Este es el tipo de calzado que aumenta el riesgo de lesión en los corredores, según un estudio
En un detalle tan aparentemente menor se aprecian diferencias a la hora de entender el dolor
En los últimos años, el running ha experimentado un auge notable, consolidándose como una de las actividades físicas más populares a nivel mundial. La facilidad para practicarlo, sin necesidad de equipamiento complejo ni instalaciones específicas, ha contribuido a su masificación. Personas de diversas edades y condiciones físicas encuentran en el running una forma accesible de mantenerse activas y mejorar su salud. Sin embargo, un detalle tan trivial como saber qué calzado elegir para correr y evitar una lesión es fundamental.
Tanto como para que, a priori, pueda pasar desapercibido. De sobra son conocidos los beneficios del running, amplios y bien documentados. Desde el punto de vista físico, favorece la salud cardiovascular, ayuda en el control del peso y fortalece músculos y huesos. Además, incrementa la resistencia y mejora la calidad del sueño. En cuanto a la salud mental, como cuenta este estudio, correr libera endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad, que contribuyen a reducir el estrés y la ansiedad, mejorando el estado de ánimo general.
Sin embargo, es importante destacar que una práctica inadecuada del running puede conllevar riesgos de lesiones. La falta de preparación, una técnica incorrecta o el uso de calzado inapropiado son factores que aumentan la probabilidad de sufrir daños físicos. El running, aunque beneficioso, no está exento de riesgos. Entre las lesiones más comunes se encuentran los esguinces de tobillo, que ocurren cuando los ligamentos se estiran o desgarran debido a una torsión indebida. Estos, por cierto, son frecuentes al elegir mal un calzado para correr, que deviene en lesión.
De esguinces a roturas de fibras: las lesiones del running
Las roturas de fibras musculares, especialmente en los músculos de las piernas, también son frecuentes y suelen ser consecuencia de esfuerzos excesivos o falta de calentamiento adecuado. Además, las tendinitis, como la del tendón de Aquiles, y las fracturas por estrés son dolencias habituales entre los corredores. También, en este sentido, abunda la fascitis plantar, de la que hemos hablado en varias ocasiones en THE OBJECTIVE.
La prevención de estas lesiones es fundamental para mantener una práctica deportiva segura. Realizar un calentamiento previo adecuado prepara los músculos y articulaciones para el esfuerzo, aumentando la flexibilidad y reduciendo el riesgo de lesiones. Asimismo, los estiramientos posteriores a la carrera ayudan a disminuir la tensión muscular y favorecen la recuperación. Es recomendable también incorporar ejercicios de fortalecimiento muscular y equilibrio en la rutina de entrenamiento para mejorar la estabilidad y resistencia del cuerpo.
La prudencia al iniciarse en el running es clave. Comenzar con distancias y ritmos moderados, incrementándolos progresivamente, permite que el cuerpo se adapte al nuevo régimen de actividad física. Escuchar al cuerpo y respetar los tiempos de descanso es esencial para evitar el sobreentrenamiento y las lesiones asociadas. Algunas de ellas, como decimos, vinculadas a una mala elección del calzado al correr y su consecuente lesión. Además, es aconsejable realizarse un chequeo médico antes de comenzar cualquier programa de ejercicio, especialmente si se tienen antecedentes de problemas de salud.
La relación entre lesión y elegir calzado para correr
El calzado juega un papel crucial en la práctica del running. Un estudio reciente de la Universidad de Florida ha revelado que el uso de zapatillas con un tacón elevado incrementa el riesgo de lesiones en los corredores. Los investigadores analizaron a más de 700 corredores durante seis años y encontraron que aquellos que utilizaban calzado con un mayor desnivel entre el talón y la punta del pie tendían a sufrir más lesiones.
La razón principal radica en la alteración de la percepción del patrón de pisada. Los corredores con zapatillas de tacón elevado a menudo creen que están aterrizando con la parte delantera del pie, cuando en realidad lo hacen con el talón. Esta discrepancia puede conducir a una distribución inadecuada de las fuerzas de impacto, aumentando la probabilidad de lesiones. Además, un tacón elevado puede interferir con la capacidad del cuerpo para sentir y reaccionar al contacto con el suelo, disminuyendo la estabilidad durante la carrera. Por eso, elegir bien el calzado al correr puede prevenir más de una lesión.
Para minimizar estos riesgos, se recomienda optar por calzado con una menor diferencia de altura entre el talón y la punta, conocido como drop bajo. Este tipo de zapatillas favorece una pisada más natural y mejora la percepción del contacto con el suelo. No obstante, es importante realizar la transición a este calzado de manera gradual, permitiendo que los músculos y tendones se adapten al cambio y evitando así posibles lesiones por adaptación inadecuada. Además, es fundamental elegir zapatillas que se ajusten correctamente al pie y sean adecuadas para el tipo de pisada y la superficie donde se va a correr.