Carmen Enríquez: «Jaime Peñafiel ha escrito un libro ignominioso sobre doña Letizia»
No se considera cortesana, pero denuncia los atropellos, chantajes y falsedades sobre la Familia Real
Fue prejubilada en un ERE de RTVE de más de 4.000 personas, poco antes de que se nombrara presidente de la Corporación a un octogenario, Alberto Oliart, «que no tenía ni idea de televisión». Es uno de los contrasentidos que se producen en la casa donde Carmen Enríquez ha trabajado 37 años, 17 de ellos como responsable de la información que genera la Casa Real española.
Media docena de libros y numerosos viajes —primero con el rey Juan Carlos y doña Sofía y después con Felipe VI y doña Letizia— avalan la dedicación y el respeto de esta periodista por los miembros de la Familia Real. En Zarzuela era ya casi de la familia, como lo demuestra el hecho de que un director de Informativos, Ernesto Sáenz de Buruaga, tuviera que desistir de cambiarla de destino al no lograr el plácet de sus majestades.
Llega al estudio de THE OBJECTIVE con toda una colección de fotos que recrean de forma casi cronológica algunos de los momentos más destacados de su trayectoria profesional. En muchas de ellas aparece junto a los distintos miembros de la realeza española, y en otras retransmitiendo momentos históricos relacionados con la institución monárquica.
Como explica en esta entrevista para Fuera de micrófono, Carmen ha presenciado historias y conflictos familiares que no contará nunca. «Si yo estaba allí, era porque tenía la confianza de los reyes. La lealtad no está de moda, pero yo creo en la lealtad. Y presumir de lo que uno calla, como hace Peñafiel, me parece una forma de chantaje».
Carmen Enríquez observa ahora con atención los toros desde la barrera -vive desde hace unos años en El Puerto de Santa María (Cádiz), donde también reside su hija- y confía en el futuro de la monarquía constitucional. Al menos, dice, mientras los dos principales partidos estén de acuerdo en defenderla. Subraya que es «un elemento estabilizador y moderador, al no tener una ideología concreta».
Nunca se ha considerado cortesana, pero sí respetuosa y discreta en lo que atañe a la privacidad de la Familia Real. Como vocal de la junta directiva de la APM (Asociación de la Prensa de Madrid), a Carmen le preocupa la libertad de expresión y que algunos políticos sigan señalando, con nombres y apellidos, a los periodistas que les critican.
PREGUNTA.- Has trabajado 37 años en TVE, todo un récord.
RESPUESTA.- Entré a TVE muy joven. Cuando estudiaba segundo curso de Periodismo, me enteré que había unas oposiciones, me presenté y las saqué. Y, ya me quedé allí para siempre. Lo que pasa es que TVE me ha permitido tocar temas muy distintos. En información Internacional estuve siete años, en información Nacional –donde fui redactora jefa– otros siete, luego hice programas culturales, y, para rematar, 17 años informando de la Casa Real. Ha sido una experiencia estupenda y maravillosa.
P.- Eres una especie de real enciclopedia, después de tantos años informando sobre la Monarquía y los libros que has escrito sobre ella.
R.- No tanto, pero la verdad es que vas acumulando muchas experiencias y muchos conocimientos. Cuando nos enteramos que el entonces príncipe Felipe se casaba con Letizia, yo dije: «Vamos a ver, me he pasado 15 años intentando saber con quién se casaría el heredero de la Corona y resulta que se casa con una compañera que está dos mesas más allá de la mía». Fue una cosa muy sorprendente.
P.- ¿Cómo te enteraste?
R.- Tres meses antes de que se hiciera público el compromiso, una compañera de TVE, Marisa Rodríguez, que hacía Moncloa, me dijo: «Carmen, me han dicho que Letizia está saliendo con el príncipe». «Pero, ¿qué estás diciendo?». A continuación, me preguntó: «¿Qué vas a hacer?». Dije: «Pues, preguntárselo a ella». Y le pregunté a Letizia. Ella me dijo: «¿Cómo te has enterado?». «Da igual cómo me he enterado, tú contéstame si es verdad que estás saliendo con el príncipe Felipe». Entonces me contestó lo siguiente: «Es verdad que nos conocemos; tenemos amigos comunes y hemos coincidido en varias ocasiones». Yo le repregunté: «¿Tienes una historia con el príncipe, sí o no?»; y me dijo: «No, no, no; ya te he dicho que nos conocemos, que hemos coincidido y que tenemos amigos comunes, pero nada más, nada más». Tres meses más tarde se anunció el compromiso matrimonial de ella con el heredero.
P.- Por aquí tienes una foto con el príncipe jovencito…
R.- Esta foto es de un viaje a Australia y a Nueva Zelanda. En ese viaje, por ejemplo, el príncipe Felipe dijo una cosa que luego se ha repetido hasta la saciedad: «Nunca me sentiré obligado a casarme con una princesa de sangre real». También dijo en tono de humor: «Además, el mercado de princesas es muy limitado, así que lo tengo complicado». Nos dijo, además, que se casaría por amor: «Quiero compartir mi vida con una persona de la cual esté enamorado, porque así será más fácil afrontar todos los retos que me tocará encarar en el futuro».
«El Rey emérito tiró por la borda el enorme prestigio que tenía»
P.- Cuando dejaste TVE, en el año 2008, escribiste el libro Tras los pasos del Rey. ¿Qué opinas sobre la actual situación del Rey Emérito?
R.- El problema del Rey emérito es muy sencillo. Él hizo cosas que no tenía que haber hecho nunca. De alguna manera, tiró por la borda todo el prestigio que tenía, que era enorme. Yo he tenido ocasión de comprobarlo en todos los viajes. Ibas a cualquier país y alfombra roja para el Rey. Lamento mucho que se haya equivocado, al olvidar que tenía que llevar una vida completamente ejemplar y que cualquier acto que hiciera tenía que ser de una total transparencia. Lo que pasa es que luego las cosas han derivado a una situación que tampoco me parece justa. Que el rey esté en estos momentos en Abu Dabi, desterrado, y pensando que si se muere allí van a tener que traerlo para hacer aquí unos funerales… Morir fuera de tu casa tiene que ser duro. Es verdad que ha hecho cosas mal, pero todo el mundo tiene derecho a resarcirse.
P.- ¿A una amnistía?
R.- Claro. Exacto, a una amnistía. Ahora que parece tan favorable amnistiar a gente que no ha hecho las cosas bien. Creo que habría que pensar en algún momento en traerlo. Pero no es fácil. Zarzuela y el Gobierno consideran que no puede estar en la sede de la Jefatura del Estado, pero se podría buscar un sitio en el que pudiera vivir tranquilamente. No a pie de calle, pero sí en un sitio en el que se sienta protegido. Que las cosas fueran un poco más normales.
P.- Aquí tienes otra foto en la que el Rey emérito te impone una condecoración…
R.- Cuando yo ya estaba fuera de TVE, el rey Juan Carlos tuvo a bien pedir que se nos concediera a otro compañero (un periodista de la agencia Efe, Emilio Oliva) y a mí la Encomienda de la Orden del Mérito Civil, por «servicios al Estado». Hubo gente a la que no le gustó lo de «servicios al Estado» porque decían que eso significaba que habíamos sido cortesanos. Pero no es verdad. Nosotros lo que hicimos fue informar. La gente olvida que la labor fundamental de los periodistas es la de dar información, no opinión. Y eso fue lo que tratamos de hacer. Hemos estado siguiendo a los Reyes por todos los sitios. Mientras que otros periodistas que venían con nosotros se iba a cenar o a comer, Emilio y yo siempre íbamos a todo, por si acaso pasaba algo. Porque a veces pasan cosas y hay que estar allí. Tanto Emilio como yo estamos muy agradecidos. No sólo nos concedieron la Encomienda, sino que los Reyes de España quisieron estar presentes cuando nos la impusieron.
P.- En los años 80 y 90 la información sobre la Familia Real destacaba los aspectos positivos. ¿Hemos pasado ahora a lo contrario?
R.- A mí, cuando María Antonia Iglesias, directora de Informativos de TVE en aquel momento, me llamó y me dijo: «Quiero que te ocupes a partir de ahora de la información de la Casa Real». A mí me extrañó muchísimo porque ni yo, ni mi familia, habíamos mostrado ninguna afinidad, ni nada por el estilo, hacia la monarquía. Cuando le dije a María Antonia que me diera alguna indicación de cómo quería que hiciera ese trabajo, me dijo: «Lo único que quiero es que no me provoques ningún problema, ningún conflicto ni ninguna crisis con la Familia Real». Pero eso no quiere decir que se ocultaran cosas. A ver, me explico. La vida privada, privada, de la Familia Real no formaba parte de nuestra información. Imagina que, a mí, redactora de Telediario, me hubiera dado por hacer investigación sobre la vida privada del rey Juan Carlos; averiguar si había otras personas con las cuales estaba o no. Es que en el Telediario se contaba la información institucional. ¿Para qué? Pues para que la gente supiera lo que hacían los reyes como reyes. Otras historias no se contaban, pero no porque hubiera censura.
«Don Juan Carlos facilitó que las empresas españolas se instalaran por todo el mundo»
P.- Había pactos no escritos…
R.- A mí me llegó que los jefes de las grandes empresas informativas, tanto de prensa escrita, como de radio y televisión, querían proteger la Institución y la figura del Rey, porque todos sabemos cómo llegó de nuevo la monarquía a nuestro país. Lo complicado que fue. El franquismo, la transición, un Rey que heredó todos los poderes de Franco, pero que no hizo uso de ellos. Un Rey que favoreció la recuperación de la democracia, que fue el garante de la democracia a nivel internacional. El rey Juan Carlos ha sido el gran embajador de España, a todos los niveles. Facilitó que las empresas españolas se instalaran en todos los países del mundo. Ha sido así. Entonces, era impensable que yo me dedicara a investigar si el Rey tenía amigas íntimas, que no entraban en la historia. Otra cosa es que no lo supiéramos. Te podías enterar, pero la historia no era para contarla en un informativo como el Telediario. No se contaba ni del Rey, ni de los presidentes de Gobierno. ¿Alguien se enteró si hubo algunas crisis en el matrimonio de Felipe González y Carmen Romero; o del vicepresidente Alfonso Guerra, que estaba casado con una señora y tenía una vida paralela? Se consideraba que esa era otra dimensión de la información.
«Si Sánchez vacila sobre si este país tiene que ser una República, no sé lo que pasaría»
P.- Has escrito media docena de libros sobre la Familia Real española, dos de ellos dedicados a la Reina madre, Doña Sofía. ¿Es la que peor lo ha pasado en los últimos años?
R.- Ella ha sufrido mucho, pero no se le ha notado. Como dijo el rey Juan Carlos, Doña Sofía es una profesional. Es una persona que tiene aprendido desde pequeña que los sentimientos no tienen que expresarse en público. Y, claro, ella ha seguido haciendo su vida, participando en la agenda de la Familia Real. Lo que no hizo, en ningún momento, es que esos sentimientos se exteriorizaran, que el público se diera cuenta que estaba sufriendo o que estaba triste. Ella es así. Para mí, es un personaje absolutamente admirable. Me parece admirable cómo se fue adaptando a la vida y a las costumbres del pueblo español . Todos somos humanos, pero ella está educada con otra filosofía, con otros principios. Uno principios que ella ha respetado siempre.
P.- ¿Cómo ves el futuro de la monarquía? ¿Leonor será reina de España?
R.- Mientras el Partido Popular y el Partido Socialista estén de acuerdo – por lo menos en eso -, la monarquía no tiene por qué abolirse. ¿Los riesgos? Que la gente no los sienta cercanos y útiles. En segundo lugar, que verdaderamente lleven una vida ejemplar. En estos momentos, yo creo que el rey Felipe VI está haciendo las cosas bien, con responsabilidad y con temple, afrontando situaciones muy difíciles y muy complicadas. No creo que la Monarquía esté en riesgo, pero los partidos son los partidos. Si en estos momentos de crisis el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, vacila y piensa en un momento determinado que a lo mejor este país tiene que ser una República, no sé lo que pasaría. Tendrían que celebrarse un referéndum y no sé qué pasaría. Pero, mientras los dos partidos principales estén de acuerdo, eso no tiene que pasar. Encima, estamos viendo a una Princesa de Asturias, una mujer joven, con un sentido de la responsabilidad bárbaro, con un gran sentido del deber que le ha llevado ahora a la Academia General Militar para pasar pruebas muy duras. Pruebas que está afrontando con un espíritu que da gusto verla. Todo eso cuenta a favor. Ya veremos. Yo no tengo la bola de cristal. Además, aprovecho para decir una cosa: la Monarquía, cuando es una monarquía constitucional, creo que es un elemento estabilizador y moderador. Está bien que no tenga una ideología concreta.
«Hay gente dedicada a denostar y a machacar a la reina Letizia»
P.- ¿La reina Letizia ha cumplido con las expectativas creadas?
R.- Doña Letizia ha recibido muchas críticas. Ella, desde el principio, trató de adaptarse y de aprender: de absorber toda la labor que tenía que desarrollar, primero como Princesa de Asturias y después como Reina. A veces, yo creo que ha flaqueado un poco, pero la disculpo porque es muy duro. Habiendo sido periodista, se coloca justo enfrente, en el otro lado de la información. Ella, ahora, es el foco a seguir y eso es muy difícil de llevar. Por otra parte, creo que hay gente especialmente dedicada a tratar de denostarla, machacarla. Gente capaz de inventarse muchas historias absolutamente falsas. Yo creo que ha sufrido mucho. Un momento de inflexión para Doña Leticia fue la muerte de su hermana. Eso la hizo también comprender que la protección de su familia tenía que estar por encima de todo. Porque su familia acusó el cambio: que ella se convirtiera en miembro de la Familia Real. Ha sido muy difícil de sortear. Ahora, a pesar de algunos rumores, yo veo bien a la pareja. Hay un refrán que dice que el amor y el dinero no pueden estar ocultos. Creo que hay buena sintonía entre ellos, hay complicidad. Se nota cuando están juntos. Don Felipe es una buena persona. Eso me lo ha dicho siempre mucha gente y yo he tenido la oportunidad de comprobarlo. Es una persona con muy buen fondo y creo que él ha hecho mucho por recomponer en algún momento algunas crisis, como ocurre en todo matrimonio.
P.- ¿Son tan diferentes como se dice el Rey emérito y su hijo?
R.- El rey Juan Carlos es muy simpático y se mete a la gente en el bolsillo con una facilidad que nos dejaba con la boca abierta. Con los periodistas siempre tenía un trato muy cercano. En los viajes teníamos la oportunidad de charlar con ellos. Una vez, en Noruega, el rey Juan Carlos se acercó a saludarme y me dio dos besos. Al día siguiente, una periodista noruega se acercó y me dijo: «¿Tú tienes una historia de amor con el Rey?». Le dije: «Por el amor de Dios, que no; lo que pasa es que en España somos muy besucones».
«He presenciado cosas que no voy a contar nunca»
P.- Se dice que uno vale más por lo que calla que por lo que cuenta. ¿Guardas muchos secretos sobre la Familia Real?
P.- No. He presenciado cosas que no voy a contar nunca porque, si yo estaba allí, es porque tenía la confianza de la Familia Real –del Rey, la Reina o de quien fuera-. Creo que hay que ser leal. La lealtad no está de moda, pero yo creo en la lealtad. Cuando estaba en un sitio, porque confiaban en ti, eso yo no lo voy a contar. Lo de Jaime Peñafiel, presumiendo de lo que calla, me parece que es una forma de chantaje. Así de claro te lo digo. Yo me callo, pero, ojo, que puedo contar muchas cosas. Peñafiel acaba de escribir un libro bastante ignominioso, por cierto.
P.- El periodista, de alguna manera, también se puede autocensurar.
R.- A ver. Hay cosas que no se deben contar. En la Escuela de Periodismo teníamos unas clases de ética en las que te decían que cuando te comprometías con una fuente a no revelarla, había que respetarlo. Porque, además, si tú no respetas en un momento determinado una confidencia que te hagan de algo importante y revelas lo que te han contado eso es pan para hoy y hambre para mañana. Además, creo que las normas éticas hay que respetarlas, y últimamente veo que se respetan muy poco.
P.- La Casa Real tampoco puede contestar ciertas informaciones ni rectificar según qué cosas.
R.- Pilar Urbano ha dicho que ella siempre ha mandado sus manuscritos a Zarzuela para que le dieran el visto bueno. Yo he escrito cinco libros sobre la Familia Real y ninguno ha pasado por censura de Zarzuela. Sólo en el último me dijeron: «Hombre, estaría bien…». Dije: «No. ¿Por qué no? Porque vas a ver cosas que te gustaría que quitara y no las voy a quitar». Yo no me he sometido nunca a la censura de mis libros. Ahora, soy una persona responsable. En el último libro que escribí de la Reina conté lo que estaba pasando la Reina con el tema de Corinna y todo eso. Evidentemente, lo que no hago es hacer sangre. Hacer daño. Las cosas se cuentan y se informa de ellas sin morbo y sin emplear términos que sean ofensivos o humillantes para esa persona. No lo creo necesario. Se puede decir todo con elegancia. Cuando iba con los Reyes al País Vasco había protestas de Herri Batasuna y siempre lo conté. Lo que no hacía era poner esa protesta al principio de la crónica, sino al final. No iba a darle protagonismo a Herri Batasuna en un viaje de los Reyes al País Vasco, porque no me daba la gana. Así de claro.
P.- Eres vocal en la Junta Directiva de la APM (Asociación de la Prensa de Madrid). ¿No tendría que ser más dura con quienes coartan la libertad de expresión?
R.- Durante el confinamiento de la pandemia, se utilizó un sistema para dar paso a los periodistas que preguntaban y hubo protestas porque a los periodistas acreditados en Moncloa se les daba menos oportunidades para preguntar. Se habló con Miguel Ángel Oliver, entonces secretario de Estado de Comunicación, y se pactó con él. Pero no creo que la APM tenga que pronunciarse políticamente a favor de nada. La misión de la Asociación de la Prensa es defender a los periodistas para que puedan ejercer su trabajo con libertad y sin ninguna cortapisa. Y eso es lo que estamos haciendo. Sacamos comunicados cada dos por tres. Uno de los últimos contra la portavoz de Junts per Catalunya en el Congreso de los Diputados, que se permitió el lujo de señalar a jueces y periodistas.
P.- Perdona, ¿se hizo un comunicado cuando Pablo Iglesias hizo algo parecido?
R.- También se hizo. Señaló a la misma persona, Ana Rosa Quintana. Cuando pasó lo de la portavoz de JuntsxCat alguien dijo: sacar del archivo lo que se hizo respecto a los ataques de Pablo Iglesias. Pero lo de ahora es más grave. Pablo Iglesias lo decía, a lo mejor, en un mitin o en una entrevista y esto se ha dicho en la tribuna del Congreso de los Diputados. Es muy fuerte.
P.- Como profesional de la información de larga experiencia, ¿qué opinión te merece el nombramiento de Miguel Ángel Oliver, exsecretario de Estado de Comunicación, como presidente de la agencia Efe?
R.- Los políticos se saltan a la torera los estatutos de las empresas públicas informativas: TVE, Radio Nacional, Efe. A mí eso no me parece bien. Conozco personalmente a Miguel Ángel Oliver de mi etapa como presidenta del Club Internacional de Prensa y tuvimos una relación muy cordial con él. Yo creo que hay que esperar a ver cómo actúa. Y, si actúa de forma sectaria o partidista, pues entonces hay que escribir un comunicado diciendo: esto no nos parece bien. Pero, de ahí a presuponer que esta persona no va a hacer su trabajo de una forma equilibrada… A mí esas cosas no me gustan. Si se hace con Oliver, habría que hacerlo con muchos otros casos anteriores. Prefiero ser un poquito más cautelosa.
«Nunca he sido cortesana, pero sí respetuosa y discreta»
P.- ¿Te hubiera gustado que tu salida de TVE hubiera sido de otra manera, y no mediante un ERE?
R.- No. Pero, las regulaciones de empleo a partir de 52 años es descapitalizar a esas empresas de la gente que tiene más experiencia. TVE perdió a muchos editores y editores adjuntos de los Telediarios y jefes de Área. Yo tuve la oportunidad de irme en unas condiciones económicas buenas y no me siento humillada, ni nada por el estilo. Luego, las cosas no se hicieron bien porque, después de que se fueran 4.150 personas, nombraron como presidente de la Corporación de RTVE a un señor de ochenta y tantos años que no tenía ni idea de televisión. No tiene sentido.
P.- Supongo que, en la Casa Real, de alguna manera, te habrán agradecido los servicios prestados durante 17 años informando de ella.
R.- Me ha llegado ese agradecimiento. Como yo llevo tres años viviendo en el Puerto de Santa María, cuando tengo oportunidad de hablar con el Rey le digo: «Tiene que venir más a Andalucía porque aquí no suscita ningún rechazo». Cuando llega el Rey a Andalucía sale todo el mundo a la calle. Se le recibe con palmas de olivo, vamos. Al poco de irme de TVE, me decían: «Te echamos mucho de menos». Es una pequeña satisfacción.
P.- Tantos años haciendo Casa Real… ¿No te apetecía hacer otras cosas?
R.- No me dejaron. Ernesto Sáenz de Buruaga me preguntó un día si me apetecía cambiar. Le dije que estaba contenta haciendo eso, pero que un cambio siempre viene bien. «¿Qué te parecería directora de Informe Semanal?» Dije: «Hombre, si es el bombón de esta casa». A la semana siguiente vino y me dijo que no podía cambiarme del sitio donde estaba. «¿Por qué?» «Porque en Zarzuela no les gustan los cambios». A mí no me parece mal que a ellos les gustara mi trabajo, ni por eso me siento cortesana. Nunca he sido cortesana, la verdad, pero sí he sido respetuosa y discreta. Y responsable a la hora de valorar una información, en un sentido o en otro.