El truco de mi nutricionista: vinagre en las lentejas para absorber más nutrientes
En un momento en el que cobra fuerza la cocina consciente, este truco recupera la lógica de la gastronomía sencilla

Lentejas | Canva pro
Las lentejas han acompañado a la cocina española desde mucho antes de convertirse en un plato emblemático de los menús caseros. Su presencia se repite en hogares de todas las comunidades autónomas, desde guisos contundentes heredados de las abuelas hasta versiones más ligeras que encajan en los ritmos actuales. Esta legumbre ha logrado mantenerse en el tiempo por razones que van más allá de la tradición, su perfil nutricional la sitúa entre los alimentos más versátiles y completos de la despensa y su capacidad para adaptarse a cualquier combinación la convierte en un recurso infalible para resolver comidas equilibradas sin complicaciones. A pesar de su sencillez, continúa sorprendiendo por la variedad de matices que ofrece y por el valor que aporta a quienes buscan una alimentación más consciente.
Hierro vegetal y vitamina C: beneficios
Uno de sus mayores atractivos es el hierro, un mineral indispensable para el organismo que, sin embargo, no siempre se aprovecha como debería. El hierro de origen vegetal, también conocido como hierro no hemo, presenta una tasa de absorción menor que el procedente de fuentes animales y, por tanto, requiere cierta ayuda para que el cuerpo pueda incorporarlo de forma eficiente. En este punto, entra en juego un truco que cada vez recomiendan más nutricionistas, añadir un toque de vinagre durante la cocción. Este gesto, aparentemente simple, activa una serie de reacciones que favorecen el aprovechamiento del hierro y mejoran el valor nutricional del plato sin necesidad de alterar la receta.
La acidez del vinagre actúa como catalizador, pero no es la única vía disponible. Expertos como Pablo Ojeda destacan que cualquier ingrediente rico en vitamina C, desde el pimiento o incluso un poco de zumo de limón, cumple el mismo propósito. La vitamina C modifica químicamente la forma del hierro no hemo y permite que el organismo lo reconozca con mayor facilidad, un proceso clave para quienes basan buena parte de su dieta en legumbres. Así, una receta tradicional y cotidiana se transforma en una opción aún más completa gracias a un pequeño ajuste que suma sabor y salud en cada cucharada.
Ventajas adicionales que elevan el valor del guiso
Las lentejas contienen compuestos como el ácido oxálico y el ácido fítico, conocidos por dificultar la absorción de minerales esenciales. La acción ácida del vinagre contribuye a descomponer estos anti nutrientes, lo que facilita que el cuerpo pueda aprovechar mejor no solo el hierro, también el zinc, el calcio y otros minerales presentes en el plato. Gracias a ello, la digestión se vuelve más suave y la sensación de pesadez disminuye, un efecto que muchos cocineros caseros detectan sin conocer el motivo químico que lo provoca.

Pese a que las lentejas ya tienen un índice glucémico bajo, la introducción de un medio ácido durante la cocción puede reducir aún más la velocidad con la que los carbohidratos se absorben. Esto se traduce en picos de glucosa más estables después de comer, una ventaja de interés para quienes gestionan la diabetes o buscan mantener niveles de azúcar más constantes. La combinación de fibra, proteína y ese toque de acidez convierte al guiso en un plato especialmente adecuado para dietas enfocadas en el control metabólico.
Además, el vinagre no altera de manera invasiva el sabor de las lentejas, sino que aporta un equilibrio sutil y profundidad al guiso. Su acidez ligera resalta los matices del plato y contribuye a que las legumbres conserven su forma durante la cocción, evitando que se deshagan en exceso. El resultado es un guiso más armonioso, con una textura firme y agradable, y una presentación más uniforme, cualidades que lo hacen tan apreciado en cocinas que valoran tanto el sabor como la estética de cada preparación.
Alternativas igual de útiles en la cocina tradicional
El vinagre no es la única opción para potenciar las propiedades de las lentejas. El tomate añade antioxidantes como el licopeno y complementa de manera natural muchos sofritos. El pimiento, que destaca por su alto contenido en vitamina C, encaja con recetas clásicas y contemporáneas. Para los más atrevidos, un mínimo de zumo de naranja introduce un matiz afrutado que realza el guiso sin romper la esencia tradicional. Estas alternativas permiten adaptar la receta al gusto de cada cocinero sin renunciar a sus beneficios nutricionales.
