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Nutrición

Las cuatro razones por las que hay que lavar los frutos secos, según la nutricionista Segura

Bajo la guía de una experta, incluso los snacks más comunes pueden convertirse en aliados poderosos para la salud

Las cuatro razones por las que hay que lavar los frutos secos, según la nutricionista Segura

Frutos secos | Canva pro

Cristina Segura, especialista en Nutrición, Hormonas y Entrenamiento Femenino, advierte sobre un hábito poco conocido pero muy beneficioso: lavar y remojar los frutos secos antes de consumirlos. Aunque a simple vista estos alimentos puedan parecer limpios y listos para comer, la experta asegura que un simple enjuague puede marcar la diferencia en términos de salud y digestión.

1. Elimina los residuos y el polvo

Lavar los frutos secos permite eliminar residuos y polvo que se acumulan durante su almacenamiento o manipulación. Muchos consumidores asumen que los frutos secos que se venden envasados están completamente libres de pesticidas o partículas de polvo, pero la realidad es que incluso los más naturales pueden contener restos de estos elementos. Un lavado rápido bajo agua corriente reduce la exposición a estas sustancias, contribuyendo a una alimentación más limpia y segura.

2. Reduce los antinutrientes

Más allá de la superficie, los frutos secos contienen compuestos conocidos como antinutrientes, entre ellos fitatos y oxalatos. Estos compuestos tienen la particularidad de dificultar la absorción de minerales esenciales como el hierro, el calcio o el magnesio. Según Cristina Segura, el remojo de los frutos secos no solo ayuda a eliminar parte de estos antinutrientes, sino que también optimiza la absorción de los nutrientes que sí aportan. «Es un paso sencillo que puede tener un gran impacto en la biodisponibilidad de los minerales que necesitamos para nuestro cuerpo», explica.

3. Activa enzimas

El proceso de remojo tiene otro beneficio poco conocido pero igualmente importante: la activación enzimática. Al sumergir los frutos secos en agua, se inicia un proceso similar al de “despertar” la semilla, lo que activa enzimas que facilitan la digestión. Esto es especialmente relevante para quienes sienten que los frutos secos les “caen pesados” o les producen malestar digestivo. La experta señala que este pequeño gesto puede transformar un snack común en un alimento mucho más fácil de digerir y aprovechar por el organismo.

Frutos secos

4. Mejora la digestión y la tolerancia de los frutos secos

Además de mejorar la digestión, el remojo y, en algunos casos, el posterior tostado de los frutos secos, también tiene efectos sobre su textura y sabor. Los frutos secos remojados suelen ser más suaves y agradables al paladar, mientras que el tostado potencia su aroma y sabor, aunque puede implicar una leve pérdida de algunos nutrientes sensibles al calor. Cristina Segura aclara que, a pesar de esta ligera disminución de ciertos micronutrientes, el beneficio en términos de digestibilidad y absorción compensa ampliamente la pérdida. «La idea no es renunciar a nutrientes, sino optimizar cómo nuestro cuerpo los utiliza», subraya.

Cómo remojar y tostar correctamente

La técnica de lavado y remojo no es exclusiva de un tipo específico de fruto seco. Almendras, nueces, anacardos, avellanas y pistachos pueden beneficiarse de este proceso. Lo recomendable es dejarlos en remojo unas pocas horas, dependiendo del tamaño y dureza del fruto, y luego enjuagarlos antes de consumirlos o tostarlos ligeramente. Este simple ritual puede transformar un hábito cotidiano en una estrategia para mejorar la digestión, la absorción de minerales y la tolerancia general a los frutos secos.

Nutrición consciente y biodisponibilidad

En un mundo donde los hábitos alimentarios a menudo se centran solo en la cantidad de nutrientes que un alimento aporta, Cristina Segura invita a mirar también la calidad de la digestión y la disponibilidad de esos nutrientes. «No se trata solo de comer saludable, sino de comer de manera que nuestro cuerpo pueda realmente aprovechar lo que le damos», concluye. Este enfoque integra la nutrición con la bioquímica de los alimentos, mostrando que pequeños cambios en la preparación pueden tener grandes efectos en el bienestar general.

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