Todos conocemos la presbicia, pero pocos la presbiacusia: qué es y cómo afecta al oído
Asumir que la merma auditiva es inherente a la edad no significa no ponerle remedio cuando ésta aparezca

Un hombre mayor con pérdida auditiva. | ©Freepik.
El paso del tiempo deja su huella en el cuerpo, y la pérdida de algunas facultades es una señal inequívoca del envejecimiento. Una de las más evidentes es la presbicia, la dificultad para enfocar de cerca, que muchas personas empiezan a notar en torno a los 40 o 45 años. De pronto, leer un libro o consultar el móvil requiere estirar los brazos, y el uso de gafas se convierte en una necesidad. Sin embargo, no todo el mundo asocia este proceso con otra pérdida sensorial igual de común: la presbiacusia.
Mientras que la presbicia afecta a la vista, la presbiacusia impacta en el oído y no es otra cosa que la pérdida progresiva de audición relacionada con la edad. Un fenómeno natural que, aunque avanza de manera silenciosa, tiene un impacto significativo en la calidad de vida. Al igual que la vista, el oído sufre un desgaste con los años, pero como este deterioro suele ocurrir de forma paulatina, muchas personas tardan en darse cuenta de que están perdiendo audición.
La dificultad para escuchar ciertas conversaciones, la necesidad de subir el volumen del televisor o la sensación de que los demás hablan en un tono demasiado bajo son señales tempranas de la presbiacusia. A pesar de su frecuencia, este problema auditivo no siempre recibe la misma atención que la pérdida de visión. Quizá porque se asocia menos con una solución clara e inmediata, como ocurre con las gafas. O puede que sea considerarlo mucho más coyuntural, dependiendo del contexto. Sin embargo, la presbiacusia es un fenómeno irreversible que conviene conocer y tratar a tiempo para minimizar sus efectos.
Qué es la presbiacusia
La presbiacusia es el término médico que define la pérdida progresiva de audición como consecuencia del envejecimiento. Su nombre proviene del griego: presbys, que significa viejo, y akousis, que se traduce como audición. Generalmente, empieza a manifestarse a partir de los 50 o 60 años y se debe al deterioro natural de las células ciliadas del oído interno, responsables de transformar las ondas sonoras en señales eléctricas que el cerebro interpreta como sonido. Algo de lo que también alerta la Sociedad Española de Medicina Interna es de que puede haber factores que la precipiten.
A medida que estas células se dañan o mueren, la capacidad auditiva disminuye, especialmente en las frecuencias más altas. Lo que es también evidente es que la prevalencia de la presbiacusia es mucho más acentuado a medida que nos hacemos más mayores. También resulta curioso comprobar cómo no hay factores de riesgo tradicionales para su aparición.
Aunque la pérdida de audición con la edad es un proceso habitual, hay factores que pueden acelerar su aparición. La exposición prolongada a ruidos intensos, el uso frecuente de auriculares a volúmenes elevados o ciertas enfermedades metabólicas pueden influir en el desarrollo temprano de la presbiacusia. La proliferación de dispositivos móviles y la escucha de música en formato digital, no obstante, también pueden provocar pérdidas auditivas. De hecho, el problema es muchas personas empiecen a experimentar problemas auditivos antes de lo esperado. Algo de lo que hemos advertido previamente en THE OBJECTIVE.
Síntomas de que vas perdiendo capacidad auditiva
Los síntomas de la presbiacusia pueden ser sutiles al principio. Muchas personas notan que tienen más dificultades para seguir conversaciones en entornos ruidosos. También que necesitan pedir con más frecuencia que les repitan lo que han dicho. Del mismo modo, es común percibir que el habla de los demás suena menos clara. O que ciertas consonantes, como la “s” o la “f”, se vuelven difíciles de distinguir. Otro signo revelador es la sensación de que el televisor o la radio se escuchan demasiado bajo, aunque el volumen esté configurado en un nivel normal.
Cómo poner coto a la presbiacusia
A diferencia de la presbicia, que puede modularse con determinadas intervenciones quirúrgicas, la presbiacusia no tiene solución quirúrgica. Una vez que las células auditivas del oído interno se deterioran, no se regeneran. Por esta razón, es importante aceptar que la pérdida de audición es irreversible y que la mejor estrategia no es tanto revertirla como aprender a gestionarla de la mejor manera posible.

El primer paso es acudir a un especialista en audiología ante los primeros síntomas. Una evaluación auditiva permitirá determinar el grado de pérdida y establecer el mejor plan de actuación. En la mayoría de los casos, el uso de audífonos es la opción más eficaz. Estos dispositivos han evolucionado significativamente en los últimos años y ofrecen soluciones discretas y personalizadas que mejoran notablemente la capacidad de escucha sin alterar la calidad del sonido.
Más allá de los audífonos, es recomendable adoptar ciertos hábitos que faciliten la comunicación diaria. Mirar a los interlocutores cuando hablan, reducir el ruido de fondo en casa o en el trabajo y hablar en un tono claro y pausado son estrategias que pueden marcar la diferencia. También es útil utilizar subtítulos en la televisión o recurrir a aplicaciones que transcriben en tiempo real las conversaciones. Con un diagnóstico temprano y las herramientas adecuadas, la presbiacusia no tiene por qué ser un obstáculo para disfrutar de una vida más plena.