Boticaria García aclara el mito del yogur caducado: qué significa la fecha de consumo preferente
Un recordatorio útil para no dejarse llevar por los números y, de paso, contribuir a reducir el desperdicio alimentario

Yogures | Canva pro
Durante años, muchos consumidores han mirado con recelo ese pequeño número impreso en la tapa del yogur. La “fecha” ha sido motivo de dudas, miedos y despilfarro de alimentos perfectamente seguros. Sin embargo, como recuerda la farmacéutica y divulgadora Marián García, más conocida como Boticaria García, el miedo es infundado. Desde 2014, los yogures pueden llevar la indicación “fecha de consumo preferente” en lugar de “fecha de caducidad”, y eso lo cambia todo. La diferencia no es un tecnicismo burocrático, sino un mensaje claro para el consumidor. La “fecha de consumo preferente” indica hasta cuándo el producto mantiene sus propiedades óptimas de sabor, textura o aroma, pero no implica que deje de ser seguro pasada esa fecha. En cambio, la “fecha de caducidad” sí está reservada para productos perecederos que pueden suponer un riesgo para la salud si se consumen fuera de plazo.
¿Qué significa la fecha de consumo preferente?
En el caso de los yogures, Boticaria García recuerda que este cambio en el etiquetado, vigente desde hace más de una década, vino acompañado de una reeducación necesaria sobre la seguridad alimentaria. «Si el yogur se ha conservado correctamente en la nevera y no presenta signos de mal estado, se puede consumir sin problemas incluso varias semanas después de la fecha de consumo preferente», explica. Eso sí, no hay una regla universal que determine cuántos días o semanas se puede “estirar” ese margen. Todo depende del tipo de yogur y de cómo se haya conservado. No es lo mismo un yogur natural que uno azucarado o con trozos de fruta, ya que la presencia de azúcares o frutas modifica la evolución del producto. Tampoco es igual un yogur que ha respetado la cadena de frío que otro que ha pasado horas fuera de la nevera.

La experta insiste en que la clave está en los sentidos y el sentido común. Antes de desechar un yogur porque ha pasado unos días de su fecha, conviene observarlo, olerlo y probarlo ligeramente. Si su aspecto, textura y aroma son normales, no hay motivo para tirarlo. Solo si presenta moho, separación excesiva del suero o un olor agrio debe descartarse. Ahora bien, Boticaria García hace una matización importante: una cosa es que el yogur sea seguro, y otra que conserve todas sus cualidades organolépticas y nutricionales. Es decir, aunque un yogur pasado unos días no suponga un riesgo sanitario, puede haber perdido parte de su sabor, cremosidad o valor nutricional. Por eso, su recomendación es consumirlo dentro del plazo indicado si se quiere disfrutar de todas sus propiedades intactas.
Comisión Europea sobre el etiquetado de las fechas
El debate sobre la caducidad de los yogures forma parte de una conversación más amplia sobre el desperdicio alimentario. Según datos de la Comisión Europea, hasta un 10 % de los alimentos que se tiran en los hogares lo hacen por malinterpretar el etiquetado de las fechas. La confusión entre “caducidad” y “consumo preferente” lleva a desechar productos que aún son perfectamente seguros. En este sentido, la divulgación de expertos como Boticaria García cumple un papel esencial. Su mensaje, basado en la evidencia científica y el sentido práctico, invita a revisar nuestras costumbres en la cocina y a confiar más en nuestros sentidos. Los yogures no son bombas de relojería que explotan al llegar su fecha, sino alimentos fermentados con una vida útil más larga de lo que muchos piensan.
