Los plásticos cotidianos condicionan tu sueño tanto como la cafeína, según un estudio
En este caso, la afectación no sería a nivel hormonal, sino por la interacción celular de los plásticos

Un hombre bebiendo agua. | ©Freepik.
Vivimos rodeados de plásticos. Están en el envase del yogur que tomamos por la mañana, en la alfombrilla sobre la que hacemos yoga y en el colchón donde intentamos dormir ocho horas. Muchos de estos objetos cotidianos contienen materiales como poliuretano y policloruro de vinilo (PVC), cuyo uso está tan extendido como infravalorados sus posibles efectos sobre nuestra salud. Aunque sabemos que ciertos componentes pueden liberar compuestos tóxicos, seguimos sin comprender del todo su impacto a largo plazo.
El poliuretano se emplea en colchones, sillones, calzado deportivo o incluso esponjas de cocina. El PVC, por su parte, está presente en revestimientos de suelos, cortinas de baño, cables eléctricos o juguetes infantiles. Ambos materiales contienen aditivos como los ftalatos o el bisfenol A, que han sido señala dos como disruptores endocrinos. No obstante, desde este mismo 2025, está prohibido el uso de este último en productos que puedan estar en contacto con alimentos.
Más allá de eso, resulta relevante comprobar cómo no solo el sistema hormonal el que se ve afectado. Investigaciones recientes apuntan a una posible interferencia con los mecanismos celulares que regulan nuestro sueño, como refleja este trabajo de la Norwegian University of Science and Technology, de Trondheim. El estudio, publicado en la revista Environmental International, sugiere que los químicos presentes en plásticos comunes podrían estar alterando nuestros ritmos circadianos. Esta regulación interna del sueño y la vigilia, que responde a la luz natural y controla desde la producción de melatonina hasta la temperatura corporal, es más delicada de lo que parece. Razón por la que plásticos y sueños, quizá, estén más vinculados de lo que parece.
El hallazgo más sorprendente: los efectos de estos plásticos sobre nuestro reloj biológico podrían parecerse, en parte, a los de la cafeína. Aunque los resultados no son concluyentes para el ser humano, pues se trata de un estudio realizado in vitro, da una pista de lo que podría pasar en esta complicada relación.
Cuando el plástico confunde a tu cerebro
La mayoría de estudios sobre toxicidad plástica se han centrado en cómo estos compuestos afectan a las hormonas. Pero este nuevo trabajo ha seguido otra vía: la de los procesos celulares. En concreto, se ha analizado la relación entre ciertos compuestos plásticos y el receptor de adenosina, una proteína esencial en la regulación del ritmo circadiano. Este receptor se encuentra en el cerebro y actúa como una especie de antena interna que envía al cuerpo señales de sincronización. Por eso, parte de los resultados del estudio son relevantes al ver cómo plásticos y sueño se podrían relacionar.
La adenosina es una sustancia que se acumula en el cerebro durante el día y genera sensación de sueño por la noche. La cafeína actúa bloqueando este receptor, haciendo que no recibamos la señal de cansancio. Lo curioso es que algunos químicos presentes en plásticos comunes también parecen alterar este mismo mecanismo, aunque de una forma distinta. En lugar de bloquear el receptor, lo activan, pero el resultado puede ser similar: desajustar el reloj biológico y dificultar el descanso.
Este fenómeno tiene implicaciones importantes. El receptor de adenosina interviene en la señalización de que “el sol está saliendo”, un aviso clave para el cuerpo. Si los compuestos plásticos interfieren en esta señal, aunque sea de forma leve, pueden alterar la secuencia natural de sueño y vigilia. El estudio, que no estaba enfocado en comprobar la relación entre plásticos y sueño, ha detectado que, tras la exposición a ciertos químicos presentes en plásticos, este receptor no transmite correctamente la información, provocando un retraso en los procesos fisiológicos que nos preparan para dormir.
Cafeína, plásticos y el reloj que llevamos dentro
No se trata de decir que los efectos de la cafeína y los plásticos sean idénticos. La cafeína tiene un efecto más intenso y directo sobre la activación del cerebro. Sin embargo, el estudio sugiere que los químicos plásticos actúan de forma más rápida que otros efectos conocidos, como los hormonales, aunque con menor intensidad. Este detalle es clave, ya que subraya lo poco que sabemos aún sobre cómo puede afectar esta exposición constante a nuestra salud diaria.
Aunque los investigadores reconocen que los resultados deben tomarse con cautela, la magnitud del hallazgo no es despreciable. El estudio se ha realizado in vitro, es decir, en células humanas cultivadas en laboratorio. Aun así, se ha comprobado que la alteración en la señalización del receptor puede suponer un retraso de hasta 15 minutos en los ritmos circadianos. Puede parecer poco, pero en un sistema tan afinado como el del sueño, esa desviación podría traducirse en insomnio crónico o fatiga acumulada, de lo que hemos hablado anteriormente en THE OBJECTIVE.
La siguiente fase de la investigación será comprobar si estos efectos también se dan en organismos completos. Para ello, se recurrirá al estudio con peces cebra, una especie que comparte muchas similitudes genómicas con el ser humano. Además, los científicos pretenden identificar qué sustancias concretas del PVC son las más implicadas. Este plástico puede contener hasta 8.000 compuestos diferentes, algunos añadidos de forma intencionada por sus virtudes y otros generados como subproductos, por lo que la investigación puede ser especialmente relevante.