The Objective
Lifestyle

Ser amable no solo te hace mejor persona: también puede hacerte estar más sano

Más allá del rédito inmediato, quizá ser ‘buena gente’ mejore tu salud a largo plazo más de lo que pensarías

Ser amable no solo te hace mejor persona: también puede hacerte estar más sano

Una mujer en su puesto de trabajo. | ©Freepik.

Puede que alguna vez te hayas preguntado si eso de ser amable, de portarte bien con los demás, va más allá de una norma de cortesía o educación. Tal vez incluso te haya pasado por la cabeza que tratar con respeto, escucha y consideración a quienes te rodean, tenga alguna clase de impacto más profundo. Algo que no se quede solo en lo social. Lo cierto es que no vas desencaminado. De hecho, hay razones para pensar que la amabilidad no solo mejora nuestras relaciones. Incluso que podría tener efectos positivos sobre nuestro bienestar físico y emocional. Es decir, que la amabilidad y los beneficios para la salud podrían ir de la mano.

Imagínate que tu forma de comportarte con los demás tuviera una influencia directa en cómo te sientes contigo mismo, en tu cuerpo, incluso en tu sistema inmunológico. Puede parecer exagerado, pero distintas investigaciones empiezan a apuntar en esa dirección. La amabilidad, lejos de ser un gesto gratuito, parece actuar como una pieza dentro del engranaje de la salud integral. Es decir, una de esas conductas aparentemente pequeñas que, con el tiempo, generan un impacto más profundo.

Recientemente, un estudio ha puesto esta idea sobre la mesa. Publicado en mayo de 2025, relaciona los comportamientos amables y la cooperación con una percepción más saludable del entorno social. Aunque no habla directamente de salud física, sus conclusiones abren un camino interesante: ¿y si el simple hecho de ser más cordiales con los demás tuviera consecuencias positivas no solo en nuestra vida social, sino también en nuestro cuerpo?

La amabilidad abre puertas, pero ¿también nos hace un bien medible?

Un estudio realizado por investigadoras de la SWPS University de Varsovia, en colaboración con la Universidad de Tel Aviv, ha indagado en cómo la amabilidad cotidiana puede fomentar la cooperación entre personas. En su primera fase, participaron 463 personas de entre 18 y 67 años. A estas se les pidió valorar frases como “Cuando pago en una tienda, me aseguro de usar un tono de voz cálido o dar las gracias sinceramente”, junto con otras relacionadas con el sentimiento de pertenencia social y la actitud ante la cooperación en el trabajo.

Los resultados fueron bastante esclarecedores: aquellas personas que mostraban una mayor tendencia a comportamientos amables también sentían una conexión social más sólida. Esta sensación de pertenencia se relacionaba, además, con una mayor disposición a cooperar. En otras palabras, ser amable no solo mejora la forma en que interactuamos, sino que refuerza los lazos con los demás y favorece actitudes colaborativas, lo que resulta especialmente relevante en contextos laborales y de trabajo en equipo. Aunque, evidentemente, se trata de un estudio que no estaba enfocado en comprobar la relación entre amabilidad y sus beneficios.

En una segunda fase experimental, los investigadores formaron 52 equipos de estudiantes universitarios de primer curso, con un total de 164 participantes. A la mitad de ellos se les pidió comportarse de forma amable durante las tareas en grupo. Es decir, sonreír, utilizar un tono cálido, escuchar con atención o fomentar un ambiente agradable.

Al otro grupo se le instruyó para centrarse únicamente en la tarea, usando un tono más neutro y evitando manifestaciones de cordialidad. El resultado fue claro: los equipos con instrucciones de amabilidad mostraron una cooperación más fluida y un clima de trabajo más positivo. El estudio demuestra así que comportarse con amabilidad no es solo una cuestión de carácter, sino que tiene efectos concretos en la calidad de las relaciones y la eficacia del trabajo compartido.

Cómo puede la amabilidad tener beneficios en nuestra salud total

Aunque el estudio no valora los efectos físicos de la amabilidad, sí podemos mirar más allá. Especialmente, si intentamos observar el lugar que ocupan las relaciones sociales dentro del modelo de bienestar integral. Comer bien, dormir lo suficiente y hacer ejercicio son pilares ampliamente reconocidos. Pero otro, igual de importante, es el tipo de relaciones sociales que mantenemos. Y es aquí donde entra la amabilidad como puerta de entrada a relaciones más estables, seguras y emocionalmente nutritivas. De hecho, hay algunos trabajos científicos que sí ponen dentro de la ecuación del bienestar el hecho de ser más amable.

beneficios-amabilidad-salud-bienestar
Las relaciones sociales, tanto laborales como personales, juegan un papel fundamental en el bienestar integral. ©Freepik.

La ciencia lleva años alertando de los efectos de la soledad sobre la salud. Numerosos estudios vinculan la falta de relaciones significativas con un mayor riesgo de sufrir depresión y ansiedad. E, incluso, un deterioro cognitivo más acusado con la edad, del que ya te hemos hablado en THE OBJECTIVE. Una investigación publicada en The Lancet ya relacionó la soledad con una mayor probabilidad de desarrollar demencia. Si ser amable favorece relaciones más duraderas y profundas, ¿no podría también ser una forma preventiva de cuidarse frente a estos males? ¿Podríamos cultivar la amabilidad para tener beneficios reales en nuestro bienestar?

Además, vivir en entornos donde predomina la cordialidad y la cooperación reduce el estrés crónico, un factor asociado a múltiples enfermedades, desde cardiovasculares hasta trastornos inmunológicos. La amabilidad, al facilitar ese entorno más amable y menos hostil, podría ser un escudo invisible frente al desgaste emocional y físico. El cuerpo no distingue del todo entre una amenaza física y una social; ambas activan sistemas similares. Por tanto, sentirnos aceptados, escuchados y valorados también ayuda a desactivar las alarmas del organismo.

Publicidad