The Objective
Fitness

La relación, según Harvard, entre dormir y deporte: cuanto antes te acuestes, mejor

Tras analizar los datos de 20.000 personas, llegan a la conclusión de que, además, se practicaría más ejercicio

La relación, según Harvard, entre dormir y deporte: cuanto antes te acuestes, mejor

Una mujer se despierta contenta. | ©Freepik.

Casi nada que tenga que ver con nuestro bienestar puede analizarse de forma aislada. Dormir, alimentarse, hacer ejercicio o controlar el estrés son prácticas que no funcionan por separado. De poco sirve seguir una rutina deportiva estricta si nuestras horas de sueño son escasas o irregulares. Tampoco basta con dormir bien si nuestra alimentación es pobre o si pasamos los días sentados sin movernos. Incluso cuando la dieta está bajo control, un nivel de estrés laboral elevado puede desbaratar por completo cualquier avance en salud física o mental. La conocida expresión mens sana in corpore sano solo tiene verdadero sentido cuando se interpreta como un equilibrio conjunto y dinámico, no como una lista de hábitos independientes.

Ahora, además, la ciencia ha puesto más énfasis en una pieza concreta del rompecabezas: la hora a la que nos vamos a dormir. Según un estudio reciente de la Universidad de Harvard, el momento en que nos acostamos podría tener un impacto directo sobre nuestro rendimiento físico al día siguiente. No se trata solo de dormir bien, sino de dormir antes, y hacerlo de forma constante, si queremos mejorar nuestras marcas o simplemente ser más constantes con el ejercicio. Algo de lo que hemos hablado a menudo en THE OBJECTIVE.

Este hallazgo no se refiere únicamente a atletas profesionales ni a personas con entrenamientos extremos. La conclusión apunta al ciudadano medio, a cualquiera que quiera integrar el deporte en su día a día como parte de un estilo de vida saludable. Acostarse tarde puede limitar las oportunidades de hacer ejercicio, incluso si se duerme lo suficiente. En cambio, dormir pronto –aunque sea menos horas– se relaciona con una mayor frecuencia de actividad física. La clave está en cómo se reorganiza el día a partir del sueño, y ese es el cambio de perspectiva que ahora propone Harvard.

La beneficiosa relación del deporte con dormir bien

Dormir bien es una de las condiciones esenciales para rendir de forma óptima, tanto en el deporte como en las tareas cotidianas. Durante el sueño, el cuerpo repara tejidos, consolida aprendizajes motores y regula funciones hormonales que afectan directamente al rendimiento físico. Por eso, una mala noche no solo implica cansancio: también reduce la coordinación, la fuerza y la capacidad de concentración al entrenar. Dormir y hacer deporte es una fórmula que funciona en ambos sentidos, y es en esa doble dirección donde se encuentra su verdadero valor. La literatura médica en este sentido está más que comprobada.

Quienes practican deporte de manera regular tienden a dormir mejor, con un sueño más profundo y menos despertares nocturnos. La actividad física ayuda a reducir el estrés, regula el ritmo circadiano y favorece la conciliación del sueño por la noche. No hace falta correr maratones: una caminata de media hora diaria o una clase suave de yoga ya pueden marcar la diferencia. Así, dormir y mejor deporte no es solo una etiqueta, sino una práctica que se retroalimenta con beneficios mutuos.

Lo interesante es que también ocurre al revés: dormir bien hace que el deporte sea más fácil y más eficaz. Con descanso suficiente, los músculos rinden más, hay menos riesgo de lesiones y la motivación para entrenar se mantiene alta. Las personas bien descansadas tienen más energía para moverse, pero también más disciplina para mantener una rutina. En otras palabras, dormir y practicar deporte no es una suma de dos buenos hábitos, sino una sinergia que mejora nuestra salud global.

La puntualización de Harvard: acostarte antes para rendir más

deporte-dormir-pareja-cama
Según el estudio, no se trataría solo de las horas dormidas, sino de irse pronto a la cama. ©Freepik.

El reciente estudio de la Universidad de Harvard aporta un matiz revelador a lo que ya sabíamos sobre sueño y deporte. No se trata únicamente de cuánto dormimos, sino de cuándo lo hacemos. El análisis, basado en datos recogidos de más de 20.000 personas durante un año, demostró que aquellos que se acuestan antes tienden a hacer más ejercicio al día siguiente. No necesariamente duermen más horas, pero aprovechan mejor su jornada. La famosa expresión ‘a quien madruga, Dios le ayuda’ cobra aquí un sentido literal. De hecho, se ha comprobado que incluso personas con insomnio consiguen conciliar el sueño antes tras adquirir rutinas deportivas.

Los investigadores analizaron cerca de seis millones de horas de sueño y compararon esos datos con la actividad física registrada por dispositivos de seguimiento. Observaron que quienes se dormían más temprano acumulaban más minutos de ejercicio, sobre todo durante la mañana. Esto sugiere que adelantar la hora de acostarse reorganiza el día siguiente, liberando tiempo y energía para moverse más. Así, dormir bien para hacer mejor deporte también puede ser una cuestión de planificación, no solo de voluntad.

Además, los beneficios se mantenían incluso cuando el número total de horas dormidas era algo menor. Es decir, acostarse antes —aunque se madrugue y se duerma menos— permite mantener una rutina de ejercicio más constante. Esta información rompe con la idea de que solo importa la cantidad de sueño, y refuerza la importancia del ritmo. Por eso, en la ecuación dormir y deporte, según Harvard, implica también diseñar nuestros horarios para favorecer el equilibrio. No se trata solo de estar en la cama ocho horas, sino de elegir bien cuándo empieza ese descanso.

Publicidad