Aceites de semillas: qué son y qué posibles beneficios tienen como alternativa al de oliva
En boga desde hace unos años, conviene saber realmente sus propiedades y posibles beneficios de su ingesta

Una mujer utilizando aceite. | Freepik
En España, el aceite de oliva es mucho más que un simple ingrediente culinario. Diríamos que se puede considerar un emblema de la dieta mediterránea y una de las joyas de la gastronomía nacional. Su uso cotidiano está respaldado por numerosos estudios que destacan sus beneficios para la salud. El aceite de oliva virgen, rico en antioxidantes y grasas monoinsaturadas, contribuye a la reducción del colesterol malo (LDL).
También protege frente a enfermedades cardiovasculares, frente al cáncer y posee propiedades antiinflamatorias. No en vano, se le considera un aliado imprescindible para una vida saludable y las pruebas científicas que lo avalan son numerosísimas. Eso no quita, como decimos, que los aceites de semillas existan y pudieran ser alternativas.
Como decimos, en los últimos años, el consumo de aceites de semillas ha ido ganando popularidad. Este auge se debe tanto a factores económicos como a una mayor curiosidad por diversificar las opciones alimenticias. Aunque menos tradicionales en la cocina española, los aceites de semillas están cada vez más presentes en supermercados y hogares, presentándose como una opción interesante para algunos tipos de preparaciones.
Estos aceites, obtenidos a partir de semillas como el girasol, la calabaza o el lino, ofrecen un perfil nutricional distinto al del aceite de oliva, aunque, en general, los aceites vegetales tienen características nutricionales similares. No obstante, sus propiedades, usos y beneficios pueden variar según el tipo de semilla utilizada, como analizamos en THE OBJECTIVE.
Aceites de semillas: cuáles son y cómo utilizarlos
El aumento del precio del aceite de oliva en los últimos años ha propiciado un boom en la venta de aceites de semillas, especialmente el de girasol, que se ha convertido en una de las opciones más populares. De sobra conocido por el consumidor español, este tipo de aceites destaca por su sabor neutro y su versatilidad.
Es por esta razón que su uso es, principalmente, culinario, ya sea para frituras, repostería y platos donde se evite el sabor potente del aceite de oliva. No obstante, hay más aceites de semillas en los lineales de los supermercados, herbolarios y comercios especializados. También, directamente, hay aceites de semillas en los que se incluyen distintas variedades en proporciones dispares.
Aceite de girasol: Obtenido de las semillas de girasol, es rico en ácidos grasos poliinsaturados y vitamina E. Ideal para freír y hornear gracias a su resistencia a altas temperaturas.
- Aceite de girasol: Obtenido de las semillas de girasol, es rico en ácidos grasos poliinsaturados y vitamina E. Ideal para freír y hornear gracias a su resistencia a altas temperaturas y un clásico muy habitual en la cocina española.
- Aceite de soja: Se elabora a partir de las semillas de soja y contiene omega-3 y omega-6, así como antioxidantes naturales. Se utiliza principalmente en ensaladas y para salteados rápidos.
- Aceite de lino: Rico en ácidos grasos omega-3, es una opción saludable para aliños fríos porque que no tolera bien el calor.
- Aceite de sésamo: Destaca por su sabor intenso y su alto contenido en grasas insaturadas. Es bastante en la cocina asiática, donde se utiliza tanto en crudo como para salteados ligeros como los de los woks.
- Aceite de calabaza: De sabor bastante peculiar, es una fuente rica en ácidos grasos esenciales y antioxidantes, ideal para platos fríos como ensaladas o sopas. No es tan habitual, pero en Centroeuropa tiene cierto predicamento.
El caso paradigmático del girasol y de cómo se obtienen los distintos aceites
A diferencia del aceite de oliva, que se extrae del fruto del olivo mediante prensado o centrifugado, los aceites de semillas se obtienen generalmente por procesos de extracción mecánica o mediante el uso de disolventes químicos. Esta diferencia en los métodos de producción también influye en su perfil nutricional y sabor. No obstante, cualquier tipo de aceite vegetal que se comercialice en Europa es apto para el consumo humano.
Otro matiz relevante, al menos en lo que tiene que ver con el proceso de cocinado, es que los aceites de semillas son mayoritariamente poliinsaturados, por lo que su resistencia a la degradación a altas temperaturas es menor. Ahora puedes preguntarte: ¿por qué entonces el aceite de girasol soporta bien las frituras? Principalmente porque la práctica totalidad de aceites de girasol que se comercializan en España está refinado, un proceso al que se someten para eliminar impurezas como los fosfolípidos. Además, a menudo se enriquecen con ácido graso alto oleico –un monoinsaturado– para aumentar su resistencia.
¿Tiene sentido recurrir a los aceites de semillas?
Depende de la respuesta que quieras encontrar, apostar por aceites de semillas puede ser más o menos recomendable. ¿Buscas dar un toque de variedad a tu cocina? Sí, es recomendable utilizar los aceites de semilla como complemento. ¿Estás buscando una alternativa más sana que el aceite de oliva virgen o que el aceite de oliva virgen extra? Pues la respuesta, si es porque crees que vas a encontrar la panacea al contraponer beneficios nutricionales como los ácidos grasos, sería un no. En cualquier caso, que los aceites de oliva o de semillas tengan propiedades recomendables no significa tener barra libre. Son productos cargados de grasas y, como tal, grandes cantidades de calorías.

Más allá de eso, sobre la duda entre si elegir aceites de semillas, su perfil nutricional no es radicalmente distinto ni mejora en nutrientes puntuales en demasía al del aceite de oliva virgen. En este sentido, los ácidos grasos monoinsaturados y los antioxidantes del aceite de oliva lo colocan como una de las mejores opciones para proteger el sistema cardiovascular y reducir el riesgo de enfermedades crónicas. Sin embargo, esto no significa que los aceites de semillas deban descartarse por completo. Más aún cuando ha quedado demostrado que no tienen riesgos para la salud.