Alonso Caparrós: «El miedo es fundamental para manejar a la sociedad»
El que fuera presentador del mítico Furor declara que «los que manejan los medios nos quieren acojonados»
Está de un moreno que da envidia. Se mantiene fuerte, ágil, es encantador en las distancias cortas. Uno comprende los motivos por lo que él estaba llamado a ser estrella de la televisión, hasta que se le fundieron los focos y se quedó a oscuras. Años negros de adicciones que ha dejado atrás, y por los que no le apetece seguir hablando en medios. Ya no le es útil, confiesa. De vuelta a la tele con Susanna Griso, tiene nuevo libro Empezar de Cero. Que no trata de borrar el pasado, sino de volcarse en vivir un presente en paz, que la alegría es una cosa bien distinta. Alonso Caparrós (Madrid, 1970) vive ahora uno de sus mejores momentos, aunque ni las grandes sumas de dinero ni la fama exacerbada estén presentes. «El éxito es una pérdida de tiempo», quien lo probó, lo sabe.
PREGUNTA. – Tiene una novela David Trueba llamada Cuatro Amigos, y dice al principio una frase que tengo subrayada: «Yo a mis amigos no les cuento mis penas, que los divierta su puta madre»… ¿En España somos muy de entretenernos con el drama ajeno?
RESPUESTA. – Totalmente, aunque no solo en España, creo que es general. Pero es verdad que la parte del drama, el morbo de lo que le pasa al otro malo, nos tira mucho.
P.- ¿Alonso Caparrós ha sufrido eso de que a la gente le interesaba más lo malo que lo bueno suyo?
R.- No es que lo haya sufrido de una manera especial. Lo he vivido porque forma parte de todo lo que es ahora la prensa, los medios, etcétera. Eres un personaje público y entonces sí, lo vives. Y luego está este problema de la huella digital, que es un problema realmente, que actualiza muchas cosas que ya han pasado. Entonces, a veces es contraproducente para la imagen que quieres trabajar en el momento.
P.- Usted que ha sido entrevistador y entrevistado, ¿vende más el drama que la alegría?, ¿da más audiencia?
R.- La mala noticia, y eso nos está condenando, es que lo que más vende, y digo que nos está condenando porque la gran mayoría de la prensa va en esa dirección, son guerras, tragedias, catástrofes, muertes. Lo bueno no vende y eso es malo, porque el bombardeo es tal que yo no sé si concuerda en la visión que al final acabamos teniendo. El mundo no se va a acabar.
P.- ¿Los medios nos quieren acojonados?
R.- Sí, pero más que los medios quienes manejan los medios. El miedo es fundamental para manejar a la sociedad y al personal. Hay que meternos miedo para que funcionemos como ellos quieren. ¿Tú no estás viendo ahora lo de los extraterrestres? Esto es lo próximo, lo siguiente que va a venir, la siguiente amenaza. Hemos tenido la pandemia, el cambio climático, que seguramente son reales, pero la cosa es decir a ver con qué acojonados ahora al personal para que haga lo que queremos.
P.- Ahora, por lo que tengo entendido, Alonso Caparrós quiere abrir una nueva etapa. Quiere que ya no le preguntemos por el asunto de las drogas y demás, que no seamos muy pesados preguntando, ¿hemos sido muy insistentes preguntando por la cuestión?
R.- La cuestión es que la experiencia de cada uno sea útil. Entonces ya ha pasado el momento en el que toda esa historia salió televisión, luego escribí un libro. Y mi fin con ese libro fue convertir mi experiencia en algo útil, darle sentido tanto para mí como para los demás. Entonces llega un momento que me doy cuenta de que no era útil hablar de ello en los medios. Me es muy útil en la intimidad. Hay mucha gente que me escribe, hay mucha gente a la que procuro aconsejar, con la que hablo de eso, pero me he dado cuenta que en los medios no es buena idea, no sirve de mucho. Arrepentido no estoy, creo que son fases. Y todo el que lo quiera leer está ahí escrito para siempre.
P.- Solo una sobre drogas. ¿Nos falta para con las personas que han sido y han tenido problemas con las drogas mucha educación en España sobre ese problema?
R.- Es complicado. No es que nos falta educación, es una mezcla de las dos cosas, un poco de que es algo a lo que la sociedad se tiene que acostumbrar, no a las drogas, a la enfermedad mental en general. Y luego también es cierto que son enfermedades que la consecuencia, cuando se ve desde el exterior, provoca miedo, provoca rechazo. Porque lo que ves del enfermo es primero el aspecto físico. Las decisiones que toman, los actos que lleva a cabo. Entonces es normal que cueste, que a la sociedad le cueste, porque de entrada te tira para atrás y te alerta.
P.- Tengo entendido que no reza, pero si medita. ¿Alonso Caparrós medita todos los días unos minutitos?, ¿cómo es eso?
R.- Sí, aunque creo que es parecido. Cuando se reza el rosario, es una manera de meditar. Pero sí, busco el momento. Lo más chulo es poco a poco, a medida que vas avanzando, lo que tú meditas, luego vas adaptándolo en tu día a día, a cada momento del día. Entonces de alguna manera procuro estar todo el día meditando.
«Si naciera de nuevo, no me dedicaría a la comunicación»
P.- Pero ahora que estás muy zen, ¿cuándo ha sido la última vez que ha dicho «me cago en todo»?
R.- Todos los días. Es que me cabrea, cuando claro, cuando a veces la gente de redes te habla de la meditación y de las píldoras, y parece que están flotando y eso es mentira. O sea, la vida es un desafío continuamente. Y además, la vida que nos hemos inventado es muy agresiva, no es fácil ser monje en una ciudad. Entonces lo que significa meditar es que todos los días haces el esfuerzo de identificar eso. De luego saber salir de eso o saber no darle importancia y tal. Pero claro que sí que me cago en todo. Aunque es verdad que ya es de otra manera.
P.- Alonso Caparrós tiene nuevo libro, Empezar de cero, que no es un libro de autoayuda, ¿o sí?
R.- Al uso no. Aunque todos los libros no dejan de ser experiencias que cada uno puede utilizar o no, pero yo sí creo que todos los libros, de alguna manera, siempre ayudan. Y este libro tiene vocación de ayudar, de echar un cable.
P.- ¿Empezar de cero es olvidar el pasado?
R.- No, que va. El pasado es muy útil, yo quiero y adoro mi pasado. Se trata de revisarlo, de abrazarlo y de darle sentido. Porque si no, entonces sí que es duro, porque yo tenía una vida muy vibrante, muy emocionante, pero no tenía sentido. Entonces al pasado hay que echarle un vistazo porque nos sirve para darle sentido a lo que hemos hecho y normalmente hasta que no ha pasado es difícil ver las conclusiones que se pueden sacar.
P.- ¿Es el libro de alguien que ha sacado conclusiones de haber vivido un infierno particular?
R.- Bueno, es un libro que saca conclusiones de haber vivido una experiencia traumática, si quieres llamarlo, pero eso es algo que nos sucede a todos. En mi caso fueron las adicciones, pero hay gente que pierde a un hijo en un accidente o que se pone enferma, se arruina, no sé, tragedias. Cada uno tenemos nuestro drama personal. Entonces, lo que yo descubrí después, lo que le da sentido a mi experiencia, es que es que eso se le puede dar un sentido y tiene una utilidad. Y además me ha enseñado mucho sobre lo que es la vida y sobre mí mismo.
P.- ¿Le cabrea mucho a Alonso Caparrós que se hable frívolamente de felicidad?
R.- Me parece que es peligroso que se venda una felicidad fácil de conseguir o con una varita mágica. Me parece muy peligroso que se venda una felicidad ligada al éxito, que esto ocurre mucho ahora en los speaker y en los gurús cuando dan conferencias sobre superación y sobre emprender, que es una palabra que se ha puesto muy de moda. Y sobre la búsqueda de la felicidad, pues está relacionado con siempre aparece la palabra dinero y siempre aparece la palabra éxito. Y yo creo que eso es peligroso porque la felicidad no depende para nada de eso. Yo he tenido mucho dinero y no fui en absoluto feliz. Eso no significa que el dinero no dé la felicidad, ayuda un montón. Y a mí me gusta el dinero. Pero no tiene nada que ver con la felicidad.
P.- ¿Ha cambiado mucho su relación por el dinero? En ocasiones puede ser una relación muy tóxica.
R.- Sí, puede ser una relación peligrosa. El otro día me decía mi psicóloga «Alonso, pero el dinero no tiene por qué ser bueno ni malo». Es cierto, no hay nada en este mundo que sea bueno o malo, es lo que tú hagas con él. Pero sí, es verdad, que el momento en el que aparece el dinero, el exceso de lo que puedas guardar, empieza a aparecer la diferencia. Yo tengo más, tú tienes menos, tú tienes lo que yo deseo. Y entonces ahí empiezan las diferencias. Y luego tiene una cosa muy rara que cuanto más dinero tienes, más quieres. Es acojonante. Dicen que la cantidad perfecta son 60.000 ahorrados. Que tu tengas 60.000 de colchón, eso te da cierta tranquilidad. Y dicen que a partir de esa cifra se te empieza a ir la olla.
P.- Y sobre el éxito. Se cumplen ahora 25 años del estreno de Furor.
R.- ¿Sabes que lo sigo haciendo en empresas? Y es brutal.
P.- ¿Sigue ganando dinero con Furor?
R.- Y además muy bien ganado, muy cómodo. Y yo me sorprendo y me congratulo porque funciona como un tiro. Lo convertimos en un team building para empresas y es brutal.
P.- ¿Qué es el éxito para Alonso Caparrós?
R.- Una pérdida de tiempo. Te lo voy a explicar con una cosa que cuento en el libro de Empezar de cero. Carl Sagan fue un tipo que divulgaba muy bien la ciencia detrás. Entonces este tipo era uno de los que había hecho el proyecto de las Voyager. Unas naves que se lanzaron al espacio sin el propósito de que volvieran, con la idea de que si alguien lo encuentra, ve una representación de que aquí existe la vida, de que hay inteligencia. Y además en ese viaje, pues la idea era que fuera cogiendo imágenes de todos los planetas. Entonces, cuando una de ellas estaba ya prácticamente fuera del sistema solar, Carl Sagan dijo: «Vamos a darle la vuelta y vamos a observar la Tierra desde aquí», entonces era ridículo. Él lo cuenta en un libro llamado Un punto pálido en el cielo. En el espacio te das cuenta de lo insignificantes que somos. Entonces el tipo luego hacía una reflexión muy chula, decía lo ridículo que eran esos emperadores, hoy Biden o Putin, que se creen durante una un instante de la existencia que son dueños de un rincón, de algo tan así. Eso está relacionado con todo lo que es el éxito. De repente te sube a un sitio en el que te colocan el absurdo más grande de lo que se puede imaginar para el ser humano. Creerte algo porque el resto de la humanidad te admira.
«Estoy zen, pero me cago en todo a diario»
P.- Si volviera a empezar, ¿volvería a dedicarse a este mundo de la comunicación?
R.- Creo que no. Tal vez sea que estoy en un momento en el que, después de 30 años, adoro mi profesión y esto que no se malentienda, me encanta mi oficio, me encantan los medios de comunicación, pero creo que nuestro cerebro no da para más y yo tengo una parte de mucha curiosidad, con muchas cosas, de querer hacer muchas cosas. Entonces en este momento de mi vida te digo que no. Ha sido muy divertido, ha sido muy chulo, pero si pudiese dedicarme a otra cosa, lo haría.
P.- Hay una frase de una canción de Sabina y de Fito Páez que dice «Dormir contigo es estar solo dos veces. Es la soledad al cuadrado». Quería preguntarle si también ha cambiado su relación con las mujeres.
R.- Lo que ocurre es que durante muchos años yo no me relacioné con nadie, ni con mujeres ni con ninguna de las parejas de mis hijos. Tenía primero una enfermedad y luego una manera de vivir que a mí me gustaba, si la desvinculo de la enfermedad, y quería hacer todo y no quería estar en el mismo sitio. En realidad estaba buscando algo, lo estaba buscando con todas mis fuerzas. Entonces, durante mucho tiempo, descuidé mi relación con todo y con el mundo, incluido conmigo mismo. Entonces, luego, cuando pasó esa época, me di cuenta de que no había tenido buenas relaciones y de que la gente que había estado conmigo lo había sufrido. Y ahora es todo lo contrario.
P.- Usted vivió o convivió, pero no conoció.
R.- No conocí. Era egoísta, era muy impulsivo. Creía que lo que yo pensaba y lo que quería era. Tenía toda la razón, tenía todo que estaba bien justificado y nada más lejos de la realidad. Pero lo fue. Pero ha sido muy interesante porque he hecho muchas cosas. He conocido a gente de todos los pelajes, he estado en lo mejor y lo peor. Entonces eso a mí me gusta, la visión que me ha dado.
P.- Sin su mujer Angélica, ¿dónde estaría hoy?
R.- No lo sé. Angélica, desde luego, fue y es una parte muy importante de mi vida. Es un sitio en donde me apoyo, pero también creo que en aquel momento hubiese acabado bien en cualquier dirección. ¿Sabes por qué? Porque yo he descubierto mi fortaleza. Qué es esa capacidad de mirar para adentro sin miedo. Porque cuando hablo de fortaleza no me refiero a que soy invencible, uno es fuerte cuando se da cuenta de su fragilidad, y se da cuenta de que eso es muy bueno.
«Sigo ganando dinero de Furor»
P.- ¿El feminismo le ha cambiado su masculinidad, su forma de ser hombre?
R.- Paso de todo eso. Porque para mí es todo muchísimo más simple y a mí me vuelve loco. Cuando digo paso de todo eso no me refiero a que paso del feminismo, yo lo respeto. Apoyo la causa y tal, pero al final está ocurriendo que vas por la vida y no sabes si te encuentras con una persona trans, cómo llamarla, que decirle, qué hacer o no, ya son miles de conceptos que hay que valorar y entender. Entonces, como yo, desde siempre me parece fenomenal lo que la gente quiere hacer y sentir, no he tenido jamás ningún problema con eso. Y si a mí viene alguien y me dice «yo quiero ser un pájaro, un perro, un avión, una mujer, un hombre», me parece bien. Entonces yo me ahorro toda la parte de conceptualizar un montón de cosas que están sucediendo y que al final me confunden.
P.- Si le digo nueva masculinidad, ¿qué entiende por nueva masculinidad?
R.- No lo sé, ni me importa de verdad. A lo largo del día yo creo que tenemos un tiempo limitado, entonces cada uno tiene que elegir a qué lo dedica y yo pienso en otras cosas. Igual que no le dedico tiempo a las noticias, pero el tiempo que a mí me gusta tener para pensar, reflexionar y tal. Lo reflexiono sobre otras cosas.
P.- ¿Y en asunto político?
R.- Lo mismo, no me interesa nada. Porque yo tengo 52 años y me he dado cuenta de una cosa tú da igual lo que votes, lo que piensas, lo que quieras, no importa. Luego estás en manos de lo que estás y cuando empiezas a entender un poco el mundo te das cuenta de que no. Me encanta estar en mi pueblo, y me encanta relacionarme con la gente. Me enfada verlos discutir por políticos cuando al final sus vidas pueden cambiar en pequeños aspectos, pero en realidad es la misma. Y yo desde que tengo uso de razón, he visto muchos partidos políticos, muchos presidentes que han pasado mucho. Al final que me preocupe más o menos, en realidad, salvo que yo decida ser una activista, que entonces sí me preocuparía por eso, pero en realidad creo que no me interesa. Y además, con todos los respetos a la gente que le gusta, creo que no nos enteramos ni nos preocupamos ni nos enteramos ni de la mitad.
P.- Sobre televisión, ¿cuánta importancia tuvo su físico para empezar a aparecer en pantalla?
R.- Mucha. La parte de gustar fue muy importante en mi carrera. Pero me duró lo que me duró la juventud, luego eso ya no pasa. Pero sí es verdad que el físico, tener un físico agradecido y ser guapo. Es verdad, y no lo puedo negar. Y también me causó muchos problemas. La vanidad te causa muchos problemas, sobre todo de la inseguridad de querer mantener una cosa que el tiempo te la va a quitar.
P.- ¿Echas de menos Sálvame?
R.- No, etapa cerrada. Creo que eso es importantísimo. Cerrar las etapas bien cerradas, eso es una cosa que se aprende cuando meditas tú. Después de cada meditación que haces, al final de cada meditación hay un proceso en el que tienes que cerrar esa meditación. Y con los proyectos de la vida me pasa lo mismo.
P.- ¿Echas de menos a tus compañeros de Sálvame?
R.- Tampoco. A ver, echo de menos esa cosa diaria de vernos, de trabajar juntos y tal. Así tengo mi corazoncito y mi nostalgia. Pero yo no tengo tampoco una relación con ellos, íntima de echar de menos o de haber hablado, de ser amigos.
P.- ¿Cree que le han podido no dar oportunidades o más oportunidades en televisión por su pasado con el tema de las drogas?
R.- Tiene mucho que ver, porque con eso hay un problema que nos ocurre a todos, no sólo a mí, que es la estigmatización y eso ocurre. Entonces yo creo que muchas veces ha podido pasar que un directivo, alguien que tenga capacidad de decisión para decirle una cosa, tenga eso en cuenta. Y es comprensible porque cuando tú buscas un presentador, lo que procuras es que su imagen sea lo más impoluta posible, que sea lo más neutro posible. Lo entiendo perfectamente, no lo comparto, pero lo entiendo.