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Nutrición

Un catedrático en nutrición enumera los cinco problemas de salud al hacer dietas milagro

En la búsqueda de una pérdida de peso, muchas personas recurren a este tipo de planes, poniendo en riesgo su salud

Un catedrático en nutrición enumera los cinco problemas de salud al hacer dietas milagro

Una mujer delgada | Canva

Las dietas milagro siguen ganando popularidad, especialmente después de los excesos de las fiestas. Muchas personas buscan soluciones rápidas para perder peso y recurren a estos regímenes que prometen resultados en poco tiempo y con poco esfuerzo.

Sin embargo, los expertos aseguran que este tipo de dietas no solo son insostenibles, sino que pueden tener graves consecuencias para la salud.

¿Qué son las dietas milagro?

Estos tipos de dietas se caracterizan por prometer una rápida pérdida de peso mediante restricciones extremas o la eliminación de grupos completos de alimentos.

Según Vicente Javier Clemente, catedrático en Nutrición y Entrenamiento de la Universidad Europea, “estas dietas no están diseñadas para ser sostenibles a largo plazo, ya que generan privaciones severas que, inevitablemente, terminan abandonando las personas que las siguen. El problema es que no se educa en hábitos saludables, por lo que al final se vuelve a los malos hábitos previos, provocando un efecto rebote”.

¿Por qué ocurre el efecto rebote en estas dietas?

Uno de los principales problemas de estas dietas es el efecto rebote, que ocurre cuando el peso perdido se recupera rápidamente, e incluso se gana más.

Esto sucede porque estas dietas ralentizan el metabolismo y fomentan la pérdida de masa muscular, reduciendo el gasto energético del cuerpo. Además, la falta de educación en hábitos saludables perpetúa los malos comportamientos alimenticios previos.

¿Qué es lo peor de hacer dietas restrictivas?

Algunas dietas prometen resultados inmediatos, pero esconden efectos que pueden afectar tanto al cuerpo como a la mente.

Según Clemente, antes de embarcarse en un cambio radical de alimentación, es fundamental conocer las implicaciones que esto puede tener en la salud y el bienestar a largo plazo.

  • Deficiencias nutricionales: la eliminación de grupos de alimentos puede generar carencias de vitaminas y minerales esenciales.
  • Pérdida de masa muscular: al restringir calorías drásticamente, el cuerpo recurre a los músculos como fuente de energía.
  • Alteraciones metabólicas: el metabolismo se ralentiza, lo que dificulta la pérdida de peso en el futuro.
  • Problemas digestivos: muchas dietas extremas carecen de fibra, lo que puede provocar estreñimiento y otros trastornos digestivos.
  • Efectos psicológicos negativos: la frustración y el estrés por no poder mantener la dieta pueden generar ansiedad y trastornos de la conducta alimentaria.

Alternativas saludables a las dietas milagro

Para evitar caer en estas prácticas dañinas, el catedrático de la Universidad Europea recomienda optar por planes de alimentación equilibrados y personalizados, siempre supervisados por profesionales. “La clave está en la educación nutricional y en pequeños cambios sostenibles que prioricen la salud integral”, añade.

El plato saludable de Harvard es una recomendación para comer más sano
Una alimentación saludable.
  1. Volver a una alimentación equilibrada con porciones adecuadas: es fundamental mantener una dieta variada que aporte todos los nutrientes necesarios sin recurrir a restricciones extremas. En lugar de enfocarse en eliminar grupos de alimentos, lo ideal es ajustar las porciones y optar por combinaciones que favorezcan la saciedad y el bienestar.
  2. Priorizar alimentos frescos y ricos en nutrientes: la base de una alimentación saludable debe estar compuesta por alimentos naturales y mínimamente procesados. Frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras (como pollo, pescado o legumbres) y grasas saludables (como el aguacate, frutos secos y aceite de oliva) proporcionan vitaminas, minerales y antioxidantes esenciales para el organismo.
  3. Rehidratarse correctamente: el agua juega un papel clave en el metabolismo, la regulación de la temperatura corporal y la eliminación de toxinas. Es recomendable consumir entre 1.5 y 2 litros de agua al día, adaptando la cantidad según el nivel de actividad física y las condiciones climáticas.
  4. Introducir actividad física progresivamente: para estimular el metabolismo y mejorar el bienestar general, es importante incorporar el ejercicio de forma gradual y adaptada a las capacidades individuales. Actividades como caminar, nadar, andar en bicicleta o practicar yoga no solo favorecen la quema de calorías, sino que también reducen el estrés y mejoran la calidad del sueño.
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