La polarización política rompe más vínculos que nunca en España (y la Navidad lo evidencia)
Unos cinco millones de españoles ha roto relaciones familiares o de amistad en el último año por motivos políticos

Una cena de Navidad | Freepik
Con la Navidad a la vuelta de la esquina, muchos hogares españoles se preparan para reencontrarse y sentarse largas horas alrededor de una mesa. Y lo que en otros tiempos esto era una velada más o menos animada y tranquila, hoy se enfrenta a una realidad que muchos de nosotros ya hemos vivido en primera persona: la polarización política, que ha entrado también en el terreno emocional y familiar.
En lugar de risas, conversaciones amables o anécdotas, cada vez son más las personas que deciden debatir de política en Navidad, lo que se ha convertido en un motivo de tensión, incomodidad o incluso ruptura. En este contexto, no es extraño que en en estas fechas el silencio reemplace al diálogo sobre cuestiones políticas.
Cinco millones de españoles ha roto por motivos políticos
No exageramos. Un informe reciente de la organización More in Common ha sacado a la luz un dato revelador: unos cinco millones de españoles ha roto relaciones familiares o de amistad en el último año por motivos políticos, lo que representa aproximadamente el 14% de la población adulta. Este informe, recogido en el Atlas de la Polarización en España 2025, muestra que las discrepancias ideológicas ya no se quedan en discusiones puntuales, sino que han erosionado vínculos personales duraderos.
Unos cinco millones de españoles ha roto relaciones familiares o de amistad en el último año por motivos políticos, lo que representa aproximadamente el 14% de la población adulta
Este mismo informe revela que seis de cada diez ciudadanos evitan hablar de política en su día a día para prevenir conflictos, y alrededor del 15% ha abandonado grupos de WhatsApp por el mismo motivo, lo que refleja que la política ha penetrado en ámbitos tradicionalmente ajenos a ella.
La polarización afectiva, en el centro del discurso
La polarización afectiva se refiere al rechazo emocional hacia quienes piensan distinto, no solo a la discrepancia racional de ideas o posiciones políticas. Este fenómeno no solo aparece en debates electorales o en las redes sociales, sino que afecta la forma en que nos relacionamos con amigos, vecinos y familiares, incluso cuando no hay una discusión explícita. En otras palabras, no se trata únicamente de diferencias de opinión, sino de una animosidad que se filtra hasta los sentimientos de desconfianza o rechazo personal hacia quienes sostienen ideologías distintas a las nuestras.

Los estudios académicos y encuestas recientes muestran que este tipo de polarización ha crecido de forma sostenida en España en los últimos años. En términos globales, entre 2021 y 2024, la polarización afectiva medida por encuestas especializadas habría aumentado alrededor de un 30%, impulsada por un clima generalizado de crispación y emociones ligadas a la política.
La Navidad es un terreno peligroso
En este sentido, la Navidad es un momento especialmente sensible porque reúne a personas de distintas generaciones y visiones del mundo bajo un mismo techo. En este escenario, hablar de política puede dejar de ser una conversación para convertirse en un campo de minas. Según el Atlas de la Polarización, dos de cada cinco españoles presenciaron o participaron en discusiones políticas intensas en celebraciones de Nochebuena o Nochevieja recientes, lo que subraya cómo la política se ha infiltrado incluso en lo que tradicionalmente se consideraba un territorio neutral.
Dos de cada cinco españoles presenciaron o participaron en discusiones políticas intensas en celebraciones de Nochebuena o Nochevieja recientes
Para muchos, la solución a estas tensiones no es el debate abierto, sino el silencio selectivo, que se basa en evitar temas controvertidos, cambiar de conversación o incluso abstenerse de compartir puntos de vista que puedan encender viejas rencillas. Y aunque esta estrategia pueda servir como una tregua temporal, numerosos expertos advierten de que no aborda las causas profundas de la división o que las personas no puedan disentir de forma constructiva y sin llevárselo a terrenos personales o emocionales.
¿Deberíamos obviar el tema esta Navidad?
Organizaciones como Foro NESI han interpretado este contexto como una verdadera señal de alarma social. No solo se discute más, sino que, según sus analistas, se han perdido incluso espacios seguros para el desacuerdo dentro de las familias.
«En un momento en el que la polarización también se vive en lo cotidiano, necesitamos más cultura de escucha y más acuerdos básicos. El consenso no es pensar igual: es volver a hablar, respetarnos y cooperar para resolver los problemas que importan», señala Diego Isabel La Moneda, portavoz del mencionado foro.

Investigaciones académicas también han advertido de los efectos de esta polarización emocional sobre la confianza social general, concretando que a mayor animosidad hacia quienes no comparten nuestras ideas políticas, menor es la confianza hacia la sociedad en su conjunto, incluyendo vecinos, compañeros de trabajo o desconocidos.
Así, volviendo a las reuniones de Navidad que nos esperan, es importante plantearse si merece la pena discutir sobre política, sabiendo que estas conversaciones pueden derivar en mal ambiente, broncas o el fin de muchas relaciones, incluso entre familiares. O quizá también debamos aprender a debatir sin enfadarnos, aunque esto quizá sea más difícil, a juzgar por los datos.
