¿Qué es la parálisis de sueño y qué consecuencias tiene para la salud?
Entender sus causas y cómo prevenirla es esencial para mejorar la calidad del descanso y evitar episodios incómodos
La parálisis del sueño es un fenómeno desconcertante y, para muchas personas, aterrador. Se trata de un trastorno que ocurre cuando una persona se despierta parcialmente, pero se encuentra completamente inmóvil a pesar de estar consciente.
Esta incapacidad temporal de movimiento, que puede durar entre unos segundos y varios minutos, es acompañada frecuentemente de una intensa sensación de angustia y confusión.
Entender sus causas y cómo prevenirla es esencial para mejorar la calidad del descanso y evitar estos episodios incómodos.
¿Qué es la parálisis del sueño?
La parálisis del sueño ocurre cuando el cerebro se despierta antes de que el cuerpo termine de hacerlo, quedando la persona consciente pero sin poder moverse o hablar.
Durante el ciclo de sueño, el cuerpo entra en la fase REM (Rapid Eye Movement o Movimiento Rápido de los Ojos), que es cuando se producen la mayoría de los sueños.
En esta fase, los músculos del cuerpo están prácticamente paralizados, lo que evita que se actúe físicamente durante los sueños. Sin embargo, en casos de parálisis del sueño, la persona recupera la consciencia mientras el cuerpo aún está inmerso en esta parálisis natural, generando una incapacidad para moverse, lo que suele ir acompañado de una intensa sensación de temor o desconcierto.
Síntomas de la parálisis del sueño
Además de la inmovilidad temporal, la parálisis del sueño puede incluir sensaciones adicionales que pueden ser muy angustiosas para quienes la experimentan. Entre los síntomas comunes están:
- Sensación de presión en el pecho: muchos sienten que algo presiona su pecho, dificultando la respiración.
- Alucinaciones hipnagógicas o hipnopómpicas: son percepciones de presencias o figuras en la habitación, ruidos o sensaciones táctiles que, aunque no son reales, se sienten auténticas debido a que el cerebro está parcialmente activo.
- Sensación de asfixia o de flotar: algunos individuos describen una sensación de hundimiento o elevación.
- Miedo intenso: al ser consciente de la inmovilidad y de cualquier alucinación, el miedo es una reacción natural que aumenta el nivel de estrés durante el episodio.
Causas de la parálisis del sueño
Las causas principales de la parálisis del sueño suelen estar relacionadas con factores externos o estilos de vida que afectan el sueño. Algunos de los factores desencadenantes incluyen:
- Malos hábitos de sueño: dormir de manera irregular, ya sea por falta de horas de descanso o por cambios en los horarios de sueño, es una de las principales causas. El cuerpo, al no seguir un ritmo constante, no completa las fases de descanso de manera adecuada.
- Estrés y ansiedad: ambos factores pueden provocar que el sueño sea ligero y propenso a interrupciones, facilitando que el cuerpo despierte en momentos inadecuados.
- Posición al dormir: dormir boca arriba es una postura común en quienes experimentan parálisis del sueño, aunque no es determinante, sí puede predisponer a estos episodios.
- Otros trastornos del sueño: condiciones como el insomnio, la apnea del sueño o el trastorno de sueño por turnos pueden aumentar el riesgo de parálisis del sueño al alterar los patrones regulares de descanso.
El Dr. David Silva, especialista en neurología y trastornos del sueño, explica que “la parálisis del sueño puede ser una respuesta del cuerpo a una acumulación de fatiga o estrés. Es una manifestación que indica que el ciclo de sueño no se está completando de forma óptima.”
La falta de un descanso adecuado afecta las fases profundas del sueño, provocando que el cuerpo pase más tiempo en la fase REM, donde ocurren estos episodios de inmovilidad.
¿Cómo prevenir la parálisis del sueño?
Si bien puede ser un fenómeno transitorio, es posible reducir la frecuencia de la parálisis del sueño adoptando hábitos de higiene del sueño que fortalezcan un descanso reparador y estable. Entre las principales recomendaciones están:
- Establecer horarios regulares: ir a la cama y despertar a la misma hora todos los días permite que el cuerpo desarrolle un ritmo circadiano, esencial para completar de manera adecuada cada fase del sueño.
- Dormir entre siete y ocho horas: la falta de descanso aumenta el tiempo que pasamos en la fase REM, lo que puede incrementar la probabilidad de parálisis del sueño.
- Evitar estimulantes: reducir el consumo de cafeína, bebidas energéticas o nicotina por la tarde y noche ayuda a que el cuerpo se relaje y facilita la transición al sueño profundo.
- Incorporar actividades relajantes antes de dormir: prácticas como leer, meditar o escuchar música suave ayudan a reducir el nivel de estrés, preparando al cuerpo y la mente para el descanso.
- Evitar el uso excesivo de dispositivos electrónicos: la luz azul de pantallas como las de celulares, tabletas o televisores altera la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño. Apagar estos dispositivos al menos una hora antes de dormir puede ser de gran ayuda.