Patricia, nutricionista: «Añade este alimento a la sandía para que te sacie toda la mañana»
Con la llegada del calor, muchas frutas vuelven a ponerse de moda, pero es importante saber cómo consumirlas

Sandia | Canva Pro
Con la llegada del verano, la sandía se convierte en una de las frutas más consumidas por su alto contenido en agua, su sabor dulce y su efecto refrescante. Patricia Alonso, nutricionista especializada en alimentación, explica que aunque la sandía es natural y baja en calorías, tiene un índice glucémico elevado, lo que puede provocar picos de azúcar en sangre si se consume sola. «El índice glucémico (IG) de la sandía ronda los 72, lo cual la sitúa en la categoría de los alimentos de IG alto», señala Alonso. Esto significa que, al ingerirse sola, el azúcar que contiene se absorbe rápidamente, provocando una subida súbita de glucosa en sangre. Como consecuencia, ese aumento suele ir seguido de una caída igual de brusca que se traduce en hambre, fatiga o antojos pocas horas después del desayuno o la merienda.
Sandía y queso feta
La nutricionista propone una solución simple, nutritiva y deliciosa: combinar la sandía con una grasa o una proteína saludable. «Al acompañarla con estos nutrientes, se ralentiza la absorción de sus azúcares naturales y se consigue un efecto saciante mucho más duradero», afirma. Uno de los maridajes que Patricia Alonso recomienda con más entusiasmo es el de sandía con queso feta de cabra. Este dúo, que ya es un clásico en la cocina mediterránea y en muchas ensaladas estivales, no solo aporta un contraste de sabores entre lo dulce y lo salado, sino que también tiene un fundamento nutricional sólido. «El queso feta de cabra contiene proteínas de alta calidad y grasas saludables que ayudan a equilibrar el impacto glucémico de la sandía, evitando ese subidón energético que se convierte rápidamente en un bajón», explica.

Además, esta combinación no solo es funcional desde el punto de vista nutricional, sino también atractiva a nivel gastronómico. La textura crujiente y jugosa de la sandía contrasta con la cremosidad del queso, mientras que el toque salado potencia aún más la dulzura natural de la fruta. Se trata de una pareja que encaja perfectamente en un desayuno ligero, una merienda saciante o incluso como entrante en una comida de verano.
Si bien el queso feta de cabra es uno de los favoritos por su perfil nutricional y sabor, Alonso recuerda que hay otras opciones igualmente válidas para combinar con la sandía. «Se puede optar por un puñado de frutos secos como nueces o almendras, que aportan grasas saludables, o por yogur natural sin azúcar, que suma proteínas y mejora la digestión gracias a los probióticos», sugiere. También menciona como alternativa el aguacate, por su riqueza en grasas monoinsaturadas y su capacidad para generar saciedad.
Cómo mantener la energía estable
La clave, dice, está en no consumir la sandía como única fuente energética al comenzar el día. Aunque es hidratante y refrescante, su alto contenido en agua (más del 90%) y su escasa cantidad de fibra no garantizan una sensación de plenitud prolongada. Por eso, combinarla con proteínas o grasas no solo mejora la saciedad, sino que también estabiliza los niveles de glucosa y de energía a lo largo de la mañana. Este enfoque se alinea con la tendencia actual de buscar desayunos más equilibrados y sostenibles, que no solo aporten placer inmediato sino también beneficios a medio plazo. «Ya no se trata solo de contar calorías o elegir alimentos light, sino de entender cómo interactúan los distintos nutrientes en nuestro organismo y cómo influye eso en nuestro bienestar diario», subraya Alonso.