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Cristóbal Amo Martín, experto en salud: «Quejarse y dormir mal destruyen tu energía»

Muchas veces, el cansancio diario no se debe a factores externos, sino a patrones que repetimos sin darnos cuenta

Cristóbal Amo Martín, experto en salud: «Quejarse y dormir mal destruyen tu energía»

Una mujer sin energía | Canva

En la búsqueda constante de una vida más productiva y equilibrada, la mayoría de las personas suelen enfocarse en mejorar aspectos como la alimentación, el ejercicio físico o la organización del tiempo. Sin embargo, existen ciertos hábitos cotidianos que, aunque parecen inofensivos, pueden estar drenando nuestra energía sin que nos demos cuenta. Pequeñas acciones repetidas día tras día pueden provocar agotamiento mental, estrés y una sensación constante de fatiga que nos impide rendir al máximo en nuestras actividades diarias.

El problema es que estos hábitos están tan arraigados en nuestra rutina que muchas veces no los identificamos como dañinos. Nos acostumbramos a ellos y terminamos creyendo que la falta de energía es simplemente una consecuencia natural de la vida moderna. Sin embargo, expertos en bienestar advierten que modificar ciertas conductas puede marcar una gran diferencia en nuestra vitalidad y bienestar. Según Cristóbal Amo Martín, especialista en salud, energía y mente, existen tres hábitos clave que afectan directamente nuestros niveles de energía y que, si no se corrigen, pueden derivar en problemas como fatiga mental, falta de concentración y un rendimiento deficiente en el trabajo y en la vida personal. Identificarlos y trabajar en su eliminación puede ayudarnos a recuperar la vitalidad y sentirnos más enfocados y motivados cada día.

1. Quejarse constantemente

A simple vista, quejarse puede parecer un acto inofensivo, pero, según los expertos, es uno de los hábitos más dañinos para nuestra energía y bienestar emocional. Cada vez que te quejas, estás enfocando tu mente en la negatividad, lo que refuerza el problema en tu cerebro y lo hace parecer más grande de lo que realmente es. Cristóbal Amo Martín explica que la queja funciona como un ancla mental que te mantiene atrapado en un estado de insatisfacción. Al centrarte en lo negativo en lugar de buscar soluciones, tu cerebro gasta energía en pensamientos improductivos y termina agotado. La solución es cambiar la queja por la acción: en lugar de lamentarte por algo que no te gusta, busca formas de mejorar la situación o simplemente acepta aquello que no puedes cambiar.

2. Hacer muchas cosas a la vez

Vivimos en un mundo donde la multitarea se ha convertido en una habilidad valorada. Muchas personas creen que hacer varias cosas a la vez es sinónimo de eficiencia, pero la realidad es que dividir la atención en múltiples tareas disminuye la productividad y aumenta los niveles de estrés. Cuando intentas hacer varias cosas simultáneamente, tu cerebro debe alternar entre diferentes focos de atención, lo que genera una sobrecarga cognitiva. Esto no solo disminuye la calidad de tu trabajo, sino que también agota tu energía mental más rápido. Amo Martín aconseja practicar el monotasking, es decir, centrarse en una tarea a la vez hasta completarla. De esta manera, tu cerebro trabaja con mayor concentración, reduces la fatiga mental y logras mejores resultados en menos tiempo.

Existen ciertos hábitos cotidianos que, aunque parecen inofensivos, pueden estar drenando nuestra energía sin que nos demos cuenta.

3. Acostumbrarse a dormir mal

Uno de los hábitos más dañinos para la energía es la falta de sueño de calidad. Dormir poco o mal afecta directamente el rendimiento cognitivo, el estado de ánimo y la capacidad de tomar decisiones. Acostarte tarde, despertarte varias veces durante la noche o no respetar un horario regular de sueño impide que el cerebro realice sus procesos de recuperación. Esto se traduce en menor concentración, mayor irritabilidad y una sensación de agotamiento constante. Cristóbal Amo Martín recomienda establecer una rutina de sueño saludable, lo que implica:

  • Dormir entre 7 y 9 horas diarias.
  • Evitar pantallas (móvil, computadora, televisión) al menos una hora antes de dormir.
  • Mantener un ambiente adecuado en la habitación (oscuridad, temperatura agradable y sin ruidos).
  • Crear un horario fijo de sueño y respetarlo incluso los fines de semana.
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