Movimientos somáticos: qué son, cómo te benefician y cómo incorporarlos al día a día
En una sociedad que rinde culto a cuerpo y mente, este tipo de ejercicios tienen cabida en cualquier momento

Una mujer practicando ejercicio en casa. | Freepik
El primer cuarto del siglo XXI ha sido testigo de un auténtico auge del fitness y el culto al cuerpo. Desde gimnasios repletos de maquinaria de última generación hasta el creciente interés por el deporte al aire libre, todo parece girar en torno al movimiento y la salud. Este fenómeno no solo abarca la actividad física, sino que también pone el foco en la alimentación equilibrada y el cuidado de la salud mental, componentes esenciales de una vida plena. Aquí es, en esa plenitud, donde vamos a incluir desde THE OBJECTIVE el concepto de movimientos somáticos.
En este marco, cada vez son más quienes adoptan estilos de vida más saludables, alejándose de hábitos como el consumo excesivo de alcohol y tabaco. Estas tendencias están ganando especial popularidad entre las generaciones más jóvenes, que buscan no solo un cuerpo fuerte, sino también un equilibrio integral entre cuerpo y mente. El resultado es un cambio en las prioridades: se presta atención a rutinas que fomenten un bienestar más sostenible y completo.
Sin embargo, dentro del vasto universo del ejercicio físico, no todo se trata de maximizar el volumen muscular o buscar una hipertrofia extrema. En los últimos años, hemos presenciado el auge de prácticas como los ejercicios funcionales y, de forma más reciente, de los movimientos somáticos, que buscan algo diferente: una conexión profunda entre la mente y el cuerpo, sin la presión de resultados inmediatos o estéticos.
Qué son los movimientos somáticos
Los movimientos somáticos son prácticas físicas que tienen como objetivo reconectar el cuerpo y la mente mediante movimientos conscientes y suaves. Su principal meta no es desarrollar fuerza bruta o aumentar la resistencia, sino mejorar la percepción corporal y la conciencia de uno mismo. El término «somático» proviene del griego «soma», que significa «cuerpo vivo», y refleja la idea de que el cuerpo no es solo un conjunto de músculos y huesos, sino una entidad viva e integrada.
Aunque en Occidente los movimientos somáticos comenzaron a popularizarse a mediados del siglo XX, gracias a métodos como el Feldenkrais o la Técnica Alexander, su esencia es mucho más antigua. Prácticas tradicionales de países como China o Japón, como el tai chi o el qi gong, han incorporado principios similares durante siglos.
Estas disciplinas han sido clave en el mantenimiento del equilibrio físico y mental, especialmente entre sus practicantes mayores, quienes valoran la suavidad de sus movimientos. En Occidente, por ejemplo, determinados tipos de bailes como la danza o el ballet también tienen ese perfil de movimiento somático. Buena parte de los trabajos del coreógrafo húngaro Rudolf Laban iban en ese sentido, alumbrando lo que se conoce como Análisis del Movimiento Laban. Prácticas como el barré, por ejemplo, tienen ese matiz de movimiento somático.
En esencia, los movimientos somáticos consisten en prestar atención plena al cuerpo mientras este se mueve. No hay lugar para la automatización o la prisa; cada gesto se realiza con lentitud, buscando sentir y entender qué ocurre en el interior del cuerpo. Esta conciencia ayuda a liberar tensiones acumuladas, mejorar la postura y fomentar una mayor conexión con uno mismo. Son prácticas ideales para cualquier persona, independientemente de su condición física, ya que su objetivo no es el rendimiento, sino el bienestar.
Beneficios y cómo practicar los movimientos somáticos
Los ejercicios somáticos engloban una amplia variedad de movimientos que pueden realizarse en casa o al aire libre. Actividades como estiramientos conscientes, balanceos suaves o ejercicios de respiración son ejemplos perfectos de estas prácticas. Suelen incluir movimientos lentos y controlados que invitan a enfocar la atención en cada parte del cuerpo, detectando áreas de tensión o incomodidad. Para practicarlos no es necesario más que ropa cómoda, un espacio tranquilo y entre 15 y 30 minutos al día.

Los beneficios asociados a los movimientos somáticos son numerosos. Por un lado, ayudan a reducir el estrés al favorecer un estado de relajación profunda. Además, mejoran la postura y alivian dolores crónicos, especialmente aquellos derivados de tensiones musculares o malas posturas mantenidas en el tiempo. También promueven un mejor equilibrio y coordinación, cualidades esenciales a cualquier edad, pero especialmente valiosas para personas mayores.
A la hora de practicar movimientos somáticos, es fundamental centrarse en la respiración y el ritmo del propio cuerpo. No se trata de alcanzar una meta concreta, sino de observar cómo el cuerpo responde al movimiento. Además, tiene la ventaja de que son ejercicios que se pueden realizar tanto en solitario como en grupo, además de monitorizados por un instructor. Encontrar movimientos somáticos en gimnasios y centros fitness es bastante sencillo actualmente, por lo que las opciones son especialmente amplias.