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El Grupo Volkswagen ingresa en la Fórmula 1 de la mano de Audi 

La compañía motorizará -al menos por el momento-a un equipo de la competición que aún no ha sido desvelado

El Grupo Volkswagen ingresa en la Fórmula 1 de la mano de Audi 

Modelo de Audi presentado por la Fórmula 1. | Fórmula 1

Ha sido un secreto muy mal guardado, lo que no quita que sea una noticia de orden capital en el mundo del automovilismo. Audi llega a la Fórmula 1 tras haber estado alejado de la máxima categoría durante décadas. En realidad, con esta denominación, nunca estuvo en la gran competición del motor; en lo que si participó fue en la cúspide de la velocidad, cuando se denominaba Auto Union.

En tiempos más recientes Audi ha estado siempre muy ligada al deporte. En las últimas décadas, recaudaron enormes éxitos en el Mundial de Rallyes o en el de Resistencia. Siempre han ganado en las categorías en las que participaron, y cuando no lo hicieron eran uno de los equipos a seguir

Audi ante un nuevo panorama

¿Por qué? Desde que los tabaqueros abandonaron la especialidad —por cuestiones legales— las firmas y patrocinios de la competición adquirieron un rol distinto. Pasaron de ser meros anunciantes a socios industriales con intereses cruzados y acuerdos de colaboración o con connotaciones de marcado carácter comercial. Ya no vale con poner unas pegatinas sobre el lomo de esos exóticos coches con aspecto de insecto, sino que hay que obtener beneficios de otra manera.

Audi no llega solo con adhesivos; ni siquiera tan solo para vender coches. Su apuesta es de mucho mayor calado y adquiere un extra de valor cuando se escarba en la venidera reglamentación relativa a los motores prevista para 2026. La última carrera que veamos en 2025 significará la muerte de la actual arquitectura de las unidades, conformados por una sección térmica, con pistones y cilindros, y otras dos encargadas de regenerar energía en orden de marcha.

Lo que llega en un plazo de tres años y medio supondrá una revolución desde el punto de vista energético. Solo la mitad de la potencia saldrá de la combustión, y de gasolinas sintéticas virtualmente exentas de emisiones —aunque en realidad sí que las tiene, pero son muy bajas—. La otra mitad saldrá de la regeneración en las frenadas y que será almacenada en baterías de carga y descarga rápida, similares a las actuales pero con más del doble de capacidad.

Este avance tecnológico, tanto la poderosa hibridación de los motores, y sobre todo, la utilización de combustibles sintéticos, va muy en línea de los intereses de la marca. En el Grupo Volkswagen se han entregado a la electrificación de su gama, pero saben que los vehículos de altas prestaciones, eje troncal de su gama, seguirán necesitando combustible para seguir funcionando. Con esta tecnología alargarán la vida a sus productos, que siguen gozando de una gran aceptación, al tiempo que podrán eludir las fuertes restricciones medioambientales que se otean en el horizonte. 

Audi y Porsche cambian las reglas

Tanto Audi como su compañía hermana Porsche, que aún tiene que anunciar su aterrizaje, se han ocultado poco a la hora de su ingreso en la categoría. Los ecos del rumor referentes a su interés retumbaba en el mundillo, y si los segundos entrarían como motoristas, Audi lo hace como escudería y en la presentación del proyecto han declarado que lo harán con su propio motor

Lo primero borra de la mente la idea que apunta a que pudieran utilizar el que de manera previsible haga Porsche. En cuanto a lo segundo, lo del equipo, siempre es más fácil y barato adquirir uno ya establecido y funcional que empezar desde cero. Esto no es que cueste más barato, sino que se toparán con resultados antes al manejar lo que ya está en marcha.

Se sabe que Audi tanteó a McLaren para comprar su escudería, pero los accionistas desecharon rápidamente la idea. De la misma manera, el panorama se mostró infructuoso tras establecer negociaciones con Williams y Aston Martin.

Estos últimos han vivido una mitad de temporada verdaderamente emocionante. Tras los malos resultados en la tanda clasificatoria de Abu Dabi, segunda prueba del calendario, Lawrence Stroll se encerró en el box con los empleados del equipo y les pegó una bronca de calibre bíblico. Una de las palabras que resonaron fue ‘vender el equipo’. La respuesta efectiva fue justo la contraria; no solo ha incrementado su inyección dineraria, sino que ha fichado a Fernando Alonso.

El único equipo que parece haber sido receptivo a Audi fueron los suizos de Sauber, encarnados en las pistas como Alfa Romeo. Esta formación vecina de Zúrich ha sido siempre una empresa pequeña pero fibrada, que tuvo sus momentos de gloria cuando se asociaron con BMW a principios de siglo. Desde entonces sus resultados han sido discretos y nunca ha sido un destino de especial apetencia por los mejores pilotos. Ni la marca ni el equipo ha dado detalles del muy posible pacto, pero se habla de la adquisición de un paquete accionarial mayoritario. En principio y mientras la marca Alfa Romeo siga poniendo nombre a la formación, se entiende que las pegatinas de los cuatro aros no serán visibles o no al menos dando nombre al equipo. Todo señala a que llegará un momento en que se deslinden de la tutela y motorización por parte de Ferrari, cuyos propulsores equipan en la actualidad y que ejerce una cierta influencia sobre la formación.

Audi, palabras mayores, llega a la Fórmula 1 y esto es siempre una gran noticia, todos ganan… al menos fuera del asfalto.

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