última comida del día, juega un papel fundamental en nuestra salud y bienestar. Más allá de simplemente saciar el hambre, el momento en que decidimos cenar puede influir en nuestra digestión, calidad del sueño y hasta en nuestro peso. A lo largo de los años, diversos estudios han explorado la relación entre la hora de la cena y nuestro organismo, revelando patrones interesantes y beneficios asociados a ciertos horarios.

Determinar cuál es la mejor hora para cenar es una pregunta que ha intrigado a nutricionistas y expertos en salud durante mucho tiempo. Si bien no existe una respuesta única que se aplique a todas las personas, la evidencia científica sugiere que cenar con cierta anticipación a la hora de dormir puede optimizar los procesos digestivos y favorecer un descanso reparador. Sin embargo, factores como nuestro estilo de vida, nivel de actividad física y metabolismo individual pueden influir en el momento ideal para disfrutar de nuestra última comida del día.

¿Por qué es importante cenar temprano?

  • Mejor digestión: al cenar temprano, le das a tu cuerpo suficiente tiempo para digerir los alimentos antes de dormir. Esto evita que te acuestes con el estómago lleno, lo que puede provocar acidez, indigestión y dificultar el sueño.
  • Mejor calidad del sueño: un sistema digestivo trabajando durante la noche puede interferir con la calidad de tu sueño. Al cenar temprano, permites que tu cuerpo se relaje y se prepare para descansar.
  • Menor riesgo de aumento de peso: estudios sugieren que cenar temprano puede estar asociado con un menor riesgo de aumento de peso, ya que da al cuerpo más tiempo para quemar calorías durante las horas de vigilia.

¿Qué alimentos son más adecuados para cenar ?

La elección de los alimentos para la cena juega un papel crucial en nuestra salud y bienestar. Optar por opciones ligeras y fáciles de digerir nos ayudará a descansar mejor y mantener un peso saludable.

Pérdida de peso

Los que son preferibles

  • Proteínas magras: pollo, pavo, pescado blanco, huevos. Son una excelente fuente de energía y ayudan a reparar los tejidos.
  • Verduras: espinacas, brócoli, calabacín, zanahorias. Son ricas en fibra, vitaminas y minerales, y promueven una digestión saludable.
  • Frutas: manzana, pera, bayas. Son una buena fuente de antioxidantes y fibra, pero es recomendable consumirlas con moderación debido a su contenido de azúcar natural.
  • Granos integrales: arroz integral, quinoa, avena. Proporcionan energía de liberación lenta y son ricos en fibra.
  • Lácteos bajos en grasa: yogur natural, queso cottage. Son una buena fuente de proteínas y calcio.

Los que son mejor evitar

  • Alimentos procesados y fritos: hamburguesas, papas fritas, snacks salados. Son ricos en grasas saturadas y sodio, lo que puede dificultar la digestión y provocar inflamación.
  • Alimentos picantes: chiles, curry. Pueden causar acidez estomacal y dificultar el sueño.
  • Azúcares refinados: dulces, refrescos. Provocan picos de azúcar en sangre y pueden contribuir al aumento de peso.
  • Café y bebidas estimulantes: pueden interferir con el sueño.
Ideas de cenas ligeras
  • Legumbres: aunque son saludables, las legumbres pueden causar gases y distensión abdominal en algunas personas, por lo que es mejor consumirlas en otras comidas.
  • Frutas cítricas: naranja, limón, pomelo. Su acidez puede causar molestias estomacales.

Relación entre la hora de la cena y el metabolismo

La relación entre la hora de la cena y el metabolismo es un tema de gran interés en la nutrición y la salud. Nuestros cuerpos tienen un reloj interno que regula muchos procesos, incluido el metabolismo. Este reloj, conocido como ritmo circadiano, influye en cuándo tenemos hambre, cuándo dormimos y cómo procesamos los alimentos.

¿Cómo influye?

  • Metabolismo basal: cuando comemos, nuestro metabolismo se acelera para procesar los alimentos. Sin embargo, este ritmo se ralentiza durante el sueño. Cenar demasiado tarde puede interrumpir este proceso natural, lo que puede llevar a una menor quema de calorías y un mayor almacenamiento de grasa.
  • Hormonas: la hora de la cena puede afectar los niveles de hormonas que regulan el apetito y el metabolismo, como la leptina y la grelina. Comer tarde puede alterar el equilibrio de estas hormonas, lo que puede conducir a un aumento del apetito y a una mayor dificultad para perder peso.
Cena. Foto: Freepik
  • Sensibilidad a la insulina: consumir una gran cantidad de carbohidratos por la noche puede afectar la sensibilidad a la insulina, la hormona que ayuda a las células a utilizar la glucosa para obtener energía. Una sensibilidad a la insulina reducida puede aumentar el riesgo de desarrollar resistencia a la insulina y diabetes tipo 2.

Países con diversidad horaria en la cena

La diversidad en los horarios de la cena a lo largo del mundo es un reflejo de nuestras culturas, geografías y estilos de vida. A continuación, se presentan algunos de los factores que influyen en estas diferencias:

  • Huso horario: la hora en que se pone el sol varía significativamente según la ubicación geográfica. En países con más horas de luz durante el verano, como los nórdicos, es común cenar más temprano, mientras que en países con climas más cálidos, como los del sur de Europa, se suele cenar más tarde.
  • Clima: las temperaturas influyen en nuestros hábitos alimenticios. En lugares con climas cálidos, se prefiere cenar más tarde, cuando las temperaturas son más agradables.
  • Historia y cultura: las tradiciones culinarias y los hábitos sociales varían enormemente entre culturas. Algunos países tienen una larga tradición de almorzar tarde y cenar temprano, mientras que otros prefieren cenas más elaboradas y tardías.
  • Horarios laborales: los horarios de trabajo también influyen en los horarios de las comidas. En países donde la jornada laboral es más larga, la cena suele ser más tardía.
  • Estilo de vida: el ritmo de vida, la urbanización y la globalización también han influido en nuestros hábitos alimenticios. En las grandes ciudades, con un ritmo de vida más acelerado, es común cenar más tarde.
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