Lo que el tipo de tos puede decir sobre tu salud: cómo conocerlas para saber a qué enfrentarse
Es un mecanismo de defensa fundamental para nuestro organismo, aunque hay que conocer su origen
La tos es un síntoma muy común que todos hemos experimentado en algún momento, especialmente cuando sufrimos enfermedades de las vías respiratorias. Sin embargo, no siempre es igual ni obedece a las mismas causas. Aunque suele ser una respuesta normal de nuestro cuerpo para limpiar y proteger las vías respiratorias, la tos también puede ser indicativa de diferentes patologías según su tipo, intensidad y duración.
A través de un mecanismo de defensa, nuestro sistema respiratorio intenta expulsar agentes irritantes, mucosidad o partículas no deseadas que puedan interferir en la respiración. Por eso, entender el tipo de tos que tenemos puede ser muy útil para conocer mejor nuestra salud y saber cuándo es momento de consultar con un especialista.
La tos puede ser seca, con flema, persistente o transitoria. A veces, se presenta solo al hablar, en momentos específicos del día o acompañada de otros síntomas como fiebre o dolor en el pecho. Cada uno de estos tipos puede aportar información importante sobre la salud de nuestras vías respiratorias y, en algunos casos, sobre enfermedades más complejas. Aprender a identificar los diferentes tipos de tos no solo nos ayuda a comprender lo que está ocurriendo en nuestro organismo, sino que también nos permite actuar con mayor precisión ante posibles complicaciones. Sobre todo, cuando se cronifica.
Qué significa cada tipo de tos
Existen varios tipos de tos, cada uno con sus propias características y posibles causas. Una de las más comunes es la tos seca, que se presenta sin flema y suele ser molesta e irritativa. Este tipo de tos puede surgir por infecciones virales leves, como los resfriados, o también por alergias y asma.
La tos seca no produce expectoración, y en algunos casos puede prolongarse incluso después de haber superado una infección respiratoria, lo que se conoce como tos postviral. En estos casos, es habitual que la irritación en las vías respiratorias perdure y genere esta tos sin otros síntomas aparentes. Algo de lo que alertan desde MSD Manuals.
Por otro lado, la tos productiva o con flema se caracteriza por la presencia de mucosidad. Este tipo de tos es común en infecciones bacterianas o virales de las vías respiratorias inferiores, como la bronquitis. También puede observarse en casos de neumonía o de enfermedades crónicas como la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica).
La función de esta tos es movilizar el moco hacia el exterior para eliminar los patógenos y facilitar la respiración. En estos casos, el color de la flema también puede ser indicativo: un moco amarillo o verde sugiere una posible infección bacteriana, mientras que una flema más clara suele ser típica de infecciones virales. De ellas, sobre todo en invierno, ya hemos hablado en THE OBJECTIVE. Mas aun cuando pensamos que es algo que se cronifica durante los meses más fríos.
Otro tipo de tos es la tos ferina, que tiene un sonido muy característico. Causada por la bacteria Bordetella pertussis, esta tos es muy intensa y se presenta en episodios que pueden dificultar la respiración. Aunque la vacuna contra la tos ferina ha reducido su incidencia, todavía es importante estar alerta, especialmente en niños y personas con sistemas inmunitarios debilitados. Este tipo de tos no suele producir expectoración, pero debido a su fuerza puede causar vómitos o agotamiento en quienes la padecen, y requiere tratamiento médico. Algo de lo que advertía también la European Respiration Society.
Finalmente, encontramos la tos asmática, que suele ser seca y se acompaña de silbidos al respirar. Este tipo es común en personas con asma y puede desencadenarse por alergias, ejercicio físico intenso o cambios bruscos de temperatura. Del mismo modo, el asma puede provocar una sensación de opresión en el pecho y dificultad para respirar. Además, tiende a empeorar durante la noche o en la madrugada, y puede aliviarse con inhaladores u otros tratamientos específicos para el asma.
Cuándo hay que prestar mucha atención al tipo de tos
Aunque no siempre es motivo de alarma, hay ciertos casos en los que conviene estar especialmente atentos, ya que puede ser señal de una afección más grave. Uno de los primeros aspectos a considerar es la duración de la tos. Si persiste más de tres semanas, se considera crónica, y es importante que sea evaluada por un médico, ya que podría estar relacionada con enfermedades como la tuberculosis, el cáncer de pulmón o una enfermedad pulmonar crónica. La tos persistente y seca también puede ser un síntoma inicial de fibrosis pulmonar, una enfermedad que afecta la capacidad respiratoria a largo plazo.
El aspecto de la flema también es un factor clave. Cuando produce expectoración con sangre o un moco de color marrón oscuro, es necesario acudir al médico de inmediato. La presencia de sangre puede indicar problemas pulmonares serios, como una infección grave, tuberculosis o incluso cáncer. En algunos casos, la flema con sangre es un síntoma de enfermedades cardiovasculares, como la insuficiencia cardíaca congestiva, que requiere un tratamiento urgente.
Otro signo de alarma es la dificultad para respirar que puede acompañar a la tos en casos de enfermedades graves. Si se presenta junto a una sensación de falta de aire o de opresión en el pecho, especialmente en personas con antecedentes de problemas respiratorios o cardiovasculares, es fundamental buscar atención médica. Esta combinación de síntomas puede aparecer en casos de embolia pulmonar, neumonía severa o asma no controlada, afecciones que, de no tratarse a tiempo, pueden poner en riesgo la vida.