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La automoción vive tiempos convulsos, pero el valor de Ferrari está disparado

Las claves de lo que viven hoy supo otearlas el desaparecido Sergio Marchione, que dirigió la compañía hasta el día de su muerte en 2018

La automoción vive tiempos convulsos, pero el valor de Ferrari está disparado

Lego y Ferrari se unen para crear un modelo de Daytona SP3. | Europa Press.

El cavallino rampante rampa más que nunca, y en lugar de coces, no hace más que dar alegrías a sus propietarios. Tanto como que sus acciones en Bolsa han multiplicado por más de cuatro su valor desde que saltó al parqué hace ahora siete años. Mientras, el resto de marcas se encuentra estancado, o incluso con valores inferiores a los de 2015. Ferrari adquirió el definitorio acrónimo RACE (carrera en inglés) como representación de su actividad más visible, y ha pasado de costar unos 50 euros a los actuales 215.

Grupos como Volkswagen, Stellantis o Toyota mantienen o incluso han visto mermado su valor en el mismo periodo. Las claves de lo que viven hoy supo otearlas el desaparecido Sergio Marchione, que dirigió la compañía hasta el día de su muerte en 2018. Su legado fue escindir la firma de la matriz Fiat-Chrysler (FCA) y remitir una porción del accionariado a las bolsas de Milán y Nueva York. El empresario supo ver la emergencia de los ricos en el mundo —cada vez hay más— y muchos de ellos querrían conducir un Ferrari. Sin perder su halo de exclusividad, incrementó las cifras de producción, que en 2021 alcanzaron las 11.115 unidades vendidas, y se espera que este 2022 rocen las 13.000.

La compañía ha presentado hace unos días sus cuentas trimestrales y apuntan a esas cifras de ventas, al tiempo que muestran un incremento en los beneficios del 17 % con respecto al año anterior; su proyección dispara las cifras hasta los 1.730 millones de euros como recaudación neta. Calculadora en mano, sale que ganan alrededor de 70.000 euros por coche matriculado, lo que arroja unos márgenes operativos de casi el 35 %. La siguiente marca en este escalafón es Porsche, que logra ‘apenas’ una cuarta parte, con algo más de 16.000 euros de beneficio neto promedio por coche. De ahí para abajo, en la escala de mercado los beneficios caen de forma abrupta con cifras mucho más modestas. Marcas premium como las berlinas y SUVs alemanes de BMW, Audi y Mercedes, tienden a ganar alrededor de 3.000 euros por unidad. 

Más allá de lo ‘premium’

Salta a la vista que el valor de Ferrari no se comporta como una marca de coches, sino una marca de lujo y exclusividad extrema. En el mercado del lujo los franceses son los reyes, y desde que los italianos llevaron sus coches al mercado continuo, su valor ha sido parejo al de firmas como Louis Vuitton (LVMH), Dior o Hermes. En cifras redondas, desde que Ferrari saltó al parqué ha multiplicado su valor por 4,3; LVMH por 4,5; Dior por 4,5; Hermes por 5. No se comporta en bolsa como una marca de coches sino como una marca de lujo. En tiempos de crisis, covid mediante, estas firmas son valores refugio en los que sabes que lo que inviertas no lo vas a perder; generan una enorme confianza. El precio de acceso a un Ferrari es de unos 300.000 euros, valor que fluye en función del cambio de moneda y los incrementos que sufre durante su vida comercial.

Al comprador primerizo le hacen esperar no menos de un año para recibir su vehículo, que suelen ser dos en caso de series limitadas. Es en estos últimos de los que Ferrari obtiene beneficios mucho mayores, y es una de las claves es su exclusividad. A menor número de piezas existentes, más valor adquieren no solo a la hora de la compra, sino a la de la venta. En Maranello disgusta en gran medida la existencia de un postmercado de segunda mano y que sus modelos sirvan para especular. Es habitual que pasados dos o tres años sus biplazas más exóticos dupliquen o incluso tripliquen su precio. Es por ello que la firma prohibe deshacerse de los coches a sus propietarios hasta pasado un periodo establecido por contrato. 

Si quieres uno, échale paciencia

En 2023 pondrán a la venta su primer SUV, el Purosangue, que a cambio de 400.000 euros podrá ser tuyo, si es que no se ha vendido ya toda la producción, como se rumorea. Esto fue justo lo que ocurrió con una de sus últimos modelos: el SP3 Daytona. Se proyectaron 599 unidades, vendidas a casi dos millones y medio de euros, y estaban todas agotadas antes de que el primero saliese por la puerta de la factoría. Hay modelos a los que no pueden acceder ni los mejores clientes de la marca, los milmillonarios coleccionistas.

Es su jefe de ventas, Enrico Galliera, el que contacta con los que cree que son los destinatarios más adecuados para sus productos. Galliera es el que decide si a un príncipe saudí, un empresario sueco, o el presidente de una compañía tecnológica del Nasdaq recibirá o no un Daytona SP3 o no. En su libro de estilo pone que nada de raperos horteras, cantantes famosos, o ‘selfiadictos‘; solo almas afectas al espíritu del cavallino y el disfrute de su conducción. Es por eso que resulta ser uno de los empleados más odiados de la compañía, y muchos le denominan «Mister No». Es un poco como el portero forzudo de la discoteca de moda que decide quién entra y quién no. Y no hay nada que siente peor a un megarrico que le den con la puerta en la cara, a menos que sea la puerta de un Ferrari. Pues espérate a la que se va a liar cuando saquen el eléctrico en 2025. 

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