Los expertos advierten: si duermes mal, el problema puede estar en tu alimentación
Si sufres de insomnio o duermes mal, el problema (y la solución) puede estar en lo que comes
El insomnio es uno de los grandes problemas del primer mundo, especialmente de España. De hecho, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes asegura que en nuestro país se consumen más benzodiacepinas —recetadas para dormir por su efecto ansiolítico, hipnótico y relajante muscular— que en todo el mundo.
Un dato alarmante que está llevando cada vez más a los expertos a incidir en las posibles causas del mal descanso de los españoles. Y especialmente están poniendo el foco en la alimentación, que guarda una gran y desconocida relación con la mala calidad del sueño.
La alimentación influye en el insomnio
El sueño, como sabemos, es una parte fundamental para garantizar una buena salud y bienestar general. Sin embargo, muchas personas experimentan dificultades para conciliarlo o mantenerlo a lo largo de la noche. En este contexto, la alimentación desempeña un papel crucial.
«Debemos prestar atención a lo que comemos, especialmente en las horas previas a acostarnos. Consumir alimentos ricos en triptófano, como el pavo, el plátano o los frutos secos, puede favorecer la producción de serotonina y melatonina, hormonas clave en la regulación del sueño», señala Cristina Morillo, nutricionista de Blua de Sanitas.
Además, la experta destaca que incluir carbohidratos complejos, como los que se encuentran en los cereales integrales, también puede reducir el insomnio, aunque es algo a valorar individualmente, en función del nivel de actividad física e ingesta dietética del día.
Asimismo, los expertos recomiendan encarecidamente evitar cenas copiosas y ricas en grasas es esencial para prevenir problemas digestivos que puedan perjudicar el sueño, ya que las comidas pesadas suelen causar molestias como acidez o reflujo. Y si vamos a cenar tarde, lo mejor es elegir platos ligeros y de fácil digestión, como cremas de verduras con proteínas magras o sopas.
Y en lo que respecta al consumo de cafeína, es un factor también a tener en cuenta, ya que puede interferir en el ciclo natural del sueño. Por ello, es aconsejable limitar su ingesta, especialmente en las horas de la tarde y noche, ya que su efecto puede permanecer en el organismo hasta ocho horas después de su consumo.
Qué comer para dormir mejor
Así, lo mejor es optar por productos lo más frescos y menos procesados posibles, pero también aquellos que no supongan una gran cantidad de grasas saturadas y que contengan un buen equilibrio de hidratos de carbono y proteínas.
La presencia de ciertos aminoácidos esenciales también cobra mucha relevancia, como sucede con el mencionado triptófano, que es precursor de la melatonina —la responsable de la inducción al sueño— y que está muy presente en alimentos cotidianos, como:
- El huevo (mejor cocido que frito o en tortilla).
- La carne de pavo —fresca, no en embutidos—.
- La leche y los lácteos.
También hemos de buscar alimentos que directamente supongan un impulso para la melatonina, y sucede con:
- Las uvas.
- Los tomates.
- Los pistachos.
- El pescado azul, que es fuente de proteínas de alto valor biológico y de grasas insaturadas.
Asimismo, podemos echar mano a frutos secos, en crudo y al natural, como las nueces, almendras, avellanas o piñones, especialmente por su alto contenido en ácidos grasos y en magnesio, entre cuyas ventajas está la reducción de los niveles de cortisol, un disruptor del sueño, y que reduce la inflamación celular, repercutiendo en la calidad del descanso y del sueño.