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Alquilar coches sin conductor y que te los manden por control remoto ya es una realidad

La comunicación entre el vehículo y su controlador se realiza por medio de tres antenas con emisión de datos a través de la banda comercial de 5G

Alquilar coches sin conductor y que te los manden por control remoto ya es una realidad

Un operario maneja de forma remota un coche de la flota de alquiler. | Halo.car

No es casualidad que esta nueva modalidad de entrega a domicilio de coches sin nadie al volante haya visto la luz en Las Vegas. Es precisamente en la base militar de Nellis, situada casi en el casco urbano de la ciudad, donde se sitúa el mayor centro de control de drones del ejército americano. Sus tripulantes viven en las cercanías, se visten como pilotos de combate, acuden a la base y manipulan drones a miles de kilómetros de distancia para volver a su hogar al acabar su turno. Pues algo similar ocurre con Halo.Car, una compañía de alquiler de coches que ejecuta una operación parecida con sus vehículos. A cambio de ochenta dólares el día completo, diez si se usan durante una hora, este servicio de rent a car envía sin nadie conduciendo uno de sus Kia Niro eléctricos a donde esté situado el cliente que lo solicite. 

La magia no reside en un conductor robotizado, una inteligencia artificial, o una miríada de sistemas de autocontrol, sino algo distinto: el control remoto. Cada coche ha de ser conducido por los clientes como un coche normal. De hecho, el arrendatario ha de manejar un volante y unos pedales. La gracia reside en que será un anónimo piloto el que lo conduzca hasta el punto de recogida sentado en una suerte de control casi calcado al de una consola de videojuegos. Conductor sí hay, pero está en otra parte, y lo manejará como el que lleva un coche de juguete… pero de juguete no tiene nada. 

¿Cómo funciona?

Seis cámaras distribuidas por todo el vehículo generan las imágenes de la pantalla que recibe el conductor remoto. Cinco de ellas apuntan hacia delante y los lados, y una hacia atrás. El software creado por la compañía une todas las señales, que entregan una visión de 360 grados, de los que el piloto virtual tiene acceso permanente e instantáneo a unos 210. Un leve toque en sus mandos le permitirán observar el resto de lo que rodea al Niro en una enorme pantalla curvada. Los conductores virtuales usan un volante Logitech, extraído del mundo de los videojuegos, y una pedalera igual que las que se utiliza en los simuladores de carreras. No hay automatismos, sino manejo a distancia.

Un operario maneja de forma remota un coche de la flota de alquiler. | Halo.car

La comunicación entre el vehículo y su controlador se realiza a través de tres antenas con emisión de datos a través de la banda comercial de 5G, con tres proveedores al unísono. El dispositivo alberga tarjetas de Verizon, Mobile y AT&T, principales operadoras de telefonía en Estados Unidos. En caso de caída de la red de una, o incluso dos de ellas, haya interferencias, o falle en una antena, siempre habrá al menos otra más de respaldo para garantizar un flujo de datos continuo. Es una táctica muy probada en equipos de televisión y que funciona de manera probada en las llamadas ‘mochilas 4G’. Desde hace años, las usan, entre otros, los reporteros de informativos conectadas a sus cámaras sin necesidad de cables de red, antenas parabólicas, o conexiones vía satélite.

Si la señal fluctúa, el software del sistema distribuye los datos entre las tres redes, que una vez sumados en destino suele ser bastante fiable. Una asignatura en la que trabaja Halo.Car es que el ordenador de a bordo que controla todo no está integrado en diseño original del vehículo, ocupa más de lo que les gustaría, y resta algo de espacio en el maletero. Trabajan para reducir su tamaño y poder colocarlo en el compartimento del motor. 

¿Se podría hackear?

La siguiente pregunta es: ¿podría cualquier adolescente en pijama y con un volante y pedales parecido, asaltar el sistema y llevarse el coche para darse un paseo virtual/real por la ciudad del pecado? Cuenta la leyenda que en los años 90, en los albores del Internet a través de módems telefónicos, dos trajeados funcionarios de la embajada norteamericana llamaron a la puerta de un domicilio de Barcelona. La madre de aquel mozalbete se llevó el susto de su vida cuando aquellos tipos le mostraron las credenciales del FBI. Al parecer, su retoño había movido ‘las alas’—en realidad paneles solares— de uno de sus satélites desde el ordenador que le habían regalado en las últimas Navidades.

Para evitar esto, Halo.Car ha desarrollado su propio software de gestión de seguridad, llamado Cerberus. Su propio ‘perro guardián de tres cabezas’ supervisa constantemente todas las conexiones celulares, así como el hardware y el software relacionados. Si detecta cualquier condición de riesgo se ejecuta una orden automatizada que detiene el vehículo. En ese momento el operador ha de reiniciarlo a distancia o enviar a alguien a solucionarlo si el problema persiste.

Uno de los vehículos que se manejan por control remoto. | Halo.car

Los clientes reciben los coches con las baterías cargadas, y en principio, las entregas y devoluciones se ciñen a un espacio limitado de Las Vegas. Se trata de la zona de los principales casinos y el aeropuerto McCarran, área que se irá ampliando cuando se superen el periodo inicial de pruebas. Durante esta última fase —hubo otros test previos—, un segundo vehículo seguirá al Halo.Car a una distancia prudencial mientras esté bajo control virtual, y será desactivado en caso de problemas. El servicio está plenamente operativo desde el domingo 15 de enero. El coche llega hasta el lugar donde el arrendatario desee recogerlo dentro de estos dos kilómetros cuadrados del límite inicial, y cuando decida dejar de usarlo, le basta con dejarlo aparcado. A partir de ahí, el conductor virtual de la compañía lo devolverá a la base para ser revisado y cargado de nuevo.

Un procedimiento poco invasivo

Se supone, tras las experiencias iniciales, que la terminal de salidas del aeropuerto será el destino final de la mayoría de ellos. Y hablando de destino final, todas las modificaciones realizadas en los vehículos de Halo.Car están diseñadas para ser reversibles, de modo que, una vez finalizada su vida útil como coche de alquiler, puedan devolverse a su estado original de fábrica para su reventa. Todos los accesorios necesarios se instalan y conectan mediante procedimientos poco invasivos para la arquitectura del vehículo. Por esto, pasados los tres años previstos de vida útil en servicio, pueden retornar al mercado de segunda mano sin que se aprecien alteraciones fuera de lo común en su fisonomía. 

Cada día resulta más complicado separar lo real de lo virtual. La línea que separa lo uno de lo otro, lo que ocurre dentro de un ordenador de lo que vive la ciudadanía es tenue y todo conduce a pensar que se acabará difuminando hasta desaparecer. Tanto como el estupor de aquella asustada madre barcelonesa, si su chaval le dijera: «Mamá, estoy ganándome la vida manejando máquinas desde la habitación». Cuenta la leyenda del satélite que el chaval que movió las alas del satélite fue fichado ipso facto por los servicios secretos y desde entonces se gana la vida en ello. Leyenda o no, tiene todo el sentido del mundo en este siglo XXI. 

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