El presidente francés Emmanuel Macron ha decidido este lunes acelerar en la desescalada de las medidas de protección contra el nuevo coronavirus[contexto id=»460724″]. «Vamos a recuperar en parte nuestro saber vivir, nuestro gusto por la libertad. Esto no significa que el virus haya desaparecido, habrá que respetar durante mucho tiempo aún las reglas de distancia física», ha dicho Macron en un discurso a la nación donde ha marcado las pautas de la tercera fase de la desescalada.
En contexto: Francia se encuentra en la segunda fase de desconfinamiento desde el pasado 2 de junio, con el territorio dividido en verde o naranja según la presencia del virus y con medidas más estrictas en las zonas más afectadas. El país pasará a partir de este lunes al verde en todo el territorio metropolitano y reabrirá sus fronteras con el resto de Europa.
Los restaurantes y bares podrán reabrir este lunes en todo el territorio, incluida la región parisina donde hasta hoy solo podían abrir sus terrazas; los alumnos deberán volver al colegio a partir del 22 de junio «de manera obligatoria y en condiciones normales» hasta final de curso, y se permiten de nuevo las visitas a las residencias de ancianos.
Asimismo Macron ha defendido un plan de inversión europeo para hacer frente a la crisis económica desatada tras la sanitaria, y ha insistido en que la reconstrucción francesa se hará junto a Europa, para levantar un continente «más justo, fuerte y soberano».
La alocución era además una ocasión para apagar los fuegos desatados en el país por las protestas contra la violencia y el racismo policial, un motivo de crecientes tensiones entre poderes públicos y fuerzas del orden, que esta semana dijeron sentirse abandonadas por el Gobierno. «Sin orden republicano no hay ni seguridad ni libertad. Este orden, lo garantizan policías y gendarmes, expuestos a riesgos a diario en nuestro nombre. Por ello merecen el apoyo de los poderes públicos y el reconocimiento de la nación», ha afirmado el presidente de Francia.