THE OBJECTIVE
Fuera de microfóno

Ely del Valle: «En el móvil hemos depositado la mitad de nuestro cerebro»

Una de las voces más queridas y respetadas por la audiencia de radio y televisión en Madrid se confiesa

Quizá muchos de sus oyentes desconozcan que la directora y presentadora del magacín matinal de Onda Madrid, Buenos días, fue disc-jockey de Los 40 principales, en la FM de Cadena Ser, allá por los años ochenta. Con apenas 22 años, Ely del Valle dejó de poner discos en la emisora de su ciudad natal, Bilbao, para seguir aprendiendo al lado de grandes profesionales de la radio musical, como Rafael Revert (director), Joaquín Luqui o Julián Ruiz.

Recuerda en Fuera de micrófono aquella época con cariño, mientras observa una foto suya de entonces, en la que aparece con el semblante serio, en el pequeño estudio desde el que se emitían Los 40. Los inicios nunca se olvidan. Para Ely del Valle aquella fue una época emocionante y divertida. Todo le parecía novedoso e interesante. Incluso, cuatro décadas después, reconoce que esa primera experiencia le permitió después hacer otras muchas cosas, tanto en la radio como en la televisión.

Ha dirigido y presentado programas en la cadena Ser, Cope y Radio Nacional, y ha compartido micrófono con Iñaki Gabilondo, Carlos Herrera y Julio César Iglesias. Durante algunos años, compaginó la radio, la televisión y las colaboraciones en prensa escrita, con una capacidad de adaptación encomiable. En todos los sitios, según ella, se aprenden cosas nuevas.

Entre sus trabajos más queridos y recordados, figuran las entrevistas matinales que realizó durante trece años en Telemadrid, bajo el título de El Círculo. Por el plató instalado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid desfilaron centenares de políticos, empresarios, escritores, deportistas —«y hasta algún sacerdote»—, pero el ERE llevado a cabo por la televisión autonómica en el año 2013 también se llevó por delante aquellos desayunos informativos de Ely del Valle que llegaron a alcanzar cuotas de pantalla del 23%. Ely defiende la existencia de medios de comunicación públicos, como Telemadrid, porque, gracias a ellos, los ciudadanos tienen acceso a programas de servicio y a contenidos de interés local que no tienen cabida en la programación de las cadenas comerciales.

PREGUNTA.- Empezaste de disc-jockey en Los 40 principales muy joven. ¿Cómo lo recuerdas?

RESPUESTA.- Empecé con 19 años en Los 40 principales en Bilbao, cuando estudiaba segundo de carrera, y luego, unos años más tarde, me vine a Madrid. Ahí empezó mi aventura.

P.- Rodeada de grandes profesionales, como Joaquín Luqui o Julián Ruiz…

R.- Fue una etapa muy divertida, entre otras cosas, porque entonces Los 40 principales era lo único que había en radiofórmula. Todo el mundo escuchaba Los 40. Fue una etapa muy divertida, porque cuando tienes 22 años todo es divertido, todo es nuevo y todo es interesante. La verdad es que lo pasé bien.

P.- Supongo que por tu cabeza pasaría la idea de hacer luego cosas importantes.

R.- La verdad es que empecé muy rápido a compaginar Los 40 principales con la Onda Media. Y, poco a poco, me fui yendo a la Onda Media y ahí seguí. No estuve mucho tiempo en Los 40 principales, pero es una etapa que recuerdo con cariño porque aprendías muchísimo. Tenías que improvisar y hacerte el autocontrol tú misma. No era como ahora. Para los de la LOGSE, recordar que había discos que tenías que frenarlos con el dedo, y poner la publicidad colocada en unos cartuchos enormes, que después se metían en una máquina. Como lo tenías que hacer todo, aprendías mucho. Cuando yo empecé no había ordenador programado, ni nada. Aquello era manual, artesanal, completamente.

«En Los 40 había discos que tenías que frenarlos con el dedo»

P.- ¿Quién era tu referencia o tu ídolo en aquellos comienzos?

R.- No tenía referencias. En realidad, yo nunca pensé en hacer radio ni televisión. A mí lo que me gustaba era escribir. Decidí estudiar periodismo porque me gustaba escribir. Llegué a la radio de puro rebote. Fíjate tú, las cosas que tiene la vida. La radio, en principio, tampoco me interesaba mucho. Yo no era oyente de radio. Aparecí por casualidad y ahí me quedé. No tuve demasiadas referencias. Hombre, yo coincidí en la Cadena Ser con Iñaki Gabilondo

P.- Y, además, trabajaste con él.

R.- Hacíamos una sección de música dentro de su programa que se llamaba En bólido y en carroza. Él era el carroza y yo el bólido. Poníamos discos y hacíamos una especie de competición entre la música que a él le gustaba y la que me gustaba a mí. Aprendí mucho, la verdad.

P.- ¿Qué música te gustaba a ti entonces?

R.- ¡Uh! A mi me gustaban Supertramp, The Beach Boys… Era la época de la new wave. Tirábamos mucho de Duran Duran y de todo aquello. Y a Iñaki le gustaban los boleros.

P.- También has compartido micrófono con Carlos Herrera, Julio César Iglesias y Antonio Jiménez.

R.- Con Antonio Jiménez estuve muy poquito, porque fue la época en la que empecé a hacer más televisión que radio. Hacía una sección en su programa de las mañanas, pero no era una cosa seguida.

La periodista Ely del Valle. | Víctor Ubiña

P.- ¿Iñaki Gabilondo y Carlos Herrera son muy distintos?

R.- Son muy diferentes. A Carlos Herrera le conocí en la Ser, cuando hacía Las coplas de mi Ser, que era un programilla, cortito, que ni siquiera tenía equipo. Carlos estaba sentado a nuestro lado, con los componentes del equipo que hacíamos la tarde en aquel momento. Nadie se lo esperaba, pero Las coplas de mi Ser tuvo un éxito increíble. Carlos era muy divertido. Te reías mucho con él. Al no tener equipo, yo llegué a ser su propia secretaria cuando le llamaban por teléfono. Cogíamos el teléfono los que pasábamos por allí y decíamos: «Soy la secretaria de Carlos Herrera». Repetías algo de lo que te estaban contando y él te decía si sí o si no con la cabeza. Otras veces ponía él voces y nos moríamos de la risa.

«Julio César Iglesias tenía tres obsesiones: los guacamayos, las plumas de escribir y los aviones»

P.- ¿Julio César Iglesias?

R.- Un gran profesional que tenía tres obsesiones en su vida: los guacamayos, de los que sabía todo; las plumas de escribir —tenía una colección muy grande y venía cada día con una pluma distinta—, y le gustaban también mucho los aviones. Sabía un montón sobre aviones. De cada uno de ellos (Iñaki, Carlos y Julio César) se aprende una cosa diferente.

P.- ¿Cuándo comenzaste a volar sola, con tu propio programa?

R.- En la Ser empecé a compaginar Los 40 con un programa matinal propio de fin de semana. Ahí empecé ya a ir por libre. Después de la Ser, pasé a Radio Nacional, donde hice el matinal de Radio 5, que fue el germen de Radio 5 Todo Noticias. La fórmula consistía en dar noticias breves y, luego, a las horas en punto, a los cuartos y a las medias hacíamos un pequeño boletín. Con eso también aprendí mucho. De ahí pasé a Radio 1.

P.- La radio es una buena escuela para hacer luego televisión.

R.- Te enseña a saber improvisar. A no tener que estar pendiente de un autocuer. Yo no he usado nunca un autocuer en televisión. Eso te lo da la radio. No tienes por qué leer las cosas. Las cuentas. Y eso se aprende en la radio.

P.- ¿Cómo te sientes de nuevo frente al micrófono, haciendo el magacín Buenos días, Madrid (Onda Madrid)?

R.- Estoy encantada. Es verdad que tuve un paréntesis muy largo de no hacer radio. Durante doce años estuve haciendo el programa de Telemadrid El Círculo, a primera hora, pero durante un año lo compaginé con las mañanas de la Cope. Volver a la radio es volver a mi casa. Es otro tempo distinto. La verdad es que es una gozada. Yo estoy encantada.

«Recuerdo con muchísimo cariño la etapa de El Círculo»

P.- ¿Te sientes ya casi más madrileña que bilbaína?

R.- Llevo ya más tiempo en Madrid que en mi tierra. Soy madre de madrileños.

P.- Incluso fuiste elegida maja en el centenario de La Gran Vía.

R.- Perdona, pero lo llevé con mucho orgullo. Me hizo mucha ilusión porque no me lo esperaba en absoluto. Me gusta Madrid, vivo en Madrid desde hace mucho tiempo y, cuando me llamaron para decírmelo, me sentí orgullosísima.

P.- ¿Cómo describirías la ciudad de Madrid?

R.- Evidentemente, es una ciudad abierta. Nadie te pregunta de dónde eres, ni por qué estás aquí.  Te integras rápidamente. Es verdad que Madrid es una ciudad de ciudades, pues al final uno acaba haciendo vida en su barrio, en la zona donde reside. Y eso es una pequeña ciudad. Yo llevó un montón de años en Madrid y hay sitios que no conozco. Sitios que me sorprenden. Me dicen: tienes que ir a tal calle, y no he ido en mi vida allí. Yo creo que estamos todos muy integrados y la convivencia es muy sana y muy buena.

P.- ¿Cuál es tu lugar preferido de la capital de España?

R.- A mí siempre me ha gustado mucho pasear por el pueblo de El Pardo. Durante mucho tiempo, he ido todos los días a El Pardo. Estás en la ciudad y de pronto no estás en la ciudad, pero estás al lado de la ciudad. Es como una especie de pueblecito que me encanta; un rincón que me gusta.

P.- El Círculo ha sido el programa de televisión en el que más tiempo has estado. ¿Qué recuerdos tienes de ese espacio matinal de entrevistas?

R.- Se mantuvo en antena 13 años, y se emitía todos los días, menos los fines de semana. Es una etapa muy bonita. El escenario del Círculo de Bellas Artes era también precioso, y tenía libertad absoluta para decidir que invitados venían y lo que hacían. Desayunábamos con ellos antes de la entrevista, con lo cual cogías una cierta cercanía con el invitado. La verdad es que fue una etapa que recuerdo con muchísimo cariño.

P.- ¿Qué número de invitados pasaron por El Círculo?

R.- Pues, calcula a cinco por semana, durante trece años. Nunca se me ha ocurrido contarlos. Hay invitados con los que empatizas más que con otros. La política tiene lo suyo. Yo tengo para escribir no un libro, sino cuatro, de anécdotas de El Círculo. Han sido muchos años y muchas personas las que pasaron por allí; políticos y no políticos. También pasaron deportistas, escritores… Hasta sacerdotes. Por allí ha pasado absolutamente todo el mundo.

P.- ¿Por qué se suprimió el programa?

R.- El motivo fue el ERE que se hizo en Telemadrid. Guardo las audiencias. Los días anteriores al ERE la media de Telemadrid estaba en un seis y pico de cuota de pantalla y El Círculo llegó a hacer un 23%. De 18% no bajaba, pero llegó el ERE y hubo que bajar la persiana.

«Nunca me han regalado nada, ni me han frenado por ser mujer»

P.- Tanto en radio como en televisión has hecho de todo. ¿Hay alguna asignatura pendiente?

R.- Yo creo que no. He hecho de todo, que no es fácil. Sobre todo, en televisión, donde se tiene encasillada a la gente. Tú presentas un concurso y eres la de los concursos. Si presentas un informativo, eres la de los informativos. Yo, afortunadamente, he hecho entrevistas políticas, magacines de tarde, de mañana… Me queda por hacer un programa de deportes, un concurso y un programa infantil.

P.- ¿Ha condicionado el hecho de ser mujer tu trayectoria profesional?

R.- Nunca he tenido sensación de que me hayan regalado nada, ni que me hayan frenado por ser mujer. Pero, sí es verdad que existe —a lo mejor ahora menos— una brecha salarial muy importante. Tú hacías en la misma franja horaria un programa igual que lo hacía un hombre y él cobraba más que tú. Eso estaba claro. Era algo asumido. Pero yo nunca he notado presiones, ni acosos, ni favores. Tampoco lo he pensado nunca.

Ely del Valle, con 22 años, en «Los 40» de la Cadena Ser. | Foto: Archivo Javier del Castillo.

P.- ¿Qué argumento esgrimirías para defender a Telemadrid de quienes piden su supresión?

R.- La cercanía con los madrileños. A mí, como televidente o como oyente de Onda Madrid, me interesa saber las cosas que pasan alrededor. Sin la televisión y la radio autonómica, hay cantidad de cuestiones que no se comentarían. Por ejemplo, la bajada de impuestos en Madrid o cómo está el tráfico. Y, luego, está la inmediatez. Somos siempre los primeros que llegamos a los sitios. Cuando ocurre algo, ahí estamos siempre los primeros. Creo que eso la gente lo agradece y lo necesita.

P.- El control de estos medios por distintos gobiernos autonómicos las someten a vaivenes…

R.- Efectivamente, las televisiones públicas dependen de los gobiernos de turno.

P.- ¿Qué tal has sorteado esta circunstancia?

R.- De todo hay en la viña del Señor. Si hablamos de radios privadas, yo he estado en la cadena Ser y en la cadena Cope, que son dos radios que están en los extremos. En Radio Nacional he trabajado con el gobierno de Felipe González y con el de José María Aznar. A mí nadie me movió la silla. Y, cuando yo llegué a Telemadrid por primera vez, todavía gobernaba Joaquín Leguina. Eran los últimos coletazos de Leguina. Entré en Telemadrid y luego he seguido con todos los que le han sucedido.

P.- ¿Qué tal te llevas con la presidenta actual, Isabel Díaz Ayuso?

R.- Bien. No he tenido la oportunidad de entrevistarla, pero bien. No tengo quejas. Y eso de que te presionan y demás, a lo mejor existen casos, pero te puedo asegurar, mirándote a los ojos, que a mí no me han presionado. Bueno, miento. En Radio Nacional, en la época de Felipe González, me quitaron una entrevista con Diego López Garrido, que entonces estaba en Izquierda Unida. Me dijeron que no entrevistase a López Garrido.

P.- Los medios transmiten lo que estamos viviendo, con una sociedad enfrentada.

R.- En estos momentos vivimos en una sociedad tremenda.  Tremenda, tremenda… Sinceramente, no sé cómo hemos llegado hasta aquí, en un momento en el que todos deberíamos vivir muy bien… El mundo ha avanzado muchísimo: la tecnología, la sanidad. Todo está globalizado y deberíamos ser personas que viviéramos tranquilamente. Pero, parece que cuanto más tenemos, más nos enfrentamos y más nos peleamos. Más discutimos por tonterías. Muchas veces, por cuestiones semánticas. ¿Qué más da que yo llame a esto de una manera o de otra? O que hable en masculino, en femenino o en neutro, si en el fondo las personas somos más que palabras. Somos sentimientos y somos pensamientos. ¿Qué hacemos pegándonos? Es increíble.

P.- Has trabajado, como has dicho, en medios públicos y privados. ¿Dónde has gozado de más libertad?

R.- Yo creo que he tenido libertad en todos. A ver. Uno debe de saber dónde trabaja. Eso de entrada. Cuando a ti te ofrecen un trabajo, tú sabes la línea editorial de ese medio. En un momento dado, eres muy libre de decir: no me interesa porque me horroriza la línea editorial. Soy muy versátil. Creo que no hay nada blanco, ni nada negro. Todo es cuestión de matices. He estado muy a gusto en todas partes.

R.- La radio tiene credibilidad, pero no parece que haya evolucionado mucho.

R.- Si algo funciona, no lo toques. La radio funciona y sigue más viva que nunca. Sigue siendo inmediatez, sigue siendo cercanía. Tiene un tempo distinto al de la televisión, donde va todo muy rápido. Incluso, hoy en día, que nuestra atención es menor por culpa de Internet y recibimos información constantemente. La radio es un medio sosegado, donde se puede charlar con cualquier invitado como estamos charlando tú y yo ahora aquí. Esto en televisión, hoy en día, es prácticamente imposible.

«La televisión es una ventana abierta al mundo y la radio se mete en tu casa»

P.- Javier Ares decía en este estudio de THE OBJECTIVE, que la gente pone la radio, realmente, cuando está solo y necesita compañía. ¿Estás de acuerdo con esta opinión?

R.- Cuando me preguntan sobre las diferencias entre la radio y la tele, yo siempre digo que la televisión es una ventana por la que tú te asomas al mundo y la radio, sin embargo, es algo que se te mete en casa. Efectivamente, es mucho más cercana. La gente se siente más acompañada por la radio que por la televisión. La televisión, a veces, la tenemos puesta ahí, como ruido de fondo, enchufada, pero no es lo mismo. Además, la radio te permite estar haciendo cualquier cosa y, al mismo tiempo, estar disfrutando de un programa que te gusta. Esto es fantástico.

P.- ¿Cuál ha sido lo más raro o curioso que te ha tocado hacer en esta profesión?

R.- ¿Cosas curiosas, extrañas? No se me ocurre ninguna. He hecho cosas curiosas, pero colaterales, que te surgen. Hice un desfile de modelos con batas de médicos customizadas por diseñadores para una causa benéfica. Ese tipo de cosas las tienes que hacer. De pronto, dices: ¿yo que hago haciendo esto? También he hecho algún cameo en el cine, porque necesitan a alguien que hiciera de periodista y entonces te interpretas a ti misma. Son cosas que han venido de forma tangencial, no dentro de la profesión.

P.- Supongo que, cuando te mueves por Madrid, habrá mucha gente que te reconozca por la voz.

R.- Hay taxistas que me reconocen por la voz y que hasta se acuerdan de cuando hacía Los 40 principales. Es increíble. Me llama muchísimo la atención porque soy muy torpe para esas cosas y creo que no distinguiría a nadie por su voz. Que te reconozcan por la voz al decir buenas tardes siempre me ha llamado la atención. Y me hace ilusión. Dices: esta persona es alguien que me escucha.

P.- Volverías a hacer lo mismo que has hecho hasta ahora.

R.- Sí. No cambiaría nada. Además, como cambies algo, va todo en cadena. El efecto mariposa.

P.- Pero tu vocación inicial decías que era la prensa escrita…

R.- Bueno, estuve una temporada colaborando con Abc, otra con 20 Minutos y con La Razón. Y ahora colaboro en el periódico digital ESdiario.es. Me gusta escribir y contar mis cosas de vez en cuando.

«Alsina me gusta mucho; lo hace muy bien»

P.- ¿Hay relevo para las estrellas de la radio que se van haciendo mayores?

R.- Hay algunas que empujan muy fuerte. Mira Carlos Alsina, por ejemplo, que a mí me parece que lo hace muy bien, muy bien. Me gusta mucho. Después vendrán nuevas voces, nuevas carreras. La radio siempre encuentra relevos.

P.- ¿Cómo ves desde la distancia la radio musical?

R.- No tengo ni idea. No escucho radio musical, ni la echo de menos. Me he pasado a Spotify y a mi lista de canciones que llevo en mi móvil. En el teléfono móvil hemos depositado la mitad de nuestro cerebro.

Ely del Valle y Javier del Castillo. | Víctor Ubiña

P.- Descartas ya volver a la televisión.

R.- Yo no descarto nada. No me gusta tener que recular. Hoy por hoy, estoy encantada de trabajar en la radio. Tuve mi época en televisión. Dejé mi último programa, El Círculo, con unas audiencias altísimas. No te voy a decir que diría no a todo. Depende de qué y para qué.

P.- ¿Cuánto tiempo llevas dirigiendo y presentando el programa Buenos días Madrid?

R.- Llevo nueve años, con un paréntesis en medio de un año, en el que hice un programa muy parecido a El Círculo, en La Otra, el segundo canal de Telemadrid. Pero luego me volví a la radio otra vez.

P.- Buenos días es un magacín con diferentes contenidos…

R.- Hay de todo. Esta mañana he tenido a Juan Lobato, secretario general del PSM, hemos hablado de una exposición sobre Lola Flores en la Biblioteca Nacional, además de las secciones de ciencia, misterio o cocina. Bueno, es un magacín entretenido.

«Joaquín Luqui era muy religioso, casi de misa diaria»

P.- Por cierto, ¿cómo era Joaquín Luqui, con el que trabajaste en Los 40?

R.- Era un personaje muy peculiar. Era como se veía. Una persona muy suya, maniático con sus cosas y muy religioso. Mucha gente no lo sabe, pero Joaquín Luqui era casi de misa diaria, lo cual chocaba mucho con su imagen de aquel momento. Un personaje entrañable.

P.- En aquella primera etapa conocerías a los grandes de la música española.

R.- Evidentemente, pasaban por allí. Pero, si me pides un autógrafo de ellos, no te lo podría dar porque nunca he pedido un autógrafo a nadie. Lo que sí he pedido a muchas personas —y tengo una colección muy bonita que tengo que retomar— es que me pintaran árboles. Durante una larga temporada pedía a mis invitados que me dibujasen un árbol en un folio y lo firmasen. Con lo cual, tengo árboles de todo el mundo: desde el presidente del Gobierno, a ministros, artistas, pintores, etc. 

P.- ¿Nadie te dijo que no?

R.- Nadie.

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