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Nutrición

La nutricionista Mónica Salazar advierte: «Estos hábitos parecen ‘saludables’ pero no lo son»

A veces, renunciar a las reglas, a los estándares y a la culpa es el primer paso hacia una verdadera libertad y salud

La nutricionista Mónica Salazar advierte: «Estos hábitos parecen ‘saludables’ pero no lo son»

Barritas de cereales. | Canva.

En un mundo donde la información sobre alimentación saludable circula a velocidad vertiginosa, muchas personas han adoptado hábitos que, lejos de nutrir su bienestar, generan ansiedad, culpa y una relación dañina con la comida. Mónica Salazar, especialista en nutrición y Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), advierte: lo que muchas veces se vende como autocuidado y salud puede convertirse en otra forma de restricción, rígida y peligrosa.

Por qué estos hábitos no son saludables

Aunque muchos hábitos alimenticios se presentan como formas de cuidarte, la realidad es que algunos pueden convertirse en trampas que afectan tu salud física y emocional. Lo que comienza como intención de bienestar puede transformarse en ansiedad, culpa o excesivo control, desconectándote de las señales naturales de tu cuerpo y alejándote de una relación sana con la comida. Salazar advierte sobre hábitos que, aunque creemos que nos cuidan, en realidad nos están afectando sin que lo percibamos.

  • Realfooding obsesivo: aunque promueve comer “real” y evitar ultraprocesados, cuando se convierte en un ritual obsesivo puede ser perjudicial. Demonizar alimentos, preparar recetas exageradas como pizza de brócoli o pasar horas analizando etiquetas no es salud, sino otra forma de restricción. Esto desconecta a la persona de sus señales naturales de hambre y saciedad y la atrapa en reglas, cálculos y culpa.
  • Contar calorías y macros: la obsesión por medir cada caloría o macro puede generar ansiedad y una relación conflictiva con la comida. Cada elección se juzga según si encaja o no en un objetivo, mientras se pierde la intuición al comer. Como dice Salazar, «tu cuerpo no es una calculadora».
  • Nutricionistas centrados solo en el peso: buscar ayuda profesional es positivo, pero cuando todo se enfoca en la pérdida de kilos se ignora la historia, la energía, la relación con la comida y con uno mismo. Este enfoque puede provocar miedo a “fallar” y una dependencia del número en la balanza como medida de valor personal.
  • Redes sociales y estándares irreales: contenidos de “lo que como en un día”, retos de 21 días o transformaciones espectaculares parecen inspiradores, pero fomentan comparación constante, presión y miedo a no ser suficiente. Salazar advierte que esto no es motivación, sino un disfraz de insatisfacción que erosiona la autoestima.
  • Planes nutricionales prediseñados: seguir dietas estrictas y pesarse la comida puede generar un ciclo de control y ansiedad. Los “días libres” que terminan en atracones añaden culpa, convirtiendo lo que parecía autocuidado en otra dieta más. Como señala Salazar, esto atrapa a la persona en un ciclo sin fin de reglas y ansiedad.

Qué es el verdadero autocuidado

El resultado describe la especialista, es un estado emocional donde cada elección alimentaria se juzga, nada parece suficiente y la persona se siente perdida y llena de ansiedad. Sin embargo, Salazar enfatiza que el problema no está en la persona, sino en la forma en que le enseñaron a cuidarse. «No hay nada roto en ti» asegura, y recuerda que merecemos cuidar nuestro cuerpo sin miedo, comer sin culpa y sentirnos en paz con nosotros mismos.

Entonces, ¿qué es lo que realmente necesitamos? Para la experta, la clave está en recuperar la conexión con nuestro cuerpo y establecer una relación saludable con la comida desde un espacio seguro. Esto puede implicar pedir ayuda profesional especializada en TCA o simplemente aprender a escuchar nuestras propias señales. Salazar destaca que «a veces, dejarse ayudar es el mayor acto de amor que puedes darte». Y es que la salud no se mide por la rigidez de una dieta, el control de calorías o la apariencia corporal, sino por la capacidad de escuchar, respetar y cuidar nuestro cuerpo y nuestra mente. Las tendencias, los retos y los planes perfectos pueden ser herramientas, pero nunca deben convertirse en mandatos que nos alejen de nuestro bienestar. Recuperar el equilibrio es posible, y empieza por cuestionar lo que creemos que nos “cuida”.

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