Comer solo en el trabajo: por qué debemos dejar de estigmatizarlo
Fomentar un ambiente laboral inclusivo implica aceptar la diversidad de preferencias sin presionar a nadie

Cómo dejar de estigmatizar comer solo en el trabajo | Canva
En el mundo laboral, cada detalle de la jornada puede estar sujeto a normas implícitas y expectativas sociales. Desde la forma en que nos vestimos hasta cómo organizamos nuestro espacio de trabajo, muchos aspectos de nuestra rutina están influenciados por la cultura de la empresa y las dinámicas interpersonales del entorno laboral. Entre estos hábitos, la hora del almuerzo ocupa un lugar especial. No se trata solo de un momento para reponer energías, sino también de una oportunidad para conectar con colegas, compartir experiencias y fortalecer lazos dentro del equipo.
Sin embargo, no todas las personas viven este momento del mismo modo. Mientras que algunos disfrutan de la compañía y las conversaciones informales durante la comida, otros prefieren un respiro en solitario. Para algunos, es un instante de descanso mental, un momento para concentrarse en sus propios pensamientos o simplemente una cuestión de comodidad personal. Sin embargo, en muchos entornos laborales, la elección de comer solo sigue siendo vista con extrañeza o incluso desaprobación. Se asume que quienes optan por ello están aislados, son poco sociables o no desean integrarse en el grupo, lo que da lugar a estigmas y juicios innecesarios.
Las razones detrás de comer solo
En un mundo que cada vez más valora la diversidad y el bienestar individual, es fundamental replantearnos estas percepciones. No todas las personas tienen las mismas necesidades ni encuentran el mismo valor en la interacción constante. La flexibilidad y el respeto por las diferentes maneras de gestionar el tiempo de descanso en el trabajo deberían formar parte de una cultura organizacional más inclusiva y comprensiva. Y es que existen múltiples razones por las que una persona puede preferir comer sola en el trabajo. Algunas de ellas incluyen:
- Personalidad introvertida: las personas más reservadas pueden sentir incomodidad en reuniones sociales obligadas y prefieren disfrutar de un momento de tranquilidad.
- Falta de integración en el grupo: en ciertos casos, los empleados no son incluidos en las invitaciones grupales para almorzar, lo que refuerza su decisión de comer solos.
- Necesidad de desconexión: la jornada laboral puede ser intensa y la hora de comida representa un respiro para relajarse, leer o hacer alguna actividad personal sin interrupciones.
- Responsabilidades personales: algunos trabajadores deben aprovechar el tiempo para realizar diligencias, recoger a sus hijos o atender asuntos personales.
- Diferencias de interés: no siempre se comparten los mismos gustos o temas de conversación con los compañeros, lo que puede hacer de la comida grupal una experiencia tediosa o incómoda.
El estigma de comer solo
El rechazo o la incomprensión hacia quienes deciden comer en solitario puede generar sentimientos de exclusión y afectar la moral de los empleados. Como menciona en un artículo de Huffingtonpost la psicóloga especialista en trabajo Marie Pezé, la hora del almuerzo es un espacio donde se refuerzan lazos informales entre colegas, pero no participar en estas interacciones no debería ser motivo de juicio. La periodista Chloé Marriault recoge en su artículo para Les Echos varios casos de empleados que han sido señalados por su decisión de no comer con sus compañeros. Una trabajadora menciona que, aunque inicialmente compartía la comida con sus colegas, poco a poco dejaron de incluirla en las invitaciones, lo que la llevó a optar por almorzar fuera del edificio. Para ella, esta situación refuerza la sensación de no estar integrada en el grupo.

Otro caso es el de una trabajadora que decidió comer sola porque no disfrutaba de las conversaciones sobre fútbol y videojuegos con sus compañeros más jóvenes. Sin embargo, la empresa interpretó su decisión como una falta de compromiso con el equipo. Esto demuestra cómo en algunas organizaciones se percibe el almuerzo grupal como un requisito de pertenencia, ignorando las diferencias individuales.
Un cambio en la cultura laboral
Con la pandemia, las dinámicas laborales han cambiado y, con ellas, la manera en que los empleados utilizan su tiempo de descanso. Muchas personas ahora optan por almorzar rápidamente, hacer ejercicio o simplemente salir a dar un paseo. Esto ha demostrado que el momento de la comida no tiene por qué ser exclusivamente un espacio de socialización, sino también una oportunidad para el bienestar individual. Es fundamental que las empresas fomenten una cultura de respeto hacia las decisiones personales de cada empleado. Esto implica evitar presiones para almorzar en grupo y eliminar el estigma asociado con comer solo. La inclusión y la integración no deben medirse por la disposición a compartir una mesa, sino por el respeto mutuo y la capacidad de cada persona de elegir lo que mejor le conviene.