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Un suelo pélvico sano también es cosa de hombres: por qué importa más de lo que crees

A menudo considerado ‘algo de mujeres’, su influencia en la salud sexual del varón también es clave

Un suelo pélvico sano también es cosa de hombres: por qué importa más de lo que crees

Un hombre en la consulta del médico | ©Freepik.

Hablar de suelo pélvico suele remitirnos, de forma casi automática, a la salud femenina. En especial, se asocia con el embarazo, el parto y la recuperación posnatal, etapas en las que su papel es evidente. Sin embargo, esta visión reduccionista invisibiliza una parte esencial: los hombres también tienen suelo pélvico y, además, su buen estado incide directamente en su bienestar físico y sexual.

A medida que se avanza en edad, su deterioro puede provocar incontinencia, disfunción eréctil o dolores lumbares. Por eso, tanto la prevención como el entrenamiento de esta zona deberían formar parte de los cuidados básicos de salud en todos los géneros. La evidencia médica muestra que un suelo pélvico fortalecido tiene efectos positivos a largo plazo, también en los hombres.

En España, la conciencia sobre este tema entre la población masculina sigue siendo baja, aunque poco a poco empieza a cambiar. Las consultas de fisioterapia especializada en suelo pélvico ya reciben a hombres preocupados por pérdidas de orina tras una operación de próstata o por molestias al hacer deporte. El cambio de mentalidad pasa por entender que cuidar esta musculatura es tan relevante para ellos como lo es para ellas.

Qué es el suelo pélvico y por qué no deberías ignorarlo

Parte de la complejidad del suelo pélvico no solo radica en lo que es, sino también dónde está. Al contrario que sucede con otras partes del cuerpo más fácilmente identificables, el suelo pélvico no es un músculo o articulación, sino un conjunto de músculos y tejidos que forman una especie de hamaca en la base del tronco. Su función aquí, como si hablásemos de la red de un equilibrista es la de sostener órganos vitales como la vejiga, el recto y, en el caso de los hombres, también la próstata. Por este motivo, su relevancia es esencial para controlar la continencia, la postura y, en menor medida, la función sexual.

En los hombres, esta musculatura se inserta en la parte baja del sacro y se extiende hacia el pubis, atravesando el periné. Su coordinación con el abdomen y el diafragma es fundamental para mantener una presión intraabdominal equilibrada. Cuando funciona correctamente, pasa desapercibida. Solo se nota cuando se debilita y surgen problemas.

Muchas veces, los hábitos que comprometen su integridad se mantienen durante años sin consecuencias aparentes. La vida sedentaria, el estreñimiento crónico, levantar peso de forma incorrecta o aguantar la orina durante mucho tiempo lo deterioran progresivamente. También afecta el sobrepeso o el tabaquismo, que reducen la calidad muscular.

Deporte y estrés, dos realidades a conocer al hablar de suelo pélvico

Además, ciertos deportes de alto impacto o muy repetitivos pueden tensionar esta zona sin darnos cuenta. El running o el ciclismo, si no se practican con una buena técnica, pueden ser más perjudiciales que beneficiosos en este sentido. Por ello, conviene revisar el gesto deportivo y combinarlo con ejercicios compensatorios.

La tensión emocional también influye en el estado del suelo pélvico. El estrés y la ansiedad pueden generar una contracción constante e involuntaria de esta musculatura. A largo plazo, eso se traduce en dolor, fatiga o sensación de pesadez en la zona perineal. Por eso, técnicas de relajación o respiración pueden tener un efecto beneficioso directo.

¿Qué gana un hombre con un suelo pélvico fuerte?

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El control del suelo pélvico repercute positivamente en la función sexual y en el control del sistema excretor. ©Freepik.

Un suelo pélvico sano mejora la continencia urinaria, la estabilidad del tronco y la función sexual. Para los hombres, tener esta musculatura tonificada implica, entre otras cosas, mayor control al orinar, mejor calidad en las erecciones y menos molestias al estar mucho tiempo de pie o sentado. A menudo, también mejora la percepción del propio cuerpo.

Este músculo actúa de forma discreta pero eficaz en gestos cotidianos: al toser, estornudar, hacer fuerza o mantener una postura prolongada. Cuando está debilitado, es más fácil que aparezcan pequeñas pérdidas de orina, sobre todo al reír o al hacer ejercicio. También puede haber sensación de urgencia al ir al baño o dificultad para vaciar la vejiga por completo.

La edad es un factor determinante. A partir de los 50 años, coincidiendo con el inicio de cambios prostáticos, es más habitual que se presenten disfunciones relacionadas con el suelo pélvico. Sin embargo, los primeros síntomas pueden aparecer antes, especialmente en hombres con hábitos poco saludables. Por eso, conviene empezar a prestar atención cuanto antes e, incluso en muchos casos, empezar con una prehabilitación antes de entrar en tratamientos quirúrgicos.

Cómo entrenar el suelo pélvico sin salir de casa

La buena noticia es que el suelo pélvico se puede entrenar de forma sencilla y sin necesidad de aparatos. Los ejercicios de Kegel, de los que ya hemos hablado antes en THE OBJECTIVE, son una herramienta eficaz también en hombres. Consisten en contraer y relajar de forma voluntaria los músculos del periné, como si se intentase interrumpir el flujo de orina. Se pueden hacer sentado, tumbado o de pie, tal y como recomienda la Asociación Británica de Cirujanos Urológicos.

Practicar estos ejercicios a diario ayuda a mejorar la fuerza y la coordinación de la zona. Se recomienda empezar con sesiones cortas, de 10 a 15 repeticiones, y aumentar progresivamente. Lo ideal es combinarlo con respiración consciente y con una postura correcta, evitando tensar glúteos o abdomen al hacerlos.

También es útil integrar estos movimientos en actividades cotidianas: al subir escaleras, al levantar peso o incluso al estornudar. Otros ejercicios como el pilates, el yoga o caminar a buen ritmo complementan muy bien el trabajo del suelo pélvico. Los resultados no son inmediatos, pero con constancia se notan en pocas semanas.

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