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No todo es ejercicio: los cinco hábitos para mantenerte sano a partir de los 50 años

El deporte es un pilar fundamental, pero hay facetas que no deben ser descuidadas si queremos vivir años de calidad

No todo es ejercicio: los cinco hábitos para mantenerte sano a partir de los 50 años

Dos personas maduras haciendo ejercicio. | ©Freepik.

A medida que envejecemos, la necesidad de cuidar nuestros hábitos de vida se vuelve crucial para asegurar una vida plena, sana y longeva. A los 50 años, el cuerpo comienza a experimentar cambios que requieren una mayor atención en cuanto a la salud física y mental. El envejecimiento no es sinónimo de declive inevitable, sino que puede ser una etapa llena de vitalidad si se mantienen las rutinas adecuadas. Conservar buenos hábitos para estar sano a partir de los 50 incluye muchos factores. Una alimentación equilibrada, el descanso adecuado, la socialización y el ejercicio físico son fundamentales para asegurar no solo una mayor longevidad, sino también una calidad de vida superior en los años venideros.

Un ritmo de vida activo, adaptado a nuestras capacidades físicas, juega un papel importante en este proceso. Realizar deporte es esencial, pero no debemos caer en la trampa de pensar que nuestro bienestar a partir de los 50 depende exclusivamente de cuántas horas dediquemos a entrenar. Mantener un equilibrio entre el ejercicio físico y otros aspectos clave de la vida diaria es lo que realmente marcará la diferencia. Para vivir de manera saludable, no se trata solo de ejercitar los músculos, sino de cuidar la mente, las relaciones sociales y el descanso.

El deporte, en la medida de lo posible, es sin duda una parte importante del mantenimiento de una vida saludable. Sin embargo, hay otros hábitos igual de importantes que influyen en nuestro bienestar general y nos ayudan a mantenernos en forma física y mentalmente. Vamos a ver cómo, más allá del ejercicio, otras rutinas diarias pueden tener un impacto significativo en nuestra salud a partir de los 50 años.

Cómo mantenerte sano con buenos hábitos a los 50

Uno de los aspectos clave para mantenerse saludable es la realización de ejercicios de fuerza. A medida que envejecemos, perdemos masa muscular de forma natural, un fenómeno conocido como sarcopenia. Esta pérdida de músculo puede llevar a la debilidad, la reducción de la movilidad y un mayor riesgo de caídas. Para prevenirlo, es esencial incorporar ejercicios de fuerza en nuestra rutina. De ello, además, ya te hablamos de su importancia en THE OBJECTIVE. Un factor que a veces pasa desapercibido si tenemos en cuenta los hábitos para mantenerse sano más allá de los 50.

No se trata de levantar grandes pesos, sino de realizar movimientos que estimulen los músculos y los mantengan activos. Tal y como apunta este estudio, donde doce semanas fueron suficientes para comprobar las mejoras. Esto puede incluir el uso de pesas ligeras, bandas de resistencia o incluso ejercicios con el propio peso corporal, como sentadillas y flexiones. Mantener la masa muscular ayuda no solo a fortalecer el cuerpo, sino también a mejorar el metabolismo, lo que facilita mantener un peso adecuado y evitar enfermedades metabólicas.

Además del ejercicio físico, no debemos olvidar el entrenamiento mental. A medida que envejecemos, es fundamental estimular la mente para evitar el deterioro cognitivo. La gimnasia mental a través de actividades intelectuales como leer, aprender nuevas habilidades o resolver rompecabezas ayuda a mantener el cerebro activo y en forma. Este tipo de actividades mejora la memoria, la concentración y la capacidad de resolución de problemas, además de proteger contra enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Incluir actividades que desafíen nuestra mente en la rutina diaria es igual de importante que hacer ejercicio físico.

Dormir y socializar: dos elementos fundamentales

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Mantener buenas relaciones sociales es un factor diferencial a partir de los 50 años. ©Freepik.

Otro pilar fundamental dentro de los buenos hábitos para estar sano a partir de los 50 es la socialización. Las relaciones sociales son cruciales para el bienestar emocional y mental. Mantener una red de apoyo sólida, ya sea a través de amigos, familiares o grupos comunitarios, reduce el riesgo de desarrollar problemas como la depresión o la ansiedad. Algo que ha comprobado la literatura científica. Además, interactuar con los demás también es una forma de mantener la mente activa, ya que nos permite compartir ideas, experiencias y desafíos. No es solo una cuestión de tener compañía, sino de establecer conexiones profundas que nos hagan sentir respaldados y comprendidos.

Por último, uno de los hábitos más importantes y a menudo subestimados es mantener una buena higiene del sueño. Dormir bien no solo es necesario para tener energía, sino que también es fundamental para la regeneración celular y el equilibrio hormonal. El sueño de calidad ayuda a reducir los niveles de estrés, mejora la memoria y fortalece el sistema inmunológico. Para lograrlo, es importante establecer una rutina de sueño regular, evitar dispositivos electrónicos antes de acostarse y crear un ambiente tranquilo y cómodo en el dormitorio. Dormir entre siete y ocho horas por noche es clave para mantenerse saludable a largo plazo. Todo ello avalado por diversos estudios científicos.

Cuidar la dieta más allá de los 50

La alimentación también juega un papel crucial en el bienestar de las personas maduras. A medida que envejecemos, el metabolismo se ralentiza. Esto hace que sea necesario ajustar la dieta para evitar el aumento de peso y las enfermedades relacionadas con una mala nutrición. Un factor especialmente importante dentro de los hábitos para estar sano a partir de los 50. No solo por lo que puede repercutir en el corto plazo, sino también a largo plazo.

Por eso es recomendable optar por una dieta rica en frutas, verduras, proteínas magras y grasas saludables. Estos alimentos no solo proporcionan los nutrientes necesarios para mantener el cuerpo en forma, sino que también ayudan a prevenir enfermedades cardiovasculares, diabetes y otros problemas de salud comunes en esta etapa de la vida. Una relación largamente estudiada, como avalan diversos estudios.

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En todas las etapas de la vida la alimentación juega un papel fundamental, pero especialmente en la madurez. ©Freepik.

Además de los alimentos que debemos consumir, también hay algunos que conviene evitar. El exceso de azúcares refinados, grasas saturadas y alimentos ultraprocesados puede tener un impacto negativo en la salud. Estos productos no solo contribuyen al aumento de peso, sino que también aumentan el riesgo de padecer enfermedades crónicas. Es preferible optar por alimentos frescos y cocinados en casa, evitando los productos envasados que suelen estar cargados de aditivos y conservantes. Mantener una dieta equilibrada no significa privarse de todo, sino saber elegir bien los alimentos que aportan beneficios a nuestro organismo.

El momento en el que se come también es importante. A medida que envejecemos, nuestros cuerpos tardan más en procesar los alimentos, por lo que es recomendable evitar comidas pesadas por la noche y optar por cenas ligeras. Comer varias veces al día en porciones pequeñas y equilibradas ayuda a mantener los niveles de energía estables y evita los picos de azúcar en la sangre.

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