Tamariu, el secreto mejor guardado de la Costa Brava: belleza y tranquilidad en estado puro
Aunque cada año más visitantes descubren su encanto, sigue siendo un secreto celosamente guardado por los catalanes

Tamariu | Hotel Tamariu
Entre los nombres más sonados del litoral catalán, como Cadaqués o Tossa de Mar, hay un rincón que guarda celosamente su encanto, lejos del turismo masificado y las rutas tradicionales. Se trata de Tamariu, un pequeño pueblo de tradición marinera que, con su autenticidad intacta, calas de aguas cristalinas y una oferta natural casi intacta, está conquistando a los viajeros que buscan belleza sin artificios. Sin grandes hoteles ni postales repetidas, Tamariu seduce precisamente por lo que le falta: ruido, aglomeraciones y pretensión. Aquí, la Costa Brava se muestra en su forma más pura.
Tamariu: un lugar especial
Tamariu, parte del municipio de Palafrugell en el Baix Empordà, es un pueblo de apenas 300 habitantes permanentes que ha sabido conservar intacta su alma tradicional de pueblo pesquero. Su nombre proviene del tamarindo, un árbol emblemático que adorna sus calles y simboliza su arraigo histórico. Este enclave mantiene una atmósfera genuina, donde el mar y la naturaleza se entrelazan en perfecta armonía. Su playa principal, una cala de media luna de aguas transparentes, fue refugio de embarcaciones pesqueras y hoy se convierte en el epicentro para bañistas y turistas que buscan tranquilidad y belleza sin estridencias.
Los lugares que no puedes dejar de visitar
Rincón sereno de la Costa Brava, Tamariu combina naturaleza, mar y tradición en una escapada perfecta para desconectar. Desde caminatas junto al Mediterráneo hasta aventuras submarinas y gastronomía local, este antiguo pueblo de pescadores ofrece múltiples propuestas para viajeros curiosos.

1. Caminar por el Camí de Ronda
Sendero costero que conecta Tamariu con calas y pueblos cercanos como Llafranc o Calella de Palafrugell. Ideal para senderistas, este recorrido permite descubrir acantilados, bosques de pinos y miradores con vistas espectaculares. A muy poca distancia, se encuentra Aigua Xelida, una cala de aguas turquesas y ambiente salvaje.
2. Practicar ‘kayak o snorkel’
El litoral de Tamariu es perfecto para los deportes acuáticos. Puedes alquilar un kayak y explorar cuevas marinas y calas escondidas, o sumergirte con gafas y tubo para disfrutar del fondo marino, especialmente rico en esta zona de la Costa Brava.
3. Hacer buceo en las Islas Medas
A menos de 30 km, esta reserva marina es uno de los mejores puntos de buceo del Mediterráneo occidental. Ideal tanto para principiantes como para buceadores experimentados, ofrece una impresionante biodiversidad y formaciones rocosas submarinas únicas.
4. Visitar el mercado de Palafrugell
A tan solo unos minutos en coche, este mercado semanal es perfecto para adentrarse en la cultura local. Aquí encontrarás productos frescos, artesanía y un ambiente auténtico que muestra el día a día del Empordà.
5. Pasear por el paseo marítimo
El centro de Tamariu conserva su esencia marinera. Pequeñas barcas varadas en la arena, casas blancas frente al mar y un ritmo pausado que invita a la contemplación. Un lugar ideal para desconectar del bullicio y reconectar con la calma.
Restaurantes más demandados
Después de una mañana de exploración o descanso junto al mar, Tamariu ofrece una interesante selección de restaurantes donde saborear lo mejor de la gastronomía local y mediterránea. Uno de los clásicos es el Restaurante Es Dofí, situado en primera línea de playa. Aquí, los desayunos se convierten en una experiencia: pan con tomate, jamón ibérico y café mientras se contempla el mar. Un ritual sencillo pero insustituible.
En cambio, a la hora del almuerzo o la cena, el abanico se amplía. En El Clot dels Mussols, los protagonistas son los pescados frescos y los arroces, tratados con respeto al producto y un toque creativo. Para quienes prefieren algo más informal, La Pasta Tamariu propone una carta con sabores italianos y mediterráneos, ideal para familias o grupos. Tampoco faltan las terrazas donde tomar algo al atardecer, ya sea una copa de vino de la región o un vermut con vistas al horizonte. La oferta gastronómica, aunque no abrumadora, es coherente con el espíritu de Tamariu: calidad, sencillez y sabor local
¿Dónde ver el mejor atardecer?
La magia de Tamariu se extiende al caer el sol. El mirador y faro de Sant Sebastià, a pocos kilómetros, es el lugar ideal para contemplar cómo el Mediterráneo se tiñe de tonos dorados en un espectáculo natural único. Fotógrafos y amantes del paisaje encuentran aquí una vista privilegiada, donde el cielo y el mar se funden en una postal imposible de olvidar. Cuando el sol se despide, Tamariu no solo se ilumina con los últimos destellos del día, sino también con esa luz serena que queda cuando todo encaja: el silencio, el horizonte, y el momento perfecto. Un cierre poético para una jornada que sabe a mar, calma y belleza sin filtros.