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Fitness

Del beneficio de los 10.000 pasos diarios a los 7.000: del mito a la realidad, según un estudio

Lo que fue una campaña de marketing en los años sesenta se ha convertido en un mantra del fitness y las apps

Del beneficio de los 10.000 pasos diarios a los 7.000: del mito a la realidad, según un estudio

Una pareja caminando. | ©Freepik.

Durante años, caminar 10.000 pasos al día se ha convertido en una de las recomendaciones más repetidas para mejorar la salud física. En un mundo cada vez más sedentario, alcanzar esa cifra diaria se ha considerado una forma sencilla y eficaz de cuidar el cuerpo, reducir el riesgo de obesidad, mantener a raya enfermedades cardiovasculares, prevenir la demencia e incluso mejorar el estado de ánimo. La cifra se ha consolidado en relojes inteligentes, pulseras de actividad y aplicaciones móviles, funcionando casi como un mantra moderno de bienestar. No obstante, la ciencia insiste en que no existen números mágicos y que, en cierto modo, lo importante es caminar y mantenerse activos. Al punto de que ahora aparece en el horizonte una nueva cifra: 7.000 pasos.

Principalmente porque un nuevo estudio publicado en The Lancet Public Health ha puesto en cuestión la necesidad de alcanzar exactamente esos 10.000 pasos. Los investigadores han comprobado que muchas de las mejoras en la salud asociadas a ese nivel de actividad ya se dan con 7.000 pasos diarios. La diferencia, aunque numéricamente parezca pequeña, podría aliviar la presión sobre quienes, por edad, estilo de vida o condiciones laborales, no logran cumplir con los 10.000 pasos cada día.

Esto no significa que moverse más sea perjudicial. Todo lo contrario: mantenerse activo sigue siendo esencial. Pero los datos apuntan a que no es necesario llegar tan lejos para obtener beneficios reales. La cifra de 10.000 pasos, por tanto, podría ser más arbitraria de lo que se pensaba. Y reducir ese objetivo a 7.000 pasos puede hacer más accesible la actividad física moderada para buena parte de la población, sin perder sus efectos positivos.

De dónde surge el mito de los 10.000 pasos al día

La recomendación de caminar 10.000 pasos al día no nació en un laboratorio ni en una universidad. En realidad, su origen se remonta a 1964, en Japón, durante los preparativos para los Juegos Olímpicos de Tokio. Una empresa japonesa lanzó entonces un podómetro llamado manpo-kei, que se traduce literalmente como medidor de 10.000 pasos. El nombre se escogió por motivos comerciales, no por estar basado en evidencia científica.

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El origen del mito de los 10.000 pasos diarios está en una campaña de marketing de los años sesenta. ©Freepik.

Esta cifra redonda y fácil de recordar fue ganando popularidad como un objetivo de salud general. Con el paso del tiempo, y especialmente con la llegada de los dispositivos de seguimiento de actividad, se asentó como una especie de estándar global. Sin embargo, durante décadas, apenas se cuestionó su validez real como medida óptima para la prevención de enfermedades. El mensaje se simplificó tanto que se dio por hecho que quien no alcanzaba esa meta estaba descuidando su salud.

Pero los expertos insisten en que no hay que caer en la trampa de los números mágicos. Sean los 7.000 pasos que ahora se menciona u otras cifras. Caminar 10.000 pasos al día, desde luego, es mejor que no caminar en absoluto. O que caminar 5.000. Sin embargo, cumplir con esa rutina no garantiza salud plena si se combinan con malos hábitos como el sedentarismo prolongado, la mala alimentación o el consumo de tabaco. En definitiva, alcanzar esa cifra no es un salvoconducto hacia una vida saludable si el resto de los factores no acompañan.

La relevancia de los 7.000 pasos del estudio

Aunque caminar es un ejercicio recomendable, conviene reforzarlo con entrenamiento de fuerza e intensidad. ©Freepik.

La investigación, llevada a cabo publicado por más de una docena de profesionales, incluyendo algunos españolesThe Lancet Public Health, ha arrojado luz sobre esta cuestión. Para ello, han revisado los datos de más de 160.000 adultos de distintos países, comparando su salud con el número de pasos que caminaban cada día. En lugar de tomar como referencia los 10.000 pasos, el estudio ha centrado su análisis en lo que ocurre cuando una persona camina 7.000 pasos diarios frente a quienes apenas llegan a los 2.000.

Los resultados muestran reducciones significativas en el riesgo de varias enfermedades entre quienes caminan esos 7.000 pasos al día. El riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares cae un 25%, el de demencia baja un 38%, el de depresión un 22% y el de cáncer un 6%. Estas cifras demuestran que no hace falta llegar a los 10.000 pasos para empezar a notar mejoras tangibles en la salud física y mental. Incluso caminar 4.000 pasos al día, lejos del umbral mítico, ya ofrece beneficios claros frente a un estilo de vida sedentario.

Eso sí, los investigadores advierten de que no todos los resultados tienen la misma solidez, ya que algunas cifras proceden de un número limitado de estudios. Además, aunque muchos beneficios parecen estabilizarse en torno a los 7.000 pasos, se observan ventajas adicionales para la salud cardiovascular cuando se camina aún más. Por eso, no se trata de poner un techo, sino de entender que los beneficios empiezan antes de lo que creíamos, y que incluso un pequeño incremento de actividad diaria puede tener un impacto real.

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